Ha roto todas las estadísticas que marcan la media de natalidad en ese país en un 3,1 hijos por mujer. Pero más allá de eso, lo curioso es que asegura que si pudiera volver el tiempo atrás no tendría ni un solo hijo.
Desde luego, no todas las mujeres vivimos la maternidad de la misma forma. Mientras que para algunas es motivo de gozo, para otras es un suplicio, dependiendo de las circunstancias de cada una.
Shanta Maya, la madre nepalí, confiesa que su vida ha sido puro sufrimiento. “Sólo yo sé cuánto dolor he tenido que soportar", se lamenta. Pertenece a la casta de los sastres, una de las más bajas del Nepal hindú, y ha dado a luz completamente sola en la casa más alejada del pueblo, sin la asistencia de una matrona ni la de su marido.
Su primer hijo murió, luego nació una niña y luego se le han muerto siete hijos seguidos. De los 25, un solo bebé nació muerto y los otros 17 murieron con hasta 10 meses de vida. Se viva donde se viva y como se viva, para cualquier madre es un dolor tremendo ver morir a un hijo, imaginaros a dieciocho. Hay que ser muy fuerte para sobrevivir a ello.
Sin embargo, me extraña que los siete hijos vivos, que no son poca cosa, no le den motivos para creer en la maternidad. Que una mujer que ha tenido 25 hijos se arrepienta de haber sido madre es, al menos, paradójico y triste.
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