Llevo más de siete años teletrabajando y, como ya lo compartí en alguna ocasión, es probable que no vuelva a poner un pie en una oficina - a menos que sea realmente necesario y no me quede alternativa. Llegar a esta situación, en la que actualmente me encuentro muy cómoda y he logrado ser muy productiva, no fue algo que se dio de la noche a la mañana.
Pasa que hacer teletrabajo requiere no solo de un espacio para trabajar y una buena conexión a Internet: son necesarios también una disciplina, organización y compromiso que quizás en un trabajo de oficina son más fáciles de lograr y alcanzar.
Quizás por este tipo de cosas hemos observado un descenso en la cantidad de personas que hacen teletrabajo, pero vamos a analizar si hay otros motivos detrás de ello.
Durante la pandemia, el teletrabajo se convirtió en una realidad para millones de personas en todo el mundo. Tras la finalización del confinamiento, muchos regresaron a sus oficinas, pero viendo que la cosa funcionaba, algunas empresas establecieron el teletrabajo y el trabajo híbrido como su nueva modalidad, mientras que otras la dejaron como una opción para los empleados que quisieran tomarla.
Sin embargo, aunque en principio muchos adoptaron este modo de trabajo y decidieron permanecer en casa, las cifras del informe Flash Datos de Teletrabajo del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) muestran que el teletrabajo ha ido descendiendo de forma gradual:
Entre 2021 y 2022, bajó del 13,6% al 12,5% y lo ha hecho tanto para hombres como para mujeres, cerrándose la brecha entre ambos sexos en este indicador. De acuerdo con estos últimos datos, en España el 12,6% de las mujeres teletrabajan frente al 12,5% de los hombres.
De acuerdo con una encuesta de LinkedIn Noticias, al 20% de las personas no le gusta trabajar fuera de la oficina, aún teniendo la oportunidad de hacerlo.
Y fuera de España la situación parece similar, con un reporte de PwC en Estados Unidos señalando que el 11% de los empleados preferirían trabajar a tiempo completo en una oficina, mientras que el hasta el 62% de ellos desearía pasar al menos algún tiempo en ella.
El teletrabajo es cómodo pero...
Debo admitir que, aunque como ya lo he dicho disfruto mucho hacer teletrabajo, puedo entender perfectamente por qué hay personas que lo detestan y preferirían trabajar desde una oficina, como a continuación explicaré.
En primer lugar, tenemos el ambiente que proporciona el entorno de una oficina y que, por más que adaptemos nuestro propio estudio u oficina en casa, el trabajo remoto nunca nos podrá proporcionar. Al llegar a una oficina, por ejemplo, es más fácil entrar en "modo trabajo" porque tanto nosotros como nuestro cerebro sabemos que es el lugar destinado para ello.
Además, cuando hacemos teletrabajo tenemos mayor riesgo de caer en ciertos errores y "trampas" que en una oficina jamás sucederían, como distraernos con actividades cotidianas como la ropa por lavar y las cosas por limpiar, y no saber poner límites entre trabajo y vida personal o trabajando largas horas frente al ordenador.
Por otro lado, tenemos algo que solo tenemos al trabajar fuera de casa: el contacto humano, específicamente con personas que estén en la misma mentalidad de trabajo que nosotros. Aunque es verdad que las videollamadas pueden ofrecernos este tipo de interacción, no es lo mismo trabajar en equipo de forma presencial que de manera virtual.
Estando en una oficina, por ejemplo, es más sencillo organizar y hacer cosas laborales esenciales del día a día, como intercambiar opiniones espontáneas y consultar con otros compañeros de trabajo al instante, así como hablar con nuestros jefes. Porque aunque el teletrabajo también tiene sus formas de hacer cada una de estas cosas, en ocasiones requieren de más pasos para lograrlo o puede ser más difícil de coordinar si el horario no es el mismo.
Finalmente, no podemos olvidar el impacto que nuestra forma de trabajo tiene en nuestro estado de ánimo y salud mental. Aunque la privacidad que aporta el teletrabajo es positiva para trabajar, algunos reportes señalan algunos empleados han manifestado sentimientos de soledad y aislamiento. En una oficina, en cambio, suele haber momentos para la camaradería y un poco de humor, que sin duda nos ayudan a aligerar el estrés y los días complicados.
Foto de portada | Anna Shvets en Pexels