Una de las épocas más difíciles que he vivido ha sido, sin duda alguna, ese período en el que la búsqueda de mi primer bebé empezó a dejar de ser algo natural, espontáneo y tranquilo, a convertirse en un motivo de tristeza y de frustración. Lo recuerdo con algunas lagunas negras porque hubo momentos realmente difíciles de manejar debido a que el tiempo empezó a transcurrir sin resultados y sin motivos aparentes para que no llegaran. Por eso cuando escucho a alguien preguntar a alguna persona o pareja "¿para cuándo el bebé?" es imposible no transportarme mentalmente a ese momento y recordar lo mal que me sentía cuando me la hacían a mi.
Test de ovulación: uno de los primeros "trucos" para aumentar la probabilidad de quedar embarazada
Hace mucho tiempo toqué este tema cuando hablé de los test de ovulación. Como suele suceder a la gran mayoría de mujeres cuando aún no nos hemos planteado la posibilidad de ser madres, ese momento perfecto en el que nuestro cuerpo está completamente preparado para crear una vida es un tema del que conocemos lo básico, pero nunca nos paramos a pensar sobre lo complejo que es ese proceso.
En mi caso, tras algunos meses de búsqueda sin éxito, empecé por ahí. Al principio fue algo anecdótico que nos tomamos con naturalidad, y aunque yo lo logré al principio, al final ganó la presión mental que ejercía sobre mi misma y terminé por dejarlos. En mi caso no funcionaron y gracias a ello comprobé que hay factores más allá de un óvulo listo y en su sitio para quedarme embarazada.
Cuando ya admites que el tema tiene que pasar por un médico, empiezas a ver que el camino puede ser pedregoso y que que llegar a esa imagen idílica de una futura madre con barriga prominente (que, no sé el motivo, pero cuando deseamos ser madres no paramos de ver embarazadas por la calle, como si hubiese habido una epidemia de gestaciones y la única inmune fueses tú), ves que te tienes que armar de valor para enfrentarte a un mundo infinito de pruebas, analíticas, hormonas e historias para no dormir, además de lidiar con la que para ti se ha convertido en la pregunta más odiosa del mundo: "para cuándo el bebé".
Llega el momento de las analíticas, y el tiempo sigue pasando
Obviamente muchas mujeres se quedan embarazadas casi en el momento de planteárselo y a otras nos cuesta más por miles de motivos diferentes. Si perteneces al segundo grupo, tanto tú como tu pareja debéis pasar por varias pruebas para comprobar que a nivel fisiológico todo está en orden o si de entrada debes optar por algún método de reproducción asistida. En España, si lo haces a través de la Seguridad Social, desde el momento en el que visitas al médico por primera vez hasta que empiezas un tratamiento como tal, el procedimiento puede tomar bastante tiempo (incluso años), debido a las largas listas de espera que hay. Las había hace 8 años (el año en el que empecé con el proceso), supongo que con la pandemia incluso estos tiempos hayan podido extenderse.
Durante todo el proceso, que empieza por una Histerosalpingografía, y una prueba de reserva ovárica, es imposible no sentir como tu energía se concentra en el deseo de ser madre. Obviamente llevas tu vida de forma normal y te aferras a todo lo que te hace feliz, pero para mi era imposible no decaer cada mes cuando mi cuerpo me recordaba que seguía sin quedarme embarazada. Eso sin contar con las dos ocasiones en los que tuve un retraso de una semana y sentí que el momento había llegado: la primera vez me hice una prueba de embarazo al segundo día (negativo, por supuesto), y al segundo, ni siquiera me molesté en comprarlo... una semana después me bajó la regla.
Nuestra mente, nuestra fortaleza
Cada persona, hombre o mujer, tiene una visión distinta de la paternidad y la maternidad, pero sea cual sea ese pensamiento, como sociedad tenemos muy arraigado que el paso siguiente a conformar una pareja, es tener hijos. Ha sido así durante muchos años y no sé cuánto tiempo pasará para que esto cambie. Teniendo en cuenta las implicaciones y la enorme responsabilidad que implica tener un hijo, un tema así debería tomarse menos a la ligera, más aún teniendo en cuenta de que aquí entran a jugar temas como la salud (física y mental), la estabilidad de tu relación o incluso la financiera. Si no le preguntas a una pareja de amigos si tiene dinero suficiente para llegar a fin de mes, ¿por qué les preguntas cuándo va a llegar el bebé? ¿de verdad crees que lo saben?
Hace poco vi este vídeo de Isabel Sanz en el que da voz a todas aquellas mujeres que hemos pasado por eso y habla sobre la presión que puedes llegar a sentir de la gente a tu alrededor. La verdad es que me he sentido muy identificada con todas las cosas que está viviendo a raíz de la búsqueda de su bebé y creo que es importante dar visibilidad a estos temas, más aún ahora cuando tenemos la vida entera de tanta gente a golpe de clic gracias a las redes sociales y vemos los hijos de decenas de influencers incluso desde el momento mismo en el que se hacen la prueba de embarazo... todo se ve tan fácil y tan idílico, que este mundo de imágenes perfectas puede distorsionar aún más la realidad de este proceso que puede llegar a ser tan complicado.
Haciendo la vista atrás, me doy cuenta de que una de las armas más poderosas que tenemos es nuestra mente. Yo lo pasé mal durante bastante tiempo y el cambio se produjo cuando decidí que no quería seguir viviendo en función de ser madre. Estaba perdiéndome momentos maravillosos por estar enfocada en algo que podría pasar -o no-, así que ese ejercicio de reflexión me ayudó a entender que no podía basar mi estado de ánimo y mi salud en algo que tenía probabilidad de no ocurrir. Es una visión que puede sonar egoísta o extraña, pero esta fue la forma como lo viví, y como veis, este post es una experiencia totalmente personal.
Al final y tras casi dos años de búsqueda, me quedé embarazada (de hecho ahora soy madre de las dos niñas preciosas que veis en esta foto), y milagrosamente ambos embarazos ocurrieron de forma natural. Después de todos los malos momentos y de las laguna negras de las que os hablé al principio, el día que me hice la prueba de embarazo que salió positiva, lo recuerdo como uno de los más felices de mi vida... el día que no podía parar de llorar de pura alegría.
En Bebés y Más | ¿Por qué no me quedo embarazada? Qué hacer cuando el embarazo no llega