Es un fenómeno que experimenta el 90 por ciento de las personas, y para algunas resulta realmente muy molesto tener el constante run-run de una canción que se queda atrapada en la cabeza. A mí me pasa, incluso cuando duermo, con canciones que se repiten dentro de mí en bucle. Hace días que 'Si No Estás', el mega éxito de Iñigo Quintero, tiene secuestrado mi cerebro, y se resiste a liberarlo. Al parecer, no me pasa solo a mí: fuera de mi cabeza tampoco paro de escuchar a otras personas cantarla.
Algo tendrá, y la ciencia lo confirma. El psiquiatra alemán Cornelius Eckert se ha dedicado a estudiar este extraño fenómeno, al que en 1979 le puso el nombre de "Ohrwurm", que significa literalmente "gusano en el oído". Ha identificado un segmento de música en bucle que suele durar unos 20 segundos, que llega automáticamente a tu conciencia y sigue sonando una y otra vez.
El Dr. David Silbersweig, presidente de psiquiatría en el Brigham and Women's Hospital de Boston y profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard, explica los efectos neurobiológicos de la música y por qué ciertas canciones se reproducen insistentemente en nuestras cabezas.
No todas las canciones tienen este poder. Hay ciertas características musicales que hacen que las canciones tengan más probabilidades que otras de convertirse en "gusanos en tu oído". Por ejemplo, las repeticiones de la pieza, si hay una mayor duración de ciertas notas, si los intervalos entre las notas son más pequeños. Sin dejar de lado la carga emocional. Hay canciones que nos provocan mayor emoción que otras, conscientemente o no; o canciones asociadas a un recuerdo concreto, que la mayoría de las veces son las que se nos quedan más grabadas a fuego.
"Ohrwurm", que significa literalmente "gusano en el oído" es un segmento de música en bucle que suele durar unos 20 segundos, que llega automáticamente a tu conciencia y sigue sonando una y otra vez.
Un bucle fonológico en nuestro cerebro. Pero no son solo las características de las canciones, sino también cómo reacciona a ellas nuestro cerebro. Imágenes de resonancia magnética funcional han identificado que existe una participación de la corteza auditiva en el lóbulo temporal del cerebro que sustenta la percepción musical, y conexiones entre esa corteza y áreas profundas del lóbulo temporal, como el hipocampo o la circunvolución parahipocampal, que son importantes en la codificación y recuperación de la memoria.
Este proceso permite mantener algo en la mente, como si fuera un bloc de notas mental, durante un determinado número de segundos. Lo que sucede es que las conexiones en nuestro cerebro relacionadas con ciertas áreas que respaldan estas funciones se "atascan" y se crean recuerdos musicales en bucle.
Hay investigaciones que sugieren que las personas que tienen dificultades con la memoria de trabajo, como las que sufren de trastorno por déficit de atención, lo experimentan menos. Mientras que las personas con trastorno obsesivo-compulsivo, donde existen estos bucles que se reproducen involuntariamente en sus cabezas, pueden ser más propenso al gusano en el oído.
Una cuestión evolutiva. Además, no debemos olvidar que la música es un código universal, y que está involucrada desde la prehistoria en nuestra cultura, utilizándose muchas veces junto con la rima antes de la palabra escrita para ayudar a la gente a recordar historias orales. Y de alguna manera, nuestros cerebros evolucionaron para recordar estas asociaciones y estos fragmentos.
Cómo deshacernos del gusano. Para deshacernos de esta reproducción en bucle, el experto sugiere distraernos, llevar al cerebro en otra dirección, realizando otras actividades que requieran el uso de estas áreas, circuitos y funciones del cerebro
Por ejemplo, algunas personas recomiendan técnicas de meditación: dejarse llevar y no concentrarse demasiado en ello, mientras que otros sugieren tocar música real, porque así puedes reemplazar lo que se te ha quedado atrapado en la cabeza con otra cosa.