La bolsa amniótica es una estructura membranosa hermética llena de líquido que protege y envuelve al feto y al cordón umbilical. La supervivencia y el bienestar del feto dependen en gran medida de que la bolsa esté intacta y no se pierda líquido.
Lo normal es que la bolsa se rompa en las horas previas al parto (amniorrexis) e incluso durante el parto, pero en algunas ocasiones puede romperse semanas tempranas del embarazo, cuando todavía no es adecuado que termine el embarazo (por infecciones, por traumatismos o por causas desconocidas).
Una rotura completa o una fisura prematura de bolsa antes de la fecha de parto, podría implicar riesgo de parto prematuro o de aborto. De ahí que la embarazada debe distinguir si tiene alguna pérdida de líquido amniótico y saber cómo actuar en esos casos.
No hay que confundirla con un escape de orina
Una fisura es una rotura pequeña de la bolsa amniótica de forma prematura. Se diferencia porque la cantidad de líquido que sale es escasa pero continua, incluso cuando la madre se mueve o cambia de postura.
En la mayoría de los casos no implica ningún problema si se maneja adecuadamente, pero es una rotura de la bolsa amniótica antes del parto, una de las causas más importantes de enfermedades infecciosas tanto para la madre como para el futuro recién nacido.
De ahí que sea importante descubrir si se pierde líquido y comprobar en qué cantidad para tomar medidas en caso necesario para no perjudicar al bebé.
Lo cierto es que una fisura, que suele implicar pequeñas pérdidas, puede pasar desapercibida o confundirse con flujo vaginal o incontinencia urinaria frecuente en el embarazo.
Si tenemos dudas sobre si hemos roto la bolsa, IMFER propone algunas medidas para comprobarlo:
- Hacer pis para vaciar bien la vejiga y descartar pérdidas de orina, en primer lugar.
- Colocarnos dentro de la braguita un paño o una toalla limpia y de algún color oscuro, como si fuera una compresa.
- Dar un pequeño paseo y toser varias veces.
- Si la bolsa está rota, veremos una mancha más o menos grande de líquido en el paño. Si no está rota, el paño estará seco o con flujo (que es más espeso y viscoso).
El color del líquido amniótico es transparente o blanquecino, y no huele a orina ni a amoniaco, sino que tiene un olor más dulce.
Cuándo ir al hospital
Si el líquido está manchado de sangre abundante o presenta un color amarillento, verdoso o marrón, hay que acudir inmediatamente al hospital para asegurarnos de que el bebé se encuentra bien.
Además, si tenemos claro que hay una pérdida de líquido amniótico o nos quedan dudas, lo más aconsejable es acudir al hospital.
En tu hospital de referencia diagnosticarán si las pérdidas provienen o no de dentro de la bolsa, explican desde Matterna y añaden en qué consisten las pruebas:
Para determinar la posible rotura, tras realizarte una breve historia clínica, se realiza una exploración ginecológica donde se introduce un espéculo en la vagina para observar si hay presencia y/o pérdidas de liquido tanto en reposo como tras realizar un esfuerzo (como por ejemplo toser fuertemente).
Si se observa líquido y existen dudas sobre su origen, hay diversas herramientas que ayudan a discriminar su procedencia como por ejemplo las tiras reactivas de pH o mediante test específicos de proteínas presentes en el líquido amniótico. Estos test son rápidos e indoloros.
Si se confirma que hay pérdida de líquido, se verifica la cantidad a través de una ecografía.
Si no se recupera, será necesario el ingreso y habrá que tomar algunas medidas (monitorización, antibióticos…) para garantizar el bienestar del feto, ya que de la integridad de la bolsa depende que el embarazo llegue a término.
Causas que pueden provocar la pérdida de líquido amniótico
En ocasiones se desconoce la causa que las provocan, pero entre las más frecuentes destacan:
Infección congénita
Después de una amniocentesis. Puede suceder que haya pérdida de líquido amniótico después de practicarla. Por lo general, la fisura cicatriza por sí sola, se interrumpe la pérdida y el líquido vuelve a su nivel normal.
Mujeres con antecedentes de rotura prematura de bolsa
Asociada a otras complicaciones: desprendimiento prematuro de placenta, anomalías fetales o retraso del crecimiento intrauterino.
Fotos | iStock
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