Ir al hospital a parir con la esperanza de ver en unas horas a tu bebé y que la situación se tuerza volviendo a casa sin él debe ser lo más duro que le pueda pasar jamás a una pareja (no quiero ni imaginarlo).
Si además queda la sensación de que todo habría sido de otra manera si en el hospital hubieran actuado de modo diferente el sentimiento que queda, sea el que sea, debe ser doble.
Algo así le sucedió a María del Mar. Acudió al hospital en Octubre del año pasado a ser madre tras tres tratamientos de reproducción asistida. La primera vez acabó en aborto, la segunda resultó fallida y en la tercera ocasión ingresó en La Arrixaca para que le indujeran el parto con 40 semanas de gestación,.
Al día siguiente del ingreso entró en la sala de dilatación. “Las horas fueron pasando y casi no dilataba así que me dieron oxitocina. Pero daba igual, porque la niña tenía la cabeza alta y no se puso en la posición del parto en todo el día”, comenta ella.
A las ocho de la tarde el monitor empezó a mostrar alteraciones del ritmo cardíaco. La matrona avisó al ginecólogo pero “no hicieron nada, y yo cada vez estaba más preocupada. Les pedía que me hiciesen una cesárea y me ignoraban. Me cerraron la puerta, porque decían que estaba poniendo nerviosa a la gente”.
La matrona avisó a los ginecólogos hasta en dos ocasiones más. María del Mar y su pareja pidieron explicaciones: “A las diez nos dijeron que todo era normal, que no había por qué hacer una cesárea urgente y que se iban a cenar”. Pero media hora después “los monitores bajaron a 45 pulsaciones, y las matronas se pusieron nerviosas. Empezaron a llamar a los ginecólogos al busca”.
A las 23:30 le realizaron una cesárea: “Llegaron sin prisas, riéndose y diciéndome que no me preocupase”. Cuando María del Mar despertó su hija ya no estaba con ella. “Pregunté por ella y me dijeron que estaba con la pediatra, que en seguida venía la doctora. Cuando llegó, me contó la verdad. Me enteré de que mi hija estaba muerta delante de todas las madres con sus hijos recién nacidos. Fue el colmo de la deshumanización”.
Maria del Mar fue ingresada en Psiquiatría y continúa bajo tratamiento. Ella y su pareja han presentado una querella criminal contra el equipo médico que la atendió y se han puesto en manos de la Asociación de Víctimas de Negligencias Sanitarias.
Esta historia, si realmente fue como está contada, es desgarradora y cruel. Me cuesta mucho ponerme en el lugar de estos padres, por el sufrimiento que deben haber pasado y el que les queda por pasar. Me cuesta porque no quiero imaginarlo. Prefiero no hacerlo. Estas situaciones deberían ser irrepetibles.
Vía | La verdad
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