Son muchos los padres que eligen dormir junto a sus hijos, ya sea en la misma cama o colocando una cuna colecho o camita supletoria a su lado. Sentir su olor, su calor y respiración mientras duermen es realmente maravilloso, y aporta tantos beneficios que para algunos se convierte en la opción más natural y cómoda para el descanso de toda la familia.
Sin embargo, el colecho es también una de las prácticas que más controversia genera en la crianza, y son muchas las personas que no dudan en juzgar y criticar a los padres que deciden apostar por ello.
"¿No te da miedo hacerle daño mientras duermes?"
Hay gente que cree que el colecho es de por sí una práctica peligrosa que pone en siempre riesgo al niño, pero si se hace con seguridad no solo no es peligroso, sino que tiene muchos beneficios.
De hecho, compartir habitación con el bebé se considera un factor protector frente a la muerte súbita del lactante. Por eso, los pediatras españoles recomiendan que el bebé duerma en una cuna independiente cerca de la cama de sus padres hasta los seis meses como mínimo, edad que la Academia Americana de Pediatría eleva hasta el primer año.
En este sentido, el colecho podría realizarse recurriendo a cunas colecho o sidecar que se acoplan a la cama de matrimonio de forma segura, otorgando al bebé un espacio independiente pero cerca de sus padres. Algunos hospitales de nuestro país han comenzado a incluir este tipo de cunas en sus habitaciones, dados los múltiples beneficios que aporta.
Si se opta por dormir con el bebé en la misma cama es importantísimo seguir las recomendaciones para practicar un colecho seguro, y tener muy en cuenta la edad que debe tener el niño según los expertos. Además, nunca se debe colechar si se consume tabaco, alcohol, medicamentos sedantes o en situaciones de cansancio extremo. Tampoco si los padres padecen obesidad o si el bebé nació prematuro o con bajo peso.
Hemos de cuidar también la firmeza del colchón, que no haya mantas, cojines o almohadas a la altura de la cabeza del niño, ni huecos por los que el bebé pueda caerse. En definitiva, si se siguen las recomendaciones de los expertos, colechar no es peligroso para el bebé.
"Se va a malacostumbrar"
Otra de las críticas más frecuentes que suelen recibir los padres que colechan es que el niño se va a malacostumbrar y luego no sabrá dormir solo. Pero el sueño, como cualquier otro aspecto del desarrollo, es un proceso evolutivo y madurativo, por lo que llegará un momento en que sea el propio niño quien decida 'independizarse'.
Mientras son bebés, los niños necesitan los brazos y el acompañamiento de sus padres para sentirse seguros y confiados. Por eso, durante la noche muchos experimentan angustia por separación si no están cerca de sus figuras de apego. En este sentido, dar al bebé lo que necesita nunca le va a 'malacostumbrar', sino todo lo contrario: le ayudará a crecer feliz y confiado.
A medida que los niños van creciendo, colechar pasa a convertirse en una decisión personal de padres e hijos. Es decir, no es que los niños se hayan 'malacostumbrado' y no sepan dormir solos, es que con mamá y papá se duerme muy a gusto y tranquilo, y los padres también lo desean así.
"Irá a la universidad y seguirá durmiendo con vosotros"
Este comentario cargado de juicio y crítica va íntimamente relacionado con el anterior, y es que hay gente que realmente piensa que si un niño duerme con sus padres querrá seguir haciéndolo mucho más allá de su etapa infantil. Sin embargo, lo peor de este tipo de comentarios no es lo absurdo que resultan, sino las dudas que puedan generar a los padres que colechan, que empiezan a preguntarse hasta qué edad debería dormir su hijo con ellos.
Algunos expertos recomiendan hacerlo hasta al menos los tres años, otros lo elevan hasta los cinco, y en otros países es una práctica tan común y natural que los niños siguen colechando más allá de esta edad.
"Crecerá inseguro"
Pese a que algunos sostienen que el colecho hace que los niños crezcan inseguros y dependientes, conocidos profesionales de nuestro país, como la psiquiatra infantil Ibone Olza, consideran justamente lo contrario: el colecho favorece la autoestima del niño y confianza en sí mismo, además de mejorar la relación entre padres e hijos.
Un estudio llevado a cabo en el año 2000 en Estados Unidos y liderado por el doctor James McKenna, catedrático de Antropología y director del Laboratorio del Comportamiento del Sueño Maternoinfantil de la Universidad de Notre Dame, en Indiana, concluyó que los niños que colechaban con sus padres presentaban una mayor autoestima y un mejor bienestar físico y mental, además de un mejor autocontrol emocional y una mayor independencia.
También la doctora Margot Sunderland, directora de educación en el Centro de Salud Mental Infantil de Londres, considera que los niños que duermen con sus madres hasta al menos los tres años se estresan menos, y por tanto crecen más confiados.
Por su parte, una encuesta realizada en ese país por estudiantes universitarios de Psicología, demostró que los hombres y mujeres que habían colechado con sus padres siendo niños presentaban menos episodios de ansiedad en su edad adulta y una mejor autoestima.
"¿Pero colechar no es incómodo?"
Este es otro de los clásicos comentarios que muchos suelen hacer a unos padres que colechan. Y digo 'comentario' porque a pesar de estar puesto entre interrogantes, el interlocutor ya presupone la respuesta y la está reprobando.
Como madre que colecha de manera habitual no puedo afirmar con rotundidad que dormir con los hijos sea siempre cómodo y placentero, pues al menos los míos se mueven mucho durante el sueño, patalean, dan mil vueltas en la cama y les encanta utilizar mi espalda como almohada. Pero lo cierto es que dormir solo tampoco es garantía de dormir bien.
Para muchos padres -cuyos peques se despiertan varias veces durante la noche- colechar se convierte en una práctica imprescindible para poder dormir varias horas seguidas (especialmente en el caso de madres que amamantan) sin importarles si se levantan con más o menos dolor de espalda.
Y es que la sensación de seguridad y amparo que le produce al niño el contacto piel con piel con sus padres, así como la posibilidad de ser atendido de inmediato si llora o se despierta, hace que se desvele menos y retome el sueño con mayor facilidad, repercutiendo también en el descanso del resto de la familia.
"El colecho acabará afectando a tu relación de pareja"
Cuando un bebé llega al mundo, inmediatamente los padres se convierten en objeto de comentarios (bienintencionados o no) de conocidos y extraños, e incluso muchos se sienten con la libertad absoluta de "meterse en su cama" y en su relación de pareja.
Y es que si los padres afirman practicar colecho, realmente hay quien está convencido de que esa relación se verá afectada, pues ¿dónde y cómo mantendrán sexo si los niños duermen con ellos? - se preguntan incrédulos-. Pero nada más lejos de la realidad, ya que cuando la pareja así lo desea, siempre es posible encontrar el momento perfecto para tener intimidad.
En resumen...
El colecho es una opción personal y única, y debe ser siempre respetada (al igual que en el caso contrario, por supuesto). Pero dado que es una de las prácticas más controvertidas cuando hablamos de crianza, siempre es bueno que los padres cuenten con argumentos que rebatan los mitos injustificados que en muchas ocasiones suelen oír.
En cualquier caso, tampoco hay por qué dar ninguna explicación de cómo dormimos cada uno en nuestra casa, y a veces un simple "duermo con mis hijos porque así lo hemos decidido" es más que suficiente.
Por eso, si optas por practicar colecho seguro no permitas que otros interfieran en vuestro modelo de crianza con sus comentarios u opiniones negativas, y en caso de dudas recuerda siempre que la crianza con apego reconforta y ayuda a crecer feliz y confiado.
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