Hoy es un día decisivo para el caso Juana Rivas, una historia con luces y sombras de la que habla toda España. La Audiencia de Granada acaba de pronunciarse sobre si suspendía la sentencia del Juzgado de Primera Instancia 3 de Granada, por la que la madre está obligada a entregar a los hijos de ambos a su exmarido, Francesco Arcuri, un italiano condenado por maltrato en 2009. La justicia no le da la razón. Se decreta que deberá llevar a los niños con el padre en un plazo de tres días.
La madre se encuentra en paradero desconocido junto a sus dos hijos, de 11 y 3 años, desde el pasado 26 de julio, cuando incumplió por primera vez la orden judicial de entregar a sus hijos al padre. El martes pasado debía volver a acudir ante el juez, pero otra vez no se presentó por lo que fue dictada una orden de detención para la madre, actualmente en busca y captura.
¿Secuestra o protege a sus hijos?
Sobre ella pesa una orden de detención por presunto secuestro de menores interpuesta por su exmarido, pero ¿realmente se puede hablar de secuestro o lo que está haciendo es proteger a sus hijos de un maltratador?
Juana ha declarado en los medios que "si los niños vuelven a Italia sin mi protección no habrá nadie para protegerlos, y si vuelvo yo a Italia para defenderlos de su padre mi integridad está en serio peligro".
Las opiniones sobre el caso están divididas. Por un lado las redes se han volcado en apoyar a la madre a través del movimiento #JuanaEstáEnMiCasa reclamando medidas efectivas de protección contra la violencia machista. Se habla de la doble victimización que suele darse en estos casos en los que la mujer es víctima de malos tratos y a la vez, del sistema judicial.
Según la responsable del Centro de la Mujer de Maracena (la localidad donde vive Rivas), Paqui Granados, el de Juana es un caso claro en el que “justicia y legalidad no siempre van de la mano”.
Del otro lado, se sitúan los defensores de la custodia compartida y quienes se preguntan si una vez cumplida la condena, no tiene derecho el padre a la custodia compartida o en cambio, debe perder para siempre la patria potestad sobre sus hijos.
Crónica de una historia con luces y sombras
El caso está sumido en un enrevesado proceso jurídico en el Juana no ha salido bien parada y ha acabado con una orden de arresto.
En 2009, un fallo del juzgado de lo penal 2 de Granada, condenaba al padre a tres meses de prisión (que no tuvo que cumplir) por un delito de "lesiones en el ámbito familiar".
Tras la denuncia por malos tratos y la separación de la pareja, el padre podía visitar a su hijo (todavía no había nacido el segundo) un fin de semana alterno y la mitad de cada periodo vacacional.
Tres años después, en 2012, el padre vuelve a Italia con el niño. Juana viaja para recuperarlo y vuelven a España.
Al año siguiente, ella volvió a darle una oportunidad y retomaron la relación en Italia, donde nace su segundo hijo. A pesar de recibir continuos maltratos, según ha declarado, nunca se atrevió a denunciar allí.
En julio de 2016 aprovechó unas vacaciones para volver a España con sus hijos, pero no regresó. El padre puso una denuncia por sacar a los dos niños de Italia sin su permiso y la madre una por malos tratos en Granada.
El juzgado de primera instancia 3 de Granada acordó en diciembre que los niños habían sido "sustraídos" ilegalmente por la madre y que debían volver con su padre a Italia. Juana Rivas presentó un recurso pero la justicia no le dio la razón, alegando que "No cabe tomarse la justicia por propia mano".
El 26 de julio la Audiencia Provincial de Granada ordena a la madre de los menores que los devuelva con su padre, pero no se presentó a la cita judicial.
El 28 de julio el padre denunció a Juana por tres delitos: sustracción interparental de menores, desobediencia a la autoridad judicial y violencia psicológica habitual contra los hijos.
Hace dos días, la madre volvió a no acudir a la cita judicial, por lo que fue decretada su detención.
Simultáneamente al proceso penal, la Audiencia de Granada se pronunció hoy en contra de Juana Rivas sobre la nulidad de la sentencia que la obligaba a entregar a sus hijos.
Los abogados de la madre aseguran que van a presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.
Los niños, lo más importante
La madre asegura que sólo protege a sus hijos. El padre niega el maltrato; lo reduce a una discusión en la que "se agredieron mutuamente, propinando el denunciado a su pareja varios empujones y arrastrándola por el suelo" (según la sentencia) y asegura que aceptó la condena de tres meses de cárcel para agilizar el proceso judicial y poder ver antes a sus hijos.
Lo cierto es que nadie, excepto Juana y Francesco, conoce toda la verdad sobre la historia, sólo lo que nos llega de los medios de comunicación. En lo que sí todos coincidimos es en que lo más importante aquí es salvaguardar a los niños.
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