La piel es el mayor órgano del cuerpo humano y cuando esperamos un bebé tenemos ganas de saber como será su aspecto. A menudo nos preguntamos, ¿cómo es la piel del recién nacido? Más allá del color existen ciertas características a las que nos vamos a aproximar para saber un poco más de su delicada dermis.
Nada más nacer, la piel del bebé está recubierta de una sustancia sebácea denominada vérnix caseosa, cuya función en el interior del útero era proteger la delicada piel del bebé. Esta función puede continuar unas horas más cuando el bebé ha nacido, pero en el hospital suelen limpiarlo.
Su piel suele estar arrugada al haber estado nueve meses en contacto con el líquido amniótico y como no ha recibido la luz directa, su piel aparece con un color rojizo o amoratado mientras se aclimata a su nuevo mundo. Antes de que el bebé respire por primera vez con ese llanto inicial la piel se oscurece.
Los primeros días, además, como le afectan tanto los cambios de temperatura (es uno de los principales cambios a los que se enfrenta el recién nacido), podrás ver que cambia su piel si es expuesto a una temperatura ambiental baja, tornando a esos tonos rojizos o azulados. Hacia el segundo o tercer día de vida del bebé, la piel se aclara un poco y puede volverse seca y escamosa, como veremos más abajo.
Es importante que el bebé no pierda temperatura y su piel se enfríe, colocándole un gorrito y sobre todo estando en contacto con el cuerpo de la madre, piel con piel, para transmitirle nuestro calor, nuestro olor, nuestro tacto.
Otra de las características que presenta la piel de muchos recién nacidos es la presencia de lanugo, un vello fino y suave que puede recubrir el cuero cabelludo, la frente, las mejillas, los hombros y la espalda. Es más frecuente en bebés prematuros y debe desaparecer en las primeras semanas de vida del bebé.
Dependiendo del tiempo de gestación, también pueden observarse otras diferencias en la dermis del bebé. Los bebés prematuros tienen la piel delgada y transparente, mientras que la piel de un bebé a término es más gruesa. En cualquier caso, la piel de una persona adulta es bastante más gruesa.
Debido a su fineza y a que la relación de la superficie corporal con respecto al peso es mayor que en los adultos, la piel del bebé tiene mayor permeabilidad a muchas sustancias que podrían ser perjudiciales y al efecto del sol, por eso hay que cuidar la piel y protegerla especialmente.
Los mecanismos defensivos poco desarrollados y las características especiales de acidez de la dermis del bebé hace que esté más expuesto a agentes infecciosos.
Alteraciones frecuentes en la piel del recién nacido
Es normal y frecuente la descamación de la piel del bebé, fisiológica. Se produce sobre todo en muñecas, dorsos de manos y pies, rodillas y en algunos casos en tórax. Podemos utilizar un poco de loción o de aceite específicos para hidratar la dermis, teniendo en cuenta que no hay que abusar de los productos cosméticos para el bebé.
La ictericia sucede cuando la piel del bebé se pone amarilla como resultado de la no eliminación adecuada de la bilirrubina. También se produce una coloración de los ojos y se produce en bastantes recién nacidos a partir de las 48 horas de vida y se reduce gracias a la fototerapia. Es un proceso transitorio y normal que suele desparecer tras unos diez días, más frecuente en niños prematuros.
Milium son unos granitos blancos que aparecen en el rostro del recién nacido. Se trata de pequeños quistes de grasa que pueden aparecer solos o agrupados en la zona de la frente, mejillas, nariz y barbilla. Estos granitos, que no hay que apretar ni intentar quitar, desaparecen de forma espontánea entre el mes y los tres meses e vida.
El eritema tóxico alérgico o urticaria del recién nacido son granitos rojos, similares a habones, que desaparecen a lo largo de la primera semana. Se trata de un sarpullido común y benigno.
Los angiomas planos o nevos simples, unas manchas rojizas (también conocidas como "el beso del ángel" y la "picadura de la cigüeña"), que aparecen en la nariz, párpados o nuca y que desaparecen hacia los seis meses o más adelante si están muy marcadas. Son capilares sanguíneos dilatados y congestionados que se marcan mucho al estar muy cerca de la superficie.
Esperamos con este resumen haber conocido un poco más cómo es la piel del recién nacido, sus características y sus alteraciones más frecuentes. Ahora solo tenemos que esperar para ver también si será un bebé morenito o de piel clara.
Fotos | Lisa Rosario en Flckr-CC y Thinkstock
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