Entre semana vamos con el piloto automático y el fin de semana programamos algo especial (lo que muchas veces se traduce en carísimo) para hacer con los niños. Es normal, vivimos estresados y nos sentimos culpables por no pasar suficiente tiempo con nuestros hijos. Sin embargo, si echas la vista atrás y te pones a pensar en los recuerdos más bonitos de tu infancia seguramente te vengan a la cabeza cosas mucho más sencillas como, en mi caso, las obras de teatro que preparábamos los hermanos para representar a nuestros padres o los juegos de mesa las tardes de lluvia. Sin hacer mucho esfuerzo, podemos crear en nuestro día a día pequeñas rutinas que nuestros hijos ojalá recuerden cuando sean mayores.
Desde que son bebés, los peques disfrutan de esas pequeñas rutinas que les hacen sentirse seguros y les dan tranquilidad porque les permiten anticiparse a lo que va a pasar. Incluso, cuando son más mayorcitos siguen disfrutando de la repetición, por eso nos piden que les contemos el mismo cuento cien veces y nos regañan si nos equivocamos. Las actividades que se repiten siempre de la misma manera nos ayudan a sentirnos parte de un grupo y a estar más unidos.
Seguro que en tu familia tienes un montón de cosas que hacéis siempre de la misma manera y os hacen felices. Se trata de pararse un poquito a reflexionar sobre cómo podemos crear momentos significativos en nuestro día a día. Ahí van unas cuantas ideas que puedes adoptar en tu familia:
Noche de peli + cualquier "guarrería"
Podemos elegir entre palomitas, hamburguesas o pizza o pelearnos por si la peli es “de mayores” o “de niños”, pero lo que es inamovible es que la noche elegida está reservada para la familia. Una forma diferente de ponernos delante de la tele. En vez de sentarnos “a ver qué ponen”, elegimos juntos la peli, preparamos la comida y... ¡magia! el momento se convierte en especial. En casa de Lola los viernes son noche de hamburguesas y peli: “Si alguna vez una amiga invita a mis hijas a dormir en su casa los viernes imposible, no se lo pierden por nada”.
Ver cuánto hemos crecido
Oscar de Lara: “Cada mes ponemos unas marquitas en la pared con la talla y el nombre para ver cuánto han crecido los niños (y nosotros, porque ellos se empeñan en que nos midamos también y nos dan ánimos al ver que no hemos crecido nada). Lo curioso es que hemos cambiado de casa bastantes veces en los ultimos años y las marquitas se han ido quedando por ahí, pero para nosotros lo importante no es lo que midan (para eso ya está el registro del pediatra), sino cumplir con nuestro ritual, felicitarles por lo grandes que se están haciendo y todas las cosas nuevas que van a poder hacer porque se están haciendo muy mayores”.
La noche de los cuentos
En casa de Elena, los miércoles es noche de cuentos: “La tele tiene que estar apagada y nos gusta crear ambientillo, por ejemplo poniendo música o apagando las luces y juntándonos alrededor de una lámpara de camping que tenemos. Dependiendo de los inspirados que estemos, nos inventamos cuentos o leemos libros. Lo que más le gusta a mi hija es que le contemos la historia de una niña que se llama igual que ella o que tiene su misma edad, y si hay de por medio un cocodrilo o un dinosaurio, mejor. También nos gusta ir a la biblioteca y sacar algunos libros que reservamos para la noche de los cuentos”.
Domingos por la mañana en la cama grande
Diana, mamá de familia numerosa, me cuenta cómo le gusta que su cama se vaya llenando de gente los domingos por la mañana: “Tengo una pequeña de tres años que, no sabemos en qué momento de la noche se cuela en nuestra cama, otro de cinco que viene a despertarnos en cuando sale el primer rayito de sol y la de siete años, que aunque sea “muy mayor” le gusta el follón y también se apunta. Total, que los domingos por la mañana eso parece el camarote de los hermanos Marx. Pero yo disfruto mucho de los días que no tenemos plan y podemos echar un rato así sin hacer nada, hablando de tonterías, riéndonos, haciéndonos cosquillas y dándonos besos."
Crear recuerdos para el futuro
Hoy en día hacemos más fotos que nunca a nuestros hijos, pero prácticamente no las vemos. Están en móviles, en discos duros o en las redes sociales, pero no en nuestras paredes, neveras o estanterías. María Salgado comparte con nosotros una bonita costumbre que tiene con sus hijos: “Mis hijos tienen siete y ocho años. De vez en cuando hacemos 'repaso' de fotos. Miramos juntos las más recientes y echamos un rato muy divertido riéndonos con las caras que tenemos en algunas o recordando los últimos viajes. Después, elegimos juntos las que más nos gustan, las imprimimos y las ponemos en marcos, en un corcho que tienen en su cuarto, en la nevera... A veces también hacemos álbumes temáticos o editamos vídeos, que les gusta mucho, y otras me piden que les enseñe fotos de cuando eran pequeños”.
Un diario de su vida
¿Por qué dejar de lado esa costumbre tan bonita de llevar un diario del embarazo/ bebé cuando se hacen mayores? La foto del test de embarazo, un mechón de su pelo... cuando son bebés (sobre todo el primero) queremos documentar cada paso, pero también podemos seguir con su primer día en el cole, sus obras de arte, sus amigos... Cuando sea un poco más mayorcito le encantará participar con sus propias aportaciones y, si conseguimor sembrar en ellos la semillita de escribir un diario, mejor que mejor.
Como veis, hay mil y una cosas que se pueden hacer para convertir momentos rutinarios en pequeñas tradiciones que nuestros hijos recuerden para siempre. ¿Cuáles son las tuyas?
En Bebés y más Kit de recuerdos: una genial idea para conservar y dar a tus hijos su ropa de bebé cuando sean mayores, "Te cuento tu historia", un diario virtual que nos ayudará a conservar detalles de la infancia de nuestros hijos