Llegan las vacaciones y muchos padres se hacen la misma pregunta: "¿qué haremos con los niños?" De alguna forma nos preocupa tenerlos en casa y dejar que se aburran o se cansen de estar en casa, como si ésto fuera algo malo.
Vivimos en una época donde los niños reciben tantos estímulos por tantos lados y con tantos estudios acerca de su desarrollo, que de alguna forma nos hemos acostumbrado a que estén siempre ocupados y sus mentes siempre estén trabajando en algo.
Pero en realidad, el que no hagan una actividad en particular o estén sin distracciones o estímulos externos, puede ser algo positivo y necesario para ellos. Te contamos por qué es bueno que los niños se aburran.
"Estoy aburrido"
Esta frase fue una de las nuevas adquisiciones de mi hija Lucía, quien recientemente cumplió cuatro años. "Mami, estoy aburrida", me dijo con cara de enfado, una tarde en la que estábamos en casa, yo ordenando algunas cosas en la cocina mientras ella jugaba en el salón.
En casa no suelo encender mucho la televisión ni dejo que mi hija utilice frecuentemente mi iPad, es más común tener alguna música de fondo o que Lucía esté cantando mientras juega. En mis planes nunca ha estado comprarle una tablet porque personalmente no lo veo necesario y creo que es más larga la lista de desventajas que la de beneficios. No tengo nada en contra de la televisión, pero prefiero que mi hija disfrute, descubra y explore, en lugar de estar quieta sin pensar mucho.
Así que cuando me dijo que estaba aburrida no supe bien qué hacer. ¿Debería encender la televisión? ¿Se habrá cansado ya de sus juguetes? Sabía que en algún momento de mi vida como madre escucharía esa famosa frase pero no la esperaba tan pronto (honestamente, siempre pensé que era algo que ocurriría más cercano a la pubertad). Pero en realidad, el permitir que se aburra es una gran oportunidad.
Por qué es bueno que los niños se aburran
Un niño puede aburrirse por diversos motivos: ya no le resulta interesante lo que estaba haciendo, desea que nosotros también nos involucremos más en sus actividades (especialmente en el caso de los hijos únicos) o quizás está cansado de que le demos todo ya masticado o preparado, sin darle oportunidad de pensar ni procesar las cosas por él mismo.
Y eso es justamente una de las ventajas de que los niños se aburran: el espacio y tiempo para pensar y poner a trabajar sus neuronas. El aburrimiento ayuda a desarrollar la creatividad y autonomía de los niños, regalándoles el precioso ejercicio de buscar soluciones y alternativas por sí mismo, algo que les será muy útil en la vida adulta.
Durante los primeros años de vida, la imaginación forma parte importantísima de los niños. Tanto así que de acuerdo con un estudio que compartimos recientemente, el 98% de los niños de cinco años son genios de la imaginación. ¿Y saben cuál es el momento en el que nuestros hijos ejercen su imaginación? Exacto, cuando se aburren.
¿Qué podemos hacer si nos dicen que están aburridos?
Si llega ese día en el que nuestros hijos nos digan la famosa frase de: "Estoy aburrido", no deberemos estresarnos o preocuparnos. Aburrirse es bueno para ellos y como lo comentaba, es una fantástica oportunidad para continuar ayudándoles a desarrollar su creatividad.
Esto lo lograremos ofreciéndoles juegos y actividades que estimulen su imaginación y que no hagan todo por ellos, es decir, deja de lado los juegos con luces o sonidos (que pueden sobreestimularlos) y opta por entretenimiento más tradicional o sencillo: bloques, rompecabezas, plastilina, pintura o dibujo libre.
Durante la época de vacaciones es cuando más podemos escuchar a nuestros hijos decir que se aburren, así que podemos y debemos aprovechar esta oportunidad para realizar actividades relacionadas con la naturaleza, desde ir de paseo a la montaña o el campo, hasta organizar alguna actividad en casa como plantar flores.
Si vemos que nuestros hijos continúan aburridos o desmotivados, podemos ayudarles dándoles un pequeño empujón, haciéndoles preguntas abiertas que les ayuden a pensar y ofreciéndoles un enfoque distinto sobre la actividad que hacen. "¿De qué otra manera puedes hacer eso?" o "¿qué formas le encuentras a esa nube/mancha?", son algunas de las preguntas que podemos hacerles para ayudarles a pensar un poquito más.
Así que en lugar de preocuparnos por saturar a nuestros hijos de actividades planeadas para que no se aburran, permitámosles tener esos espacios de "aburrimiento" para que continúen utilizando su imaginación y desarrollando su creatividad, y que el día de mañana sean adultos independientes y con la capacidad para buscar soluciones o alternativas a lo que se les presente.
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