Siete retos a los que te enfrentarás si decides tener hijos con poca diferencia de edad

Si ya tenéis un hijo y estáis pensando en ir a por el segundo, quizá os hayáis preguntado: "¿cuánto tiempo deberían llevarse los hermanos?" "¿Existe una diferencia de edad ideal?"

Dejando a un lado los criterios médicos de espera entre embarazos, lo cierto es que no hay una respuesta mejor que otra, y cada familia debe decidir según sus propias circunstancias. En este sentido, hay padres que deciden  tener a sus hijos muy seguidos, con las ventajas e inconvenientes que esto puede suponer.

Como madre de una niña y un niño que apenas se llevan 17 meses, me gustaría compartir desde mi experiencia cuáles son los retos a los que se enfrentan los padres con hijos con poca diferencia de edad entre ellos.

Los comentarios indiscretos de la gente

Cuando nos convertimos en padres, las opiniones no pedidas acerca de la crianza de nuestros hijos suelen estar a la orden del día. Cualquier aspecto o situación tiende a ser comentado o juzgado por otros, y en este sentido, el hecho de tener dos hijos con poca diferencia de edad da para "opinar mucho".

Entre los comentarios que con más frecuencia escucharás probablemente esté el del "príncipe/princesa destronado". Así, frases como "¡qué lástima, qué pronto lo habéis destronado!" o "¡pobrecito, apenas le ha dado tiempo a disfrutar de ser único!"  se clavarán en tu corazón como un puñal.

Quizá estas frases te hagan sentir culpable, especialmente al principio, pues conllevan una potente carga emocional.

Pero ya lo dice el refrán, "no ofende quien quiere, sino quien puede", y aunque la mayoría de las veces este tipo de comentarios se dicen sin mala intención, no está de más recordarle a esa persona que en un hogar en el que prima el amor y el respeto, todos los hijos ocupan el mismo lugar en vuestro trono.

Ver a tu hijo mayor crecer de golpe

Comprobar, de un día para otro, lo rápido que ha crecido tu hijo mayor  es uno de los primeros retos a los que te enfrentarás, y créeme si te digo que también es uno de los más impactantes.

En mi experiencia, el último momento a solas con tu bebé antes de la llegada de su hermanito, y la extraña sensación que te invade al verlos juntos por primera vez, son imágenes que no olvidarás nunca.

Es inevitable sentir una mezcla de emociones que van desde el miedo y la incertidumbre al preguntarte si habrás hecho bien, hasta la nostalgia que provoca el paso del tiempo, o el orgullo máximo de ver crecer a tus hijos.

Mi consejo: abraza cada emoción y vívela intensamente.

Dos bebés en la misma etapa

Sin embargo, por muy grande que veas de pronto a tu primer bebé, no deja de ser un bebé grande que durante un tiempo compartirá con su hermano pequeño etapa de pañales, chupete, lactancia y papillas.

A esta etapa de doble compra de muchos artículos de puericultura, se sumarán más adelante otras fases que también se solaparán relacionadas con el sueño, la alimentación, el juego o el desarrollo físico y emocional.

Pasar por todas estas etapas por partida doble puede suponer un importante desgaste físico y emocional durante un tiempo. Pero el aspecto positivo de que tus hijos crezcan a la par es que los verás disfrutar y descubrir la vida juntos, siendo siempre uno para el otro.

No saber a quien atender cuando lloran a la vez

Cuando solo tenemos un hijo es fácil atender a su llamada en cuanto nos reclama, calmar su llanto, acunarle entre nuestros brazos y dedicarle todo nuestro tiempo. Pero cuando ya no es solo un bebé, sino dos, atenderlos por igual se antoja a veces complicado.

Escuchar a tus bebés llorar a la vez y no saber a quien atender primero, nos parte el alma. 

También resulta frustrante estar amamantando a tu bebé mientras el mayor te pide jugar, o no poder satisfacer las necesidades de uno, sin sentir que descuidas las del otro.

Pero los padres no somos superhéroes, y cuanto antes nos demos cuenta de nuestra naturaleza humana, rebajemos nuestras expectativas y admitamos que no podemos llegar a todo, mejor nos sentiremos y mejor podremos actuar con nuestros hijos.

Mi consejo: siempre que sea posible incorpora a tu hijo mayor a las rutinas diarias del cuidado del bebé, y portea tanto como sea posible (incluso dentro de casa) para tener tus manos a la disposición del mayor.

Doble trabajo, pero también una oportunidad de fomentar la autonomía de los hijos

La faena en casa es otro de los retos al que te enfrentarás si decides tener hijos con poca diferencia de edad. Los bodys, pijamas o baberos sucios se amontonan a diario, como también el caos de juguetes y cuentos.

Mantener diariamente el orden en casa puede suponer un auténtico reto, pero también la oportunidad fomentar la autonomía de los niños desde pequeños, enseñándoles la importancia de  involucrarse en las tareas del hogar para que todo marche sobre ruedas, al tiempo que ganan en confianza y seguridad, y mejoran su autoestima.

Doble gasto en ciertas ocasiones, y ahorro en otras

Tener otro bebé cuando tu hijo tiene menos de dos años puede conllevar un doble gasto de artículos que ambos necesiten a la vez, como carrito de paseo, silla de coche, cuna, trona... Sin embargo, hay otras muchas cosas que los hermanos podrán compartir y que supondrán un importante ahorro. Tal es el caso de la ropa, que apenas le habrá quedado pequeña al mayor cuando ya podrá utilizarla su hermano.

También notarás un importante ahorro en el tema de los juguetes, pues salvando los primeros meses en los que el bebé debe jugar con juguetes específicos de esta etapa, enseguida ambos hermanos se igualarán y compartirán los mismos intereses de juegos.

Pero compartir juguetes va mucho más allá del "simple" ahorro. Es una maravillosa forma de enseñarles este importante valor, fortalecer su vínculo, crear recuerdos de juegos juntos y contribuir a derribar estereotipos de género (en el que caso de que tus hijos sean niño y niña).

Quizá sea difícil en ocasiones, pero los momentos que vivirás lo compensarán con crecer

No cabe duda de que los primeros años de crianza de dos hijos que se llevan poco tiempo puede ser difícil, retador y agotador en muchas ocasiones. Nuestra paciencia y energía no son infinitas, y es normal sentir que las fuerzas flaquean en algunos momentos.

Pero para tus hijos, tener un hermano en quien apoyarse y con quien jugar  es un verdadero privilegio, y te aseguro que no habrá día en que te vayas a dormir sin sentirte la persona más afortunada del mundo por ver a tus hijos crecer con ese vínculo especial que seguro forjarán.

Foto de portada | Freepik

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