Los recién nacidos no pueden sentarse ni levantar la cabeza, por eso la mejor opción para los primeros meses de vida de un bebé es ir tumbado en un capazo. Pero llega un momento en que todos los padres primerizos se preguntan cuándo deben cambiar al peque a la silla de paseo. Algunos desean que ese momento llegue cuanto antes para ¡mostrar a su precioso bebé!
De la tripita de mamá al capazo
El feto se desarrolla en el vientre de la mamá protegido en un entorno cerrado, al igual que sucede en un capazo, un espacio en el que duermen unas 18 horas diarias hasta que cumplen 3 meses. En ese habitáculo, de aproximadamente 70 centímetros, están tumbados sobre una base horizontal rígida de forma segura para su espalda y la calidad del sueño.
El diseño del capazo, con una gran capota y otros elementos de quita y pon, permite proteger al bebé del sol, el viento y la lluvia en los paseos al aire libre.
Señales para la transición
Poco a poco el bebé va adquiriendo fuerza, sostiene perfectamente la cabeza, es capaz de quedarse sentado e ¡intenta asomarse a través del capazo! Ha llegado el momento de pasarle a la silla de paseo. En general, los bebés ya han adquirido estas capacidades a los 6 meses de edad, pero como cada peque crece a un ritmo diferente, puede que antes ya esté preparado para dar ese gran paso.
Otra señal de que está preparado: cuando está tumbado y siempre quiere que le cojas para salir de ahí. También puede pasar que el capazo se le quede pequeño y tengáis que cambiarle a la silla sí o sí. Ante todo, no os precipitéis, es mejor esperar un poco más para aseguraros de que no se daña la espalda.
Con el cambio a la silla se multiplican los estímulos que recibe el bebé, algo muy beneficioso para su desarrollo. Sentado en ella tiene más capacidad de movimiento y explora todo lo que sucede en el entorno, potenciando su creatividad y el ¡entretenimiento!
Cochecitos dos en uno
La seguridad de vuestro hijo empieza eligiendo el cochecito adecuado para él, uno que esté homologado y cumpla las normas europeas, como el modelo dos en uno Chicco Urban, con un capazo que se convierte en una silla de paseo en unos segundos ¡y de forma sencilla! Este tipo de cochecitos al ser transformables resultan muy prácticos para el cambio del capazo a la silla, a la vez que nos permiten ahorrar espacio.
El carrito idóneo para el cambio del capazo a la silla debe ser ligero y robusto a la vez, para manejarlo y transportarlo con comodidad y dar estabilidad, y con la suficiente amortiguación para adaptarse a distintos terrenos. Otro de los detalles a considerar es si permite posicionar la silla tanto con el niño mirando hacia vosotros como de frente.
¿Se puede regular la altura del manillar? ¿Su respaldo se reclina y bascula? ¿Se pliega con facilidad para guardarlo en el maletero del coche? Si la respuesta es sí, entonces habéis encontrado el carro apropiado para vuestro hijo.