Ya sea debido a la densificación urbana o al sedentario ritmo de vida que llevamos, lo cierto es que son varias las investigaciones que sugieren que cada vez pasamos menos tiempo al aire libre. Pero el contacto con la naturaleza tiene un sinfín de beneficios, especialmente para los niños, por lo que es importante fomentarlo desde muy temprana edad.
Hoy te contamos por qué jugar y pasar tiempo en entornos naturales es bueno para la salud física y mental de los niños, así como para su desarrollo y aprendizaje, y qué actividades podemos hacer para fomentarlo.
Importantes beneficios físicos y emocionales de crecer en contacto con la naturaleza
Cada vez estamos más conectados a la tecnología y más desconectados de la naturaleza. Nuestros hijos no son ajenos a este cambio de vida y muchos de ellos sufren el conocido como 'Trastorno por déficit de Naturaleza', cuya característica más evidente es una inadecuada relación entre nosotros y el entorno.
Los pediatras españoles llevan tiempo alertando acerca de esta preocupante situación, y en 2017 crearon Comité de Salud Medioambiental con el objetivo de ofrecer pautas que ayuden a mejorar la salud de los niños y adolescentes apoyándose en la naturaleza y el aire libre y alejándolos de hábitos poco saludables.
Según los pediatras, estar en contacto con la naturaleza aportaría a los niños los siguientes beneficios para su salud física:
- Ayuda a controlar la obesidad, cuyas cifras en nuestro país empiezan a ser alarmantes.
- Mejora la salud de los niños y adolescentes con enfermedades crónicas, como diabetes y asma.
- Se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular en la etapa adulta y menor riesgo de miopía en la infancia, según estudio.
- Ayuda a mantener unos correctos niveles de vitamina D, fundamental para que el organismo absorba el calcio, favoreciendo el correcto crecimiento de los niños.
- Mejora el desarrollo de la psicomotricidad fina y gruesa al correr, saltar, trepar a los árboles, coger cosas con su manos o experimentar diferentes texturas.
Pero el contacto con la naturaleza no solo repercute positivamente en la salud física de los niños, sino también en su salud emocional y en su comportamiento, como han determinado numerosos estudios realizados hasta la fecha. Algunos de estos aspectos positivos son:
- Favorece el desarrollo neurocognitivo y reduce los problemas de conducta en la infancia y adolescencia, mejorando el autocontrol.
- Mejora la salud mental durante la etapa adulta, llegando a reducir hasta en un 55 por ciento el riesgo de desarrollar trastornos mentales, incluso en los casos con factores de riesgo asociados.
- Ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad en la infancia y, en general mejora el estado anímico.
- El contacto con la naturaleza hace que los niños crezcan más felices y más concienciados con la importancia de cuidar el planeta.
- Favorece las relaciones sociales.
- Otros estudios sugieren que dormir la siesta al aire libre favorecería el descanso de los niños, pues duermen más profundamente y durante más tiempo, además de despertar con mejor estado anímico.
- Además, el contacto con la naturaleza ayudaría a prevenir la adicción al alcohol y otras drogas en los adolescentes.
También mejora el desarrollo personal y el aprendizaje de los niños
Los juegos al aire libre no son solamente esenciales para la felicidad y el bienestar físico durante la infancia, sino que también enseñan a los niños habilidades fundamentales para la vida y fomentan el crecimiento y el desarrollo personal.
Entre otros beneficios, destacamos los siguientes:
- Mediante la observación y la experimentación en la naturaleza, los niños desarrollan el pensamiento crítico, la lógica o la orientación espacial, entre otras habilidades.
- El contacto con la naturaleza beneficia el desarrollo de la autonomía.
- Los estudios han determinado que aprender rodeados de entornos naturales mejora el aprendizaje, favorece la concentración y la memoria y repercute positivamente en el éxito académico.
- Favorece el juego libre, la imaginación y la creatividad.
¿Cómo favorecer el contacto temprano con la naturaleza?
Aunque en muchas ocasiones el ajetreado ritmo de vida que llevamos los padres puede complicar el hecho de que los niños pasen tiempo en contacto con la naturaleza -especialmente si vivimos en las grandes ciudades-, podemos poner en práctica sencillas pautas para fomentar esta conexión:
Siempre que puedas, cambia el parque por un paseo por el campo o la montaña. De este modo estarás favoreciendo su creatividad, promoviendo el juego libre y fomentando el aprendizaje de numerosas habilidades, tal y como mencionábamos más arriba.
Anima a tu hijo a recolectar elementos de la naturaleza que llamen su atención. Después, podréis aprovecharlos para hacer manualidades como decorar piedras, hacer coronas o centros de flores, realizar pequeñas construcciones con palitos y ramas...
Permite a tu hijo que se ensucie explorando la naturaleza: deja que salte en los charcos, que manipule tierra o barro, que ruede por la hierba, que se moje... Es bueno para su salud y tiene más beneficios de los que crees.
Diseña planes al aire libre y escapadas naturales en función de la estación del año, para que además de diversión sea fuente de aprendizaje. Así, en invierno podemos aprovechar para subir a la montaña y jugar con la nieve, al tiempo que explicamos a los niños sus características y cómo ha llegado a formarse. La primavera es perfecta para observar el comportamiento de los insectos y su importante papel en el ecosistema, o para contemplar el deshielo de las montañas. El verano nos permite disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor y de los cielos estrellados. Y el otoño resulta ideal para recolectar frutos secos o semillas y hablar de su aporte nutricional.
Haced turismo rural y de naturaleza, así como opciones de vacaciones en familia que promuevan este contacto directo.
Involucra a tu hijo desde pequeño en actividades relacionadas con el cuidado del medioambiente para que tome conciencia del importante papel que jugamos todos a la hora de proteger nuestro planeta Tierra.
Otras actividades que podemos hacer para favorecer el contacto con la naturaleza y el desarrollo de la habilidad naturalista son: observación de detalles del entorno mediante el uso de diferentes aparatos (microscopios, telescopios, prismáticos, lupas...), observación de la causa-efecto (por ejemplo, entender las estaciones del año mediante la observación de un árbol de hoja caduca), coleccionar y clasificar objetos, actividades de relajación en medio de la naturaleza que ayuden a estimular la concentración y los sentidos...
Según una reciente investigación, para beneficiarnos de los innumerables aspectos positivos que tiene el contacto con la naturaleza deberíamos pasar al menos 120 minutos semanales en entornos naturales, por lo que esperamos que estas pautas y consejos os ayuden para aprovechar al máximo vuestras excursiones al aire libre.
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