Existen muchas características que al parecer son comunes entre las personas que pertenecen a la generación Z. Una de ellas es que no entienden un empleo como una actividad a la que puedan dedicar absolutamente todo su tiempo y sin ningún tipo de flexibilidad, dejando de lado sus amigos, sus aficiones, viajar o cuidar su salud mental.
Sin embargo, este rasgo puede chocar con lo que otros pueden entender como "desapego" o "falta de compromiso" con el trabajo. Es fácil entenderlo con un vídeo de Instagram que se ha hecho viral, en el cual vemos a una chica en una videollamada con su jefe y otras compañeras de trabajo.
En este vemos como la chica que está hablando al principio se encuentra muy cómodamente sentada, con los brazos extendidos mientras que le hacen la manicura. Aunque ella empieza hablando tranquilamente sobre los buenos datos de ventas, su jefe rápidamente le pregunta en dónde se encuentra y ella responde con el nombre del salón. "¿Durante las horas laborales?", vuelve a preguntar, a lo que la chica responde que en ese momento está en un sitio tranquilo en el que puede trabajar porque no hay nadie, y que está en "modo multitasking" e incluso enseña a través de la cámara el aspecto de sus uñas mientras que las demás compañeras no salen de su asombro.
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Al final, la jefe pide a las demás un momento para hablar en privado con la chica en cuestión, quien al parecer no termina de entender el motivo de su reacción. Por cierto, el vídeo, que suma más de 27,6 millones de visualizaciones y más de 570.000 "me gusta", fue compartido en el perfil del salón de manicura, @honesthourkl, lo que le ha supuesto la mejor campaña de publicidad que podría haber imaginado.
Flexibilidad total: una prioridad para los empleados de la generación Z
La Generación Z son aquellas personas nacidas a finales de la década de 1990 e inicio de los 2000 y los primeros considerados como una "generación global" por la cantidad de información que han recibido desde su adolescencia gracias a la omnipresencia de internet en sus vidas.
No tienen miedo a los cambios y mucho menos a nivel laboral. Un informe realizado por LinkedIn y CensusWide y publicado en CNBC afirma que alrededor de un 70% de los jóvenes pertenecientes a este grupo contempla cambiarse de trabajo en un lapso de tiempo relativamente corto. Los motivos son simples, pero atienden a sus prioridades: obtener un salario más alto, un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, oportunidades de crecimiento profesional y acuerdos de trabajo flexibles.
Sus expectativas se basan especialmente en lo que pueden aprender en un trabajo y en los proyectos en los que pueden participar, según El informe INTOO Unlocking Organizational Success Report 2024. Este apunta que si un empleado de la Gen Z no ve oportunidades de crecimiento, no está muy motivado y no se siente lo suficientemente valorado, se va rápidamente. Por eso "el retener talento es un problema mayor de lo que podría esperar".
Ellos tienen el ejemplo de sus padres y abuelos, que generalmente apenas han cambiado de trabajo, han cumplido horarios estrictos que han ocupado la mayor parte de su vida y esta generación no está dispuesta a seguir su ejemplo. Su mantra es "trabajar para vivir y no vivir para trabajar" y tener tiempo libre es prioritario. Por eso la flexibilidad es un punto neurálgico en el que pueden llegar a chocar empleados y empleadores. Volviendo al ejemplo del vídeo, la subalterna entiende que mientras esté cumpliendo con su trabajo, puede estar en cualquier sitio y haciendo otras cosas que no necesariamente tienen que ver con su actividad, mientras la jefe espera que durante su jornada laboral ella esté en su escritorio.
Lo ideal sería extender puentes que faciliten el entendimiento entre unos y otros, para que las reglas del juego claras y los esfuerzos se concentren en buscar los mayores beneficios para ambas partes. Como bien apunta Imma Catalá, directiva de BBVA, "La realidad es que las generaciones no son tan diferentes… el riesgo fundamental reside en no corregir los posibles sesgos en torno a la edad. Está presente en nuestras actitudes y en nuestro lenguaje, y se extiende a todos los ámbitos de la sociedad. Puede discriminar a personas de cualquier edad, pero es más común que afecte a los más mayores y a los más jóvenes. Por ello consideramos importante combatirlo en los entornos laborales, ya que puede tener consecuencias sobre el bienestar social y económico de las personas".