Tal vez a ti también te haya pasado: y es que, muchas personas se sienten frustradas al ver que, a pesar de sus esfuerzos en el gimnasio o de realizar actividad física de forma regular y constante, no consiguen perder peso como esperan.
Y es que, en realidad, la actividad física no siempre se traduce en una quema de calorías proporcional ni, mucho menos, en un descenso significativo del peso corporal. Este fenómeno es conocido como la "paradoja del ejercicio", y entenderlo puede ayudarnos a redimensionar la verdadera función del ejercicio en nuestras vidas.
¿Por qué el ejercicio no quema tantas calorías como creemos?
El antropólogo Herman Ponzer ha liderado investigaciones en torno a esta paradoja, y sus estudios sobre la tribu Hadza, un grupo de cazadores-recolectores en Tanzania, revelaron un hallazgo asombroso.
Y es que, a pesar de que los miembros de esta tribu llevan un estilo de vida físicamente activo, queman una cantidad de calorías similar a la de las personas sedentarias en las sociedades industrializadas, como en la ciudad de Nueva York. Esto contrasta con la creencia común de que los niveles de actividad física alta necesariamente implican un gasto de energía elevado.
Ponzer y su equipo llegaron a esta conclusión tras medir el consumo de energía de los Hadza utilizando el método del "agua doblemente marcada", que calcula la producción de dióxido de carbono en función de isótopos específicos en la orina.
Los resultados mostraron que, de media, las mujeres Hadza quemaban unas 1.877 calorías al día y los hombres unas 2.649, cifras comparables con las de los adultos en países desarrollados (en el siguiente gráfico podemos observar los resultados):
Este estudio sugiere que nuestro cuerpo tiene la capacidad de "ajustar" el gasto calórico diario, incluso cuando nos ejercitamos. Así, en lugar de quemar continuamente más calorías a medida que aumentamos el nivel de actividad, el organismo tiende a mantener un gasto calórico relativamente constante, lo cual resulta en un ahorro de energía.
La importancia del ejercicio más allá de la pérdida de peso
Dado que el ejercicio no es el milagro para perder peso que a veces pensamos, ¿por qué sigue siendo esencial para la salud? Pues bien, sus beneficios para el cuerpo y la mente son ampliamente reconocidos.
Y es que mantener una actividad física regular ayuda a reducir la inflamación, a mejorar la función cardíaca y a fortalecer el sistema inmunológico. Además, el ejercicio desempeña un papel clave en la salud mental, ayudando a reducir el estrés y a mejorar el estado de ánimo gracias a la liberación de endorfinas.
Por todo esto, pensar en el ejercicio como un "aliado de salud" más que como un "quemador de calorías" puede ser una forma mucho más sana y realista de motivarnos a mantenernos activos. Debemos entender la paradoja como una inversión en la salud a largo plazo (a nivel físico y mental).
El papel fundamental de la dieta en el control de peso
La evidencia apunta a que el control del peso se centra, principalmente, en la ingesta calórica, más que en el gasto de calorías a través del ejercicio. Si bien la actividad física tiene un impacto positivo en la salud general, solo puede compensar de forma limitada un exceso de ingesta calórica.
En palabras sencillas: si consumimos más calorías de las que nuestro cuerpo necesita, el ejercicio por sí solo no compensará completamente esa diferencia.
Es interesante observar que, en comparación con otros primates como los chimpancés y los gorilas, los humanos tienden a quemar más calorías diarias en promedio. Este ajuste calórico refleja la capacidad evolutiva de adaptación a diferentes entornos y niveles de actividad.
Sin embargo, el exceso de consumo calórico que se presenta en las sociedades modernas está en conflicto con el equilibrio energético logrado por nuestros antepasados cazadores-recolectores, lo cual, en gran parte, contribuye a la prevalencia de la obesidad en la actualidad.
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