Según los primeros sondeos a pie de urna, los votantes del referéndum celebrado ayer en Irlanda habrían dado un amplio apoyo para liberalizar la legislación vigente sobre el aborto, una de las regulaciones más restrictivas de Europa.
En un país preponderantemente católico y conservador, de confirmarse las encuestas, sería un resultado histórico que representa un cambio de mentalidad de la sociedad irlandesa. La mayoría de los votantes han sido mujeres y jóvenes.
¿Qué se votó en el referéndum?
El electorado irlandés debía pronunciarse sobre si mantener o modificar la Octava Enmienda de la constitución, que solo permite el aborto en circunstancias excepcionales, como cuando la vida de la madre corre peligro, que incluye la amenaza de suicidio (modificación aprobada en 2013), pero no contempla casos de incesto, violación o malformaciones del feto.
Viajan al exterior para abortar
Desde el año 2014, se han llevado a cabo 77 abortos legales en Irlanda, lo que no quiere decir que solo ese número de mujeres haya abortado.
Se calcula que unas 3.500 mujeres viajan al año a Reino Unido para abortar (allí es legal hasta las 24 semanas de gestación) y 2.000 mujeres adquieren ilegalmente píldoras abortivas en Internet, arriesgándose a penas de cárcel.
La interrupción voluntaria del embarazo es un asunto muy controvertido. Siempre que se plantea un cambio en la legislación de algún país (como sucedió en España en 2013) se genera una gran polémica por los dilemas éticos que rodean al aborto.
Un cambio histórico
Los resultados definitivos del referéndum, que ha contado con una gran participación ciudadana, se conocerán por la tarde de hoy sábado, pero todo apunta a que Irlanda está frente a un cambio histórico en cuanto a la regulación del aborto en ese país.
De darse el sí definitivo, el Parlamento deberá aprobar una nueva legislación. El borrador de la propuesta presentada contempla el aborto legal para todas las mujeres en las primeras 12 semanas de gestación, y hasta las 24 semanas si la vida o la salud de la madre estuvieran en riesgo o si el feto no pudiera sobrevivir fuera del cuerpo de la madre. Con esta modificación, la normativa irlandesa se equipararía con las de los principales países europeos.
Vía | El País
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