Imaginaos el drama que puede suponer para un niño pequeño perder su muñeco favorito, su objeto de apego; aquel que le acompaña desde el día en que nació. Eso le ha ocurrido a Manuel, un niño madrileño de 22 meses que el pasado sábado perdió a su mascota Kiki, un peluche con forma de pollito.
En cuanto sus padres se dieron cuenta de lo ocurrido, buscaron a Kiki por todos los rincones posibles, e incluso han pedido ayuda a través Twitter, sin llegar a imaginar la ola de solidaridad que se desencadenaría por el peluche perdido de su pequeño.
Una curiosa y emocionante historia
Manuel no tiene todavía los dos años, y para un bebé de su edad, perder el objeto de apego que le acompaña desde que nació es un verdadero drama. Sus padres lo saben, y por eso, cuando el pasado sábado se dieron cuenta a la vuelta de su paseo de que Kiki no estaba, hicieron todo lo que estaba en sus manos para recuperarlo.
Según podemos leer en el diario El Mundo, su padre preguntó a los vecinos del barrio y al personal de limpieza del ayuntamiento, también lo buscó en bares, parques, calles, estaciones... Pero no había ni rastro del pollito de peluche de su hijo. Así que decidió publicar la historia en su cuenta de Twitter, con la esperanza de que encontrar ayuda para localizar a un nuevo Kiki.
El mensaje rápidamente se volvió viral, y fueron más de 7.000 personas las que retuitearon la petición desesperada de este padre, que además obtuvo cientos de respuestas de ánimo y mensajes de apoyo al pequeño Manuel. ¡Incluso la Guardia Civil se hizo eco de esta historia!
Por su parte, Juguetes Famosa, creadora de Kiki, se ha puesto en contacto con Sergio para comentarle que aunque el peluche de su hijo ya está descatalogado, van a intentar buscar un ejemplar igual, ofreciéndole mientras tanto otras alternativas:
La importancia del objeto de apego
Es habitual que los bebés sientan especial cariño por un objeto en particular al que se encuentran muy aferrados. Es el llamado objeto transicional, también conocido como objeto de consuelo u objeto de apego.
Puede ser un muñeco, un peluche, un osito, una mantita, un cojín... Generalmente, es un objeto de textura suave, lo que nos recuerda la teoría de la madre suave, que habla de la necesidad innata de las crías de apegarse a un objeto suave para sentirse protegidos.
El objeto transicional se vuelve tan importante en la vida del pequeño que le acompaña durante la mayor parte del día, lo busca cuando necesita consuelo y se vuelve imprescindible a la hora de dormir. Es algo que le brinda seguridad. Representa el apego que el bebé siente con sus padres y le ayuda a controlar la ansiedad de la separación.
No todos los niños adoptan un objeto transicional en su infancia, pero para quien lo hace, el objeto en cuestión se convierte en una parte muy importante de su vida, y cuando falta o se pierde es motivo de profunda tristeza.
En la historia de Kiki, muchos internautas han aconsejado a Sergio que diga la verdad a su hijo, para que aprenda a gestionar la frustración, a vivir el duelo de la pérdida y entienda que en la vida no siempre se puede tener de todo.
Pero este padre, que conoce perfectamente la importancia que tiene para su bebé el objeto de apego, no se resiste a seguir buscando al peluche original, y lógicamente se le rompe el alma cada vez que escucha llorar a su niño llamando a su fiel amigo de peluche.
Y mientras aparece, otros usuarios han compartido con él diversos trucos y consejos para hacer a su pequeño más llevadera la espera. ¡Ojalá el pollito pueda regresar pronto a los brazos de Manuel!
Fotos | @sergiobaster1
Vía | El Mundo
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