El estudio desprende la teoría de que las mujeres obesas o con sobrepeso tienen contracciones más débiles, necesarias para la primera fase del parto, momento en el que el cuello del útero y la vagina deben dilatarse para dar paso al bebé que va a nacer.
Los datos de esta investigación fueron extraídos del Hospital de Mujeres de Liverpool (Reino Unido) en el año 2002, tras analizar 3.913 partos, de los que en el 28% de los casos las madres tenían sobrepeso y el 15% obesidad. También se extrajeron muestras el músculo uterino (miometrio) de 73 mujeres a las que se les realizó una cesárea selectiva para medir su nivel de contracción. Además de hallar el significativo riego de cesárea en mujeres gruesas por falta de contractibilidad, comprobaron que las mujeres obesas que dieron a luz de forma natural, tardaron más en dilatar y sufrieron una pérdida excesiva de sangre al expulsar la placenta. También encontraron tras las biopsias que cuanta mayor masa corporal de la mujer, menos actividad muscular tenían.
Los investigadores concluyen que el colesterol puede tener relación, ya que en personas con sobrepeso se suele encontrar este exceso y puede interferir en la actividad de los receptores de estrógenos y oxitocina que se encuentran en las células del miometrio y controlan la contracción uterina.
Sin duda, evitar el sobrepeso no sólo es beneficioso para la mamá, y para el bebé durante el embarazo, el momento del parto puede ser mucho más seguro si la mamá mantiene un peso adecuado.
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