Para muchas personas, la parte que resulta más difícil a la hora de buscar alcanzar alguna meta o realizar una tarea, es empezar. Y es que hay ocasiones en las que no tenemos la motivación o la convicción suficiente para dar el primer paso, cayendo en el error de procrastinar o de ir aplazando lo que queremos lograr.
Esto me sucedía a mi con mucha frecuencia, hasta que hace tiempo encontré un método -simple pero aparentemente muy efectivo- que ayudaba a superar esos obstáculos mentales que nos impiden pasar de la idea a la acción.
Así fue como encontré la regla de los cinco segundos, que decidí poner a prueba y sorprendentemente ha funcionado, ayudándome a cumplir mis metas y transformando mis intenciones en realidades.
Cinco segundos para la acción
Concebida por Mel Robbins, autora, conferencista y oradora motivacional, la regla de los cinco segundos consiste en hacer un conteo que nos motive a tomar acción en el momento en que pensemos en algo que debemos o queremos hacer.
"Si tienes el instinto de actuar en un objetivo, debes moverte físicamente en cinco segundos o tu cerebro lo eliminará. En el momento en que sientas un instinto o deseo de actuar en un objetivo o compromiso que deberías cumplir, utiliza la regla", explica Mel en uno de los vídeos donde comparte el método. "Si no te mueves en cinco segundos, tus hábitos mentales toman el control y anulan tu instinto de cambiar, innovar o salir de tu zona de confort".
Poner esta regla en práctica es muy sencillo: basta con decirnos mentalmente o en voz alta "cinco, cuatro, tres, dos, uno" e inmediatamente comenzar a hacer lo que sea que tengamos en mente, que puede ser desde iniciar un proyecto nuevo, comenzar una rutina de ejercicios u ordenar la casa, hasta cosas más sencillas que en ocasiones nos cuesta realizar, como levantarnos de la cama o hacer una llamada que hemos estado postergando.
En resumen, usar esta cuenta regresiva nos ayuda a pasar de la idea a la acción, gracias a que deja poco espacio para el miedo y las dudas e inseguridades que suelen invadirnos cuando comenzamos a sobrepensar las cosas.
La regla de cinco segundos venció mis pretextos
En mi experiencia y al menos hasta donde la he probado, sí. Personalmente siempre he sido una persona que tiene muchas ideas con frecuencia, pero que pocas veces las ponía en práctica, ya sea por miedo, dudas o por el famoso síndrome del impostor.
Mi principal freno es precisamente lo que explica Mel: el detenerme a pensarlo demasiado o incluso el decirme que "lo haría más tarde" - que por supuesto no sucedía porque siempre había algo más por hacer. Con la regla de los cinco segundos dejaron de sucederme estas pausas eternas y comencé a sobrepensar menos y actuar más.
En mi caso en particular, me ha resultado efectiva cuando me siento insegura o indecisa sobre hacer algo: cada vez que siento que mis pretextos comienzan a ser más grandes que mis ideas, recuerdo la regla de cinco segundos. Primero comencé con cosas pequeñas, como levantarme de la cama en las frías mañanas invernales y ejercitarme por unos minutos cuando no tenía muchas ganas de hacerlo, para luego ponerla en práctica en cosas relacionadas con mi trabajo y proyectos personales, ayudándome a ser más productiva.
Lo que más me ha encantado de esta regla, es que además de que no requiere de nada especial para comenzar a usarla, podemos ponerla en práctica en muchísimos momentos y situaciones además de las que he mencionado, desde responder un email u ordenar algo que tengamos pendiente, hasta emprender un nuevo proyecto o tener una conversación importante.
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