Cuando nos encontramos en la recta final del embarazo, existen ciertas señales que nos indican que se acerca el gran día y que en diversas ocasiones hemos mencionado, como cuando la barriga desciende debido a que el bebé se ha encajado en la pelvis, o el desprendimiento del tapón mucoso.
Saber identificar estas señales es una preocupación para algunas mujeres, pues temen no reconocerlas. Por ello, hablaremos a profundidad de dos de las principales señales de que el parto se acerca: las contracciones de parto y la rotura de bolsa.
Contracciones de parto
Como sabemos, existen diferentes tipos de contracciones que podemos sentir durante el embarazo, pero las más conocidas son las de Braxton Hicks y las contracciones de parto. Las de Braxton Hicks también son llamadas "contracciones falsas" porque son indoloras, irregulares y su duración es de aproximadamente 30 segundos. Pueden ocurrir desde la semana 29 del embarazo y podemos identificarlas porque se sienten debajo del abdomen y en las ingles.
A diferencia de las contracciones "falsas" las contracciones de parto sí son dolorosas y se producen por periodos regulares de tiempo. El dolor inicia en la espalda, desde donde se irradia hacia los lados y hacia adelante, hasta llegar a la parte baja del abdomen.
Estas contracciones se producen con una frecuencia de 3 a 5 contracciones aproximadamente cada 10 minutos, y son progresivas, es decir su duración e intensidad va en aumento. Para que se desencadene el parto, debe haber al menos 2 o 3 contracciones cada 10 minutos y el cuello uterino debe haber alcanzado una dilatación de 2 a 3 centímetros. Una vez que el trabajo de parto ha iniciado, las contracciones pueden llegar en grupos de 2 o 3, con una duración de 40 a 60 segundos cada 10 minutos.
Aunque esta es la frecuencia usual, puede variar para cada mujer. Hay quienes están toda una noche con contracciones cada media hora, después cada 20 o 15 minutos y luego cada 10 minutos, mientras que hay otras mujeres que en cuestión de 2 o 3 horas de haberse iniciado las contracciones tienen a su bebé. Todo esto depende de cada una y también de si se han tenido partos anteriores o no.
En el caso de una embarazada primeriza, deberá acudir al hospital cuando haya tenido contracciones cada 15 minutos durante dos horas, mientras que quienes ya han tenido bebés anteriormente, deberán hacerlo antes.
Técnicas para aliviar el dolor
Debido a que éstas suelen ser dolorosas, se recomienda que para sobrellevarlas mejor las mujeres comiencen a andar por la casa u hospital, para ayudar a que el bebé continúe encajándose y descienda por el canal de parto. Tener libertad de movimiento ayuda a adoptar posiciones que ayuden a sobrellevar mejor las contracciones.
Algo que es fundamental para ayudarnos durante esta etapa del trabajo de parto, es la respiración. Tener una respiración controlada y consciente, ayudará a oxigenar al bebé y a tranquilizar a la madre.
Otra medida que se aconseja, es meterse en la bañera con agua tibia si se tiene la posibilidad de hacerlo. El agua ayudará a relajar los músculos y a ablandar el periné, haciendo menos intensos los dolores de parto y facilitando después la expulsión del bebé.
Lo más importante es intentar mantenerse relajada, pues esto ayuda a disminuir la producción de adrenalina, la hormona responsable del endurecimiento del cuello del útero, lo que naturalmente ayudará a facilitar el parto.
Rotura de bolsa
A diferencia de las contracciones, que podrían aumentar de forma lenta y progresiva, la rotura de bolsa es una señal inequívoca de que el parto se producirá en las próximas horas. Esta es fácil de identificar debido a que sentirás un chorro de agua caliente mojándote las piernas, como si te hubieras orinado encima.
Sin embargo, es importante aclarar que no todas las embarazadas rompen aguas en la misma fase del parto, pues la rotura de bolsa puede producirse antes de que comiencen las contracciones de parto u ocurrir hasta el momento del parto.
También es importante mencionar, que la rotura de bolsa no es siempre tan dramática como se muestra en las películas, ya que algunas embarazadas pueden expulsar pequeños chorros de agua a través de una fisura. Si se piensa que se ha roto aguas, lo mejor es acudir al hospital, pues a medida que pase el tiempo entre la rotura y el parto, aumenta el riesgo de infección en el bebé.
Si rompemos aguas, deberemos comprobar el color del líquido, pues lo normal es que tenga un color transparente o blanquecino, que nos dará tiempo de cambiarnos e ir al hospital si aún no lo hemos hecho. En cambio, si el líquido está teñido de color amarillento, negro o verduzco, deberemos acudir de inmediato e informarlo a nuestro médico.
En algunas ocasiones, cuando las mujeres no rompen aguas de forma espontánea, se realiza una maniobra llamada amniotomía, en la que la matrona rompe la bolsa. Sin embargo, no es aconsejable si deseas tener un parto natural, ya que es un proceso que debe desarrollarse sin intervenciones o con las mínimas, y romper la bolsa tampoco garantiza que el parto sea más rápido.
Con esta información acerca de las contracciones de parto y la rotura de bolsa, podrás identificar más fácilmente estas dos señales de que el parto se acerca y te sentirás más confiada y preparada para saber cómo actuar cuando llegue el momento. Mantente atenta a las señales que te envía tu cuerpo y ante cualquier duda, siempre consulta a tu médico.
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