Los virus de la bronquiolitis y la neumonía, causantes de las principales infecciones respiratorias en bebés y niños de corta edad, siempre han estado en el punto de mira de los científicos e investigadores, que llevan tiempo tratando de dar con una vacuna que los frene.
Hasta entonces, los avances no habían arrojado resultados definitivos pero un último estudio llevado a cabo por el Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III, en colaboración con la Geisel Medical School de Estados Unidos, podría indicar que la ciencia está por fin muy cerca de desarrollar estas vacunas.
Dos virus diferentes
La nueva investigación, publicada en "Nature Communications", ha encontrado diferencias entre el virus respiratorio sincitial (VRS) y el metaneumovirus (MNV), dos virus muy parecidos tanto clínica como biológicamente causantes de la bronquiolitis y la neumonía, respectivamente.
Los investigadores han podido demostrar que la protección frente a las infecciones de ambos virus se debe principalmente a anticuerpos que se unen a una de las proteínas del virus llamada "proteína de fusión F", cuya misión es facilitar la entrada de estos virus en las células.
En este proceso de entrada, la proteína de fusión F cambia su forma de prefusión (antes de la entrada en la célula) a postfusión (después de la entrada). Pero la unión de los anticuerpos neutralizantes y esta proteína impide que esos cambios se produzcan y, por lo tanto, imposibilitan la entrada del virus y la infección.
Hace 5 años se demostró que los anticuerpos neutralizantes que protegen frente a las infecciones por el VRS reconocen principalmente a la forma prefusión de esa proteína, lo que llevó a las compañías a centrar sus esfuerzos en desarrollar una vacuna frente al virus VRS.
Según nos explicaba Armando en este artículo hace unos meses, el llamado "Consorcio Europeo VRS" lleva tiempo buscando desarrollar dos vacunas que disminuyan el número infecciones respiratorias graves en niños. Una de estas vacunas sería para administrar a los bebés, y la otra para administrársela a las mujeres embarazadas y que funcionaría del mismo que la vacuna de la tos ferina: creando anticuerpos en la mujer que serán traspasados a los bebés para que nazcan con una cierta inmunidad frente al virus VRS.
Pero ahora, los investigadores han visto que la estructura de la proteína F del virus MNV en su forma de prefusión, y del virus VRS no son exactamente iguales, por lo que las dianas a las que deben dirigirse los anticuerpos que neutralizan los virus, son distintas en uno y en otro caso.
Según José Antonio Melero, profesor del Centro Nacional de Microbiología,
"La buena noticia es que los sitios de la proteína F a los que se unen los anticuerpos que neutralizan la infectividad del metaneumovirus (MNV) son más estables que los del virus respiratorio sincitial (VRS) y, por ello, puede esperarse que sea más fácil diseñar una vacuna eficaz frente al metaneumovirus que frente al virus respiratorio sincitial"
Dos enfermedades respiratorias frecuentes
El virus VRS causa entre el 60 y el 80% de las infecciones respiratorias graves en bebés, y es también el principal causante de la bronquiolitis, una enfermedad que en la mayoría de los casos requiere de ingreso hospitalario.
Por su parte, la neumonía provocada por el virus MNV es la principal causa de muerte de los menores de cinco años en todo el mundo, siendo los niños de los países con menos recursos los que más sufren sus terribles consecuencias.
Según el portal de salud Infosalus, el número de afectados anualmente por el virus VRS (bronquiolitis) es de 34 millones, y de entre cinco y ocho millones los afectados por el virus MNV (neumonía).
Pero estos virus no sólo son graves en bebés y niños de corta edad, ya que también los ancianos, adultos o niños inmunodeprimidos pueden llegar a enfermar de gravedad si contraen estas enfermedades.
Con la llegada del frío las enfermedades respiratorias aumentan, pero por el momento, y hasta que se desarrollen las ansiadas vacunas, lo único que podemos intentar es prevenir su contagio manteniendo unos buenos hábitos de higiene, ventilando con frecuencia nuestro hogar y evitando que los niños compartan chupetes, tetinas u otros utensilios. Además, es importante no exponer al recién nacido o al bebé a entornos de humo, y procurar que no esté cerca de personas que tosan o estén resfriadas.
Foto iStock
Vía Infosalus
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