La pérdida perinatal es aquella que tiene lugar en la última fase de la gestación o en los siete primeros días tras el nacimiento del bebé. No es difícil imaginar el duro golpe que esto tiene que suponer para unos padres, sin embargo, la sociedad se empeña en ocultar este terrible dolor.
Silenciar la pérdida de ese bebé o tratar de consolar a unos padres destrozados con frases poco apropiadas, es algo más habitual de lo que pensamos. Por eso, desde Bebés y Más creemos que es importante dar voz a familias que están pasando por esta situación, con el ánimo de concienciar a la sociedad, arropar y dar visibilidad a estos bebés que se marcharon demasiado pronto.
Mónica Carrasco es abogada, nacida en Barcelona pero afincada en Madrid. En el año 2010 se convirtió en madre por primera vez de una niña llamada Nerea, y en 2015 se quedó de nuevo embarazada de otra niña a la que llamarían Chloe.
Pero desgraciadamente la pequeña Chloe murió durante el parto debido a una negligencia médica, según afirman sus padres, y desde entonces Mónica ha centrado todos sus esfuerzos en mantener viva la memoria de su hija a través de su libro, "Los mensajes de Chloe", y de concienciar de la importancia de recibir una correcta atención sanitaria.
Hemos hablado con esta madre sobre la dolorosa experiencia que supuso la pérdida de su bebé. Compartiendo su vivencia, Mónica pretende servir de acompañamiento a otros padres que están pasando por la misma situación y alzar la voz ante el trato, a veces poco humano y profesional, que recibimos las mujeres durante el parto por parte de los sanitarios.
¿Cómo había transcurrido el embarazo de Chloe?
Mi embarazo transcurrió con normalidad, pero era considerado de riesgo porque tenía diabetes pregestacional y además una cesárea previa por no progresión del parto.
En la semana 39 comencé con contracciones de parto y expulsé el tapón mucoso, así que decidimos marcharnos al hospital. Fue el 15 de mayo de 2016 a las 19:00 de la tarde. ¡Toda la familia estábamos deseando conocer a Chloe!
¿Cuándo comenzaron los problemas?
Cuando ingresé en urgencias me monitorizaron, cogieron la vía y me pusieron la anestesia epidural. Pero con el cambio de turno, la nueva matrona que me atendió decidió romperme la bolsa, a pesar de que mi parto estaba progresando bien y que en las tres horas que llevaba ingresada había pasado de 3 a 5 cm de dilatación.
Enseguida observamos que las aguas estaban teñidas de meconio. Me asusté mucho y pregunté a la matrona si mi bebé podía aspirarlo y asfixiarse, pero me dijo que era poco probable y que lo único que podía pasar era que al nacer tuvieran que llevársela para limpiarle bien la boquita.
Al rato comenzó a sonar la alarma porque se produjo una bajada en el ritmo cardiaco de Chloe; los profesionales sanitarios vinieron, me cambiaron de posición en la cama y me pusieron oxígeno. Pero no hicieron más y de nuevo, mi marido y yo nos quedamos solos sin ningún tipo de acompañamiento ni supervisión.
La alarma de los monitores sonó varias veces más indicando problemas en el ritmo cardiaco de mi hija, pero nadie vino a ver que pasaba y cuando decidimos avisar nosotros, la matrona se limitó a bajar el volúmen del aparato y a administrarme un medicamento para disminuir la intensidad de las contracciones y con ello, el estrés que estaba padeciendo mi bebé.
Y con tu historial médico, ¿en ningún momento plantearon hacer una cesárea?
En un primer momento no. Con la medicación que me dieron se ralentizó el trabajo de parto pero seguía habiendo estrés fetal y Chloe continuaba sufriendo bradicardias. A pesar de ello, en ningún momento se le realizó la prueba de PH del cuero cabelludo para saber si estaba recibiendo suficiente oxígeno.
Nuestra hija soportó una continuada falta de oxígeno pero nadie parecía darle importancia hasta que finalmente decidieron realizarme la cesárea. Me la practicaron de urgencia a las 02:30 de la madrugada del día 16 de mayo, pero ya era tarde para mi hija Chloe y falleció a los pocos minutos de venir al mundo.
El resultado del test de Apgar que le hicieron fue de 1/0/0, y el estudio gasométrico del cordón umbilical reflejó una acidosis grave, con un PH del 6,8.
¿Cuándo y cómo os explicaron los médicos lo ocurrido?
En la parte final de la intervención decidieron aplicarme anestesia general a pesar de negarme a ello porque quería conocer a mi hija. Pero me sedaron en contra de mi voluntad y cuando desperté, 45 minutos más tarde, me topé con una escena desgarradora.
Cuando abrí los ojos esperaba encontrarme con mi segunda hija pero en lugar de ello me encontré con mi marido llorando que fue quien me comunicó que Chloe había muerto. Me preguntó si quería verla y al rato, dos matronas me trajeron a mi niña en una cunita. Había pesado 3,960 gramos.
Sin apenas fuerzas sostuve a mi bebé en brazos, y en aquel momento fue cuando me di cuenta de la pesadilla que estábamos viviendo.
A las tres horas de la intervención decidieron trasladarme a una habitación en planta y de nuevo fui consciente de lo terrible de aquella situación: tenía una cesárea reciente y una herida que me lo recordaba, pero no tenía a mi hija conmigo.
Me encontraba en estado de shock y dado que el hospital no me ofrecía ningún tipo de apoyo psicológico fue mi marido quien lo solitió, y al cabo de varias horas vinieron un psiquiatra y una psicóloga, pero ninguno de ellos estaba especializado en duelo.
La terapia no me sirvió de nada y me sentía muy sola. Incluso tenía la sensación de que los propios profesionales sanitarios evitaban entrar en mi habitación y cuando lo hacían y les preguntábamos qué había ocurrido su respuesta era siempre la misma: "no lo sabemos".
¿Cómo está siendo el duelo por Chloe?
El hecho de enfrentarme a la muerte de Chloe cuando esperaba vida, y de encontrarme con los brazos vacíos tras su pérdida, fue tan doloroso que me hizo entrar en shock y lloro su pérdida todos los días.
Cuando llegué a casa y vi su cuna vacía, todas las cositas que habíamos comprado para ella, y la leche brotando de mi pecho (a pesar de haberme tomado la pastilla para cortar la lactancia) el dolor se agudizó aún más si cabe.
No puedo disfrutarla pero a diario me imagino cómo sería mi vida con ella. La amo tanto que siempre la tengo presente en mi corazón y por ella lucho cada día para intentar averiguar que fue lo que ocurrió aquella noche en el hospital.
Mi hija Nerea es el pilar al que me aferro. Ella estaba muy feliz e ilusionada con tener una hermanita y fue desolador cuando supo que se había marchado para siempre. Nos pregunta a menudo por Chloe y yo siempre le digo que era igual a ella.
Intentamos apoyarnos los tres para sobrellevar este duelo. A veces lo consegimos, pero otras no podemos animarnos porque no encontramos las palabras. Así que lloramos y nos refugiamos en lugares que nos hacen sentir bien que, en nuestro caso, es la naturaleza.
¿Has encontrado apoyo en tu entorno?
El año anterior al suceso de mi hija falleció mi padre de forma inesperada, por lo que el periodo de duelo que personalmente estoy atravesando está siendo muy duro, ya que un corto espacio de tiempo he perdido a mi padre y a mi niña, cuya muerte además fue evitable.
Ante esto me he sentido muy arropada por mi entorno pero también tengo que decir que hay otras personas que actúan como si no nada hubiera pasado y como si Chloe nunca hubiera existido. Incluso me preguntan si "me encuentro ya mejor" o me dicen que "tengo que superarlo", que "soy joven y tendré más hijos".
A mí nunca me ha costado exteriorizar mi sentimiento de dolor y todas aquellas personas que se han acercado a mí y me han preguntado he hablado sin tabúes. Es beneficioso tratar este proceso de duelo con normalidad y no rellenar los silencios con palabras vacías o incluso dañinas.
Un blog personal para ayudarle con el duelo
En pleno duelo por la pérdida de su hija Chloe, Mónica decidió comenzar un blog llamado "Las huellas de Chloe", que con el tiempo acabó derivando en su primer libro, "Los mensajes de Chloe".
Me encontraba en un gran estado de shock psicológico y me torturaba la idea de no haberla podido ayudar, además de estar convencida de que su muerte fue totalmente evitable. Por eso decidí abrir el blog y denunciar socialmente mi caso. El nombre del blog me lo inspiró las huellas de mi hija, que es lo único que conservo de ella
En el blog podía verse también una campaña que inicié llamada “Latido por Salud y Vida”, con la que en aquel momento pretendía concienciar sobre el respeto con el que las personas debemos ser tratadas, y del derecho fundamental a la vida y a la salud que todos tenemos. El nombre de la campaña partió del audio del latido de Chloe que también conservamos.
Esta es mi denuncia social pero, paralelamente, también hemos decidido denunciar por la vía judicial a pesar de lo doloroso que resulta recordar una y otra vez lo ocurrido. Pero siento que tengo que hacerlo por Chloe. La lucha por la verdad es lo que me mantiene activa y lo que me salvó durante los cuatro meses de baja maternal.
¿Qué le dirías a otra madre que está viviendo lo mismo que tú?
La muerte de un hijo es algo contra natura y cuando se produce provoca un gran dolor a nivel físico y emocional. Esto jamás se cura, pero se asimila y se aprende a convivir con la tristeza.
Para superar este proceso no queda más remedio que aceptar poco a poco la realidad, por muy desgarradora que resulte. La clave está en hablar con personas que te comprenden, y dejarte arropar por las personas que te quieren. En mi caso encontré un gran apoyo en mi madre, que siempre está dispuesta a escucharme, y en mi marido y en mi hija que sienten el mismo dolor que yo.
Personalmente me ayuda pensar en que mi hija Chloe se encuentra bien. Esté donde esté, solo espero que esté bien. Te quiero Chloe.
Imposible no leer a Mónica sin derramar una lágrima o sentir el corazón hecho un nudo. Sus palabras denotan un tremendo amor hacia su hija y una valentía y fortaleza dignas de admirar. Ojalá muy pronto pueda encontrar la verdad que tanto busca y seguir caminando hacia adelante; por su hija Nerea, por ella misma y por esa pequeña estrella llamada Chloe.
Foto de portada | Pixabay
Agradecimiento a Mónica Carrasco
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