Nacer en un entorno acogedor

Seguro que si pudiéramos escoger el modo en el que entramos en esta vida, como a cualquier nuevo lugar, no nos gustaría que fuera de un modo estresante, cegador y ensordecedor, lleno de desconocidos que nos manipulan.

Es con lo que se suelen encontrar los bebés, pero deberíamos intentar minimizar esos efectos para que nacieran en un entorno lo más acogedor posible.

Cuando el parto es en casa, las condiciones suelen ser más acogedoras, porque la madre se siente familiarizada con su entorno, porque no suele haber demasiada gente, porque se acondiciona el lugar para que tenga la iluminación adecuada…

En el hospital, es difícil, por no decir imposible, controlar determinados aspectos en el lugar en el que damos a luz, como la iluminación o la cantidad de personal que nos asiste, aunque tenemos derecho a elaborar un plan de parto en el que expresemos todos nuestros deseos.

Algunos factores para recibir al bebé en un entorno acogedor son más fácilmente realizables y deberían extenderse a todos los hospitales:

  • La madre debería escoger quién la acompaña y estar en solitario si así lo desea durante las contracciones.
  • Tanto la sala de dilatación como el paritorio debería tener las puertas cerradas par cuidar la intimidad que se ve asaltada tan frecuentemente en estos momentos, con el personal, la luz y el ruido imprescindible.
  • El bebé no debería separarse de la madre salvo que existiera alguna complicación. El contacto piel con piel en el momento de nacer y la puesta al pecho es importante en estos minutos de alerta.

  • La administración de vitamina K, que previene la enfermedad hemorrágica del recién nacido, también puede hacerse tras el contacto piel con piel inicial.
  • No deben realizarse sistemáticamente intervenciones como la aspiración gástrica o la introducción de sondas en el bebé.
  • Un pinzamiento no prematuro del cordón umbilical permite unos minutos para que el bebé inicie la respiración en su nuevo medio y conlleva numerosos beneficios.
  • El primer reconocimiento del bebé podría realizarse situado éste sobre la madre, como el test de Apgar al minuto y a los cinco minutos del nacimiento, sin interrumpir el contacto piel con piel en el seno materno. Los beneficios del contacto precoz bebé-madre son innumerables.
  • Los padres deciden quién quieren en su habitación las primeras horas de vida del bebé. Ésta debería ser una decisión respetada por familiares y amigos que pueden quedar excluidos de las visitas en esos primeros momentos en los que tanto madres como bebés requieren de tranquilidad e intimidad. El silencio y respeto en estos momentos también es importante para el resto de madres y bebés que comparten habitación o planta.
  • Si hay alguna situación que requiera la separación del bebé y la madre, pero tras la observación se comprueba que el bebé se recupera o está sano, se debería retomar el contacto lo antes posible y no alargar un ingreso del bebé innecesario.
  • Si es la madre la que debe separarse, se procurará que el bebé permanezca con el padre o acompañante, incluso en contacto piel con piel.

Cuantos más de estos puntos logremos conseguir, los beneficios para madres y bebés son mayores.

Afortunadamente cada vez más hospitales se suman a esta calidad asistencial en los primeros minutos de vida del recién nacido, aunque queda mucho camino por recorrer y la mayoría de madres no podemos decir que hayamos parido en un entorno tan ideal.

Nacer en un entorno acogedor y respetuoso favorece el vínculo, la lactancia materna, que el bebé sea más estable, madres más relajadas… Sobre todo, una bienvenida al mundo con los menos sobresaltos posibles es lo que nuestros bebés y nosotras mismas merecemos.

Fotos | Emery Co Photo y Philippe Put en Flickr
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