Normalmente estamos acostumbrados a que una vez que empezamos a introducir alimentos distintos a la leche materna en la dieta del bebé estos se le den, al menos al comienzo, en forma de papilla o puré.
Sin embargo ahora pareciera que está costumbre no es del todo acertada, al menos esa es la opinión de una experta nutricionista, Gill Rapley, subdirectora de la Iniciativa para los Bebés de UNICEF en el Reino Unido.
Según Rapley alimentar a los bebés con este tipo de alimentos es antinatural e innecesario y afirma que incluso este tipo de alimentos podría causar problemas de salud en el niño más adelante en la vida.
Algo en lo que todos concuerdan es que los bebés deben ser alimentados los primeros seis meses exclusivamente con leche. Algunos expertos como Rapley recomiendan después de los seis meses introducir alimentos sólidos con el objeto de controlar mejor la cantidad de alimentos que deben ingerir y además evitar que el niño se torne quisquilloso a la hora de comer, sin embargo otros piensan que la introducción de sólidos debe ser de forma gradual, pues el bebé puede tener alguna dificultad para ingerirlos.
Según Gill Rapley los purés o papillas pueden ocasionar problemas de nutrición más tarde en la vida pues los niños alimentados de esta manera tienen poco control en la cantidad de alimento que ingieren. Además agrega que los hace vulnerables al estreñimiento y este tipo de alimentos además puede retrasar la capacidad para masticar del niño.
Sin embargo para otros especialistas como Jessica Lorenzo, experta en nutrición de la Universidad de Buenos Aires los sólidos se deben introducir gradualmente entre el sexto y décimo mes, ya que a pesar de que los movimientos masticatorios del niño empiezan a partir del sexto mes, aún no existe la capacidad de movimientos rotatorios de la mandíbula.
Según la noticia en lo que si coinciden ambas especialistas, es que hoy en día la industria de alimentos para bebés ha hecho que muchas madres acostumbren a los niños a alimentarse sólo o mayormente con purés, colados, picados, y papillas, lo que a la larga puede ser perjudicial para el niño.
En mi opinión que no soy experta en nutrición, cada bebé tiene su ritmo, algunos tienden a rechazar más los sólidos que otros y las madres aprendemos a conocer a nuestros pequeños incluso en estos detalles y lo importante es lograr que al año, el niño sea capaz de compartir la comida con el resto de la familia.
Vía | BBC mundo