Las verduras y hortalizas son alimentos imprescindibles en la dieta de los niños, pero no siempre les gustan. Lo mismo ocurre con las legumbres o el pescado, que a unos les encantan mientras que otros, los aborrecen. Que los peques coman variado y, sobre todo, que disfruten mientras comen, debe ser uno de nuestros objetivos. Por eso, a continuación, te mostramos algunas pautas para conseguir que a los niños les gusten los guisantes, el brócoli, la merluza, las lentejas, las judías verdes…
Las verduras pueden ser divertidas
Muchas veces asociamos comer verduras con comer aburrido. Incluso los adultos. Y es normal que este mensaje inconsciente vaya calando en los más pequeños y acaben por no querer verlas ni en pintura. Lo primero que debéis hacer es ser positivos cuando habléis de los alimentos que no les gustan. No hace falta alabar las maravillas de la coliflor a diario, pero sí hablar de esos alimentos con naturalidad y desde un punto de vista positivo.
El modo en el que cocinamos los alimentos también influye mucho en el hecho de que nos entre por la vista o no, especialmente en los más pequeños. Unas acelgas hervidas o un trozo de merluza a la plancha es un plato menos apetecible que una tortilla de acelgas y unas croquetas de merluza. Echadle imaginación (internet es una fuente inagotable de ideas) y buscad nuevas recetas con esos platos que, hasta ahora, vuestros peques no querían. Hay que pensar en nuevas formas de cocinar los alimentos para hacerlos más sabrosos y atractivos.
A la hora de servirlos, tratad de no ofrecerles en la misma comida dos alimentos que detestan. Al contrario, os recomendamos servirlos junto a sus platos favoritos, aderezados como más les gusta. Por ejemplo, podéis prepararles unos macarrones con vegetales y salsa de tomate natural, unas hamburguesas de garbanzos, una quiche de espinacas y jamón dulce, empanadillas de bacalao, coliflor rebozada, verduras en tempura... El objetivo no es esconderlos, pero sí combinarlos y hacer un menú saludable e irresistible para cualquier paladar.
Los conozco, los pruebo
Estar familiarizados con los alimentos que se encuentran en la mesa es un paso más que contribuye a que se interesen por probarlos. ¿Cómo hacerlo? Involucrando a los peques en el proceso. El primer paso puede ser acompañaros a hacer la compra e incluso ayudaros a elegir por qué ingredientes decantarse pensando en qué plato prepararéis. Una de las máximas de la alimentación saludable es: más mercado, menos supermercado, ya que es la forma de comprar alimentos frescos y evitar los productos procesados. Así que, preparad la lista de la compra y ¡al mercado con los peques!
En casa podéis preparar juntos los alimentos que habéis comprado. Los niños, desde bien pequeñitos, están deseando ser más autónomos y pueden hacerlo ayudándonos en la cocina. Lavar las frutas y hortalizas, mezclar los alimentos, amasar, remover o dar forma a las croquetas son solo algunas de las cosas que pueden hacer para ayudarnos.
Participando en el proceso del menú familiar, los niños están asociando, sin darse cuenta, los alimentos que a priori no les gustan con actividades divertidas, como hacer la compra con mamá y papá y preparar los alimentos y cocinarlos. Cuando luego se encuentren ese plato, que se ha preparado con su ayuda, en la mesa ¿podrán resistirse a probarlo?
Buenas prácticas en la mesa
Para que vuestros peques coman verduras, hortalizas y pescado debéis predicar con el ejemplo y comerlos vosotros también. Puede parecer una obviedad, pero no suele tener demasiado éxito servir para ellos brócoli con patatas si vosotros os coméis una pizza.
Comer todos juntos, en un ambiente relajado, es muy beneficioso
Si os ven comer alimentos saludables de manera habitual, se interesarán por ellos y querrán probarlos. Para que esto ocurra es importante que os sentéis juntos en la mesa, siempre que sea posible. Disfrutar de un rato en familia mientras coméis es algo que vuestros peques agradecerán y contribuirá a que se interesen por esos alimentos que no les gustan demasiado.
Para que la hora de la comida sea un éxito, hay que tratar que estén lo más cómodos posible pero que tengan los alimentos a su alcance. Para ello, Chicco dispone de una trona con un respaldo ancho y confortable, regulable y reclinable. La trona Pocket Meal se pliega fácilmente y es muy práctica para transportarla, por lo que resulta ideal para comer en casa de amigos y familiares.
Otra buena práctica a la hora de comer es tener una actitud relajada y sin tensiones. Aunque no coman. Hacer de las comidas un enfrentamiento no va a cambiar el hecho de que no quieran comer esos alimentos en concreto, al contrario, pueden acabar cogiéndole manía a un plato. Si les ofrecéis alimentos de calidad, no debéis preocuparos por la cantidad que ingieren. Algunos niños, tal y como sucede con los adultos, son más comilones y otros, menos. Pero los niños son capaces de regular la cantidad de comida que ingieren.
Son muchas las estrategias de marketing casero para lograr que los peques coman verduras. Con paciencia, imaginación y voluntad muchos de esos alimentos que ahora no quieren comer acabarán por formar parte de su dieta.
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