En la pandemia, todos comprobamos que la naturaleza nos hace sentir mejor. Después de levantar el confinamiento, se dispararon las reservas en hoteles y casas rurales. De hecho Hosteltur aseguró que el 45,9% de estos alojamientos tuvo más demanda que antes de la crisis sanitaria y el 27,5% mantuvo el nivel prepandemia. Tras la sensación de encierro, todos sentimos una necesidad imperiosa de disfrutar del aire libre y preferiblemente en entornos naturales.
Actualmente en un centro financiero de Inglaterra están apostando por “columnas vertebrales verdes” pensadas para brindar a los trabajadores algunos espacios verdes. Las azoteas de los edificios de empresas, tanto en Europa como en norteamérica, se están llenando de plantas para ofrecer un sitio para que sus empleados se puedan relajar. ¿Pero es verdad que tener estos espacios aumentan la sensación de bienestar y la productividad de los trabajadores? Un equipo de la Universidad de Harvard ha realizado un estudio y ha llegado a conclusiones sorprendentes.
Una dosis de naturaleza beneficia a las empresas
Los investigadores de la prestigiosa universidad se propusieron probar los efectos (en caso de que existiesen) de lo que llamaron "micronaturaleza", es decir, formas pequeñas, asequibles y aparentemente inocuas de incorporar la naturaleza al lugar de trabajo, sobre el desempeño de empleados de cinco países: EE. UU., Canadá, China, Nueva Zelanda e Indonesia.
En una primera observación, analizaron su percepción al ver imágenes de lugares de trabajo llenos de elementos naturales y esas mismas imágenes sin nada de verde y preguntaron cómo creían que se sentirían si trabajasen ahí.
En una segunda fase, evaluaron el contacto real de los empleados con elementos naturales durante una semana de trabajo (por ejemplo, trabajando cerca de plantas, con vistas a un parque o con el sonido del agua corriendo) y luego midieron sus sentimientos y su desempeño laboral objetivo.
Finalmente, en un experimento de campo en una empresa de contabilidad, durante la noche colocaron macetas con plantas en los escritorios de algunos empleados y macetas similares, sólo llenas de material de oficina, en otros. Luego midieron las actitudes y el desempeño laboral de los dos grupos y los compararon.
Los resultados fueron rotundos: experimentar incluso pequeñas dosis de naturaleza en el trabajo mejoró la forma en que se sentían los empleados de manera que lograron un mayor desempeño en las tareas y aumentó la creatividad. Estos hallazgos indican que la incorporación de la micronaturaleza en los entornos laborales puede contribuir al bienestar y el desempeño de los trabajadores de manera significativa.
¿Cómo podemos adoptar y beneficiarnos de la "micronaturaleza"?
Según las conclusiones de este estudio y la opinión personal de los investigadores, hay muchas maneras de poner un poco de naturaleza en nuestra vida:
Lo real es mejor, pero lo artificial también funciona
Aunque lo ideal es tener una ventana a través de la cual observemos grandes árboles y entre mucha luz natural, si no es posible, podemos poner plantas artificiales o sonidos que se asemejen a los que escuchamos en el campo, ya que los beneficios que obtendremos serán similares.
No solo la necesitan quienes trabajan en oficinas
Los empleados que necesitan este tipo de estímulos no son los que estamos todo el día al frente de una pantalla. Es importante pensar en quienes trabajan en naves industriales o en fábricas sin ventanas, ya que un pequeño cambio aumentará exponencialmente su bienestar.
Se deben aprovechar espacios infrautilizados
En los espacios de trabajo siempre existe la posibilidad de reorganizar y aprovechar espacios inútiles. Basta con poner papel pintado en una pared con un diseño natural, algunas plantas, flores o ajardinar la entrada. No se necesita una gran inversión cuando se trata de aprovechar los efectos de la "micronaturaleza"
Debemos conectar con la naturaleza más allá de los espacios de trabajo
Esta es la conclusión final del estudio, que además deberíamos extender a otros grupos como el de los mayores y los niños. Pasear y jugar al aire libre tienen un sinfín de beneficios para su desarrollo físico y mental, para reducir nuestros niveles de estrés, para prevenir enfermedades (por ejemplo, de la vista), y para desconectar de las pantallas y conectar con otras personas. Al final, aumentar la productividad es solo la punta del iceberg que ganamos cuando ponemos "un poco de verde" en nuestra vida.
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