Soy la madre que llora el primer día de colegio, aunque mi hija ya sea mayor

Inicia otro año escolar y vuelven al cole niños de todas las edades. El primer día de regreso a clases es un día lleno de toda clase de emociones: desde la ilusión por comenzar otro año y volver a ver a los compañeros de clase, hasta los nervios ante el principio de una etapa que llegará con nuevos retos y responsabilidades.

Pero en mi caso, hay otras emociones que se hacen presentes en el primer día del clases. Te cuento por qué soy la madre que llora en el primer día de cole, aunque mi hija ya sea mayor.

Un nuevo comienzo

Volver al cole es volver a la rutina. Retomar los horarios que teníamos antes de las vacaciones y organizar las actividades que llegan con el regreso a las clases, entre muchas otras cosas más. Pero también, el inicio de otro año escolar representa una nueva etapa para nuestros hijos.

El primer día de clases no solo es continuar con su educación académica: es pasar a un nuevo nivel escolar, uno más avanzado y con nuevos aprendizajes, que se van haciendo más complejos y maduros que los del año anterior. Esto solo puede representar una cosa: nuestros hijos se van haciendo mayores y cada vez van quedando más atrás esos bebés que alguna vez llevamos en brazos.

Quizás por eso, para mí, los primeros días de clase no puedo evitar sentirme tan emocionada como nostálgica, puesto que son un recordatorio contundente de una realidad que vivimos como padres: los hijos crecen muy rápido.

El tiempo vuela

Foto | Ron Lach en Pexels

En otras ocasiones ya te he hablado de una frase que me encanta sobre la crianza de los hijos: los días son largos, pero los años son cortos. Y una prueba clara de ello son los inicios de un ciclo escolar.

En el día a día no notamos que nuestros hijos no paran de crecer, pero cuando llega el inicio de un nuevo año escolar, nos damos cuenta que los años se han ido volando. Y, al menos en mi caso, inevitablemente viene la reflexión acompañada de algunas lágrimas, incluso ahora que mi hija ya es mayor y hemos pasado por varios primeros días de cole.

Pero no lloro por el hecho de separarme de ella, sino por el hecho de darme cuenta que ha crecido muy rápido. Que esa bebé que no conocía mejor lugar que mis brazos, hoy sea una preadolescente que se despide de nosotros con alegría cada mañana al llevarla a la escuela.

Afortunadamente, aunque me sienta nostálgica -y sí, un poco triste-, verle crecer es también una de mis mayores alegrías y mis lágrimas también son de amor y gratitud. Porque a pesar de que el tiempo se vaya rápido, he aprendido a disfrutar plenamente los años que tengo como madre.

Si tú también eres de las mamás que llora en el primer día del cole, aunque tus hijos sean mayores, te entiendo y te abrazo. Recordemos que cada etapa viene acompañada de grandes cambios y de momentos importantes, y creo que eso es algo que como padres siempre habremos de celebrar, sin importar que nuestros hijos tengan cinco, nueve o veinte años.

Foto de portada | Anastasia Shuraeva en Pexels

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