En los seis primeros meses del bebé se producen múltiples cambios, avances y aprendizajes. Pero, ¿de qué manera percibe el mundo el bebé a través de los sentidos? ¿Cómo podemos estimularle?
Vamos a recorrer ese fascinante mundo de los pequeños a través de los sentidos para profundizar un poco más en su desarrollo y en definitiva conocer mejor a nuestros hijos y cómo podemos contribuir a que crezcan sanos y felices teniendo en cuenta su sensibilidad.
La vista: mirándolo todo
Los bebés recién nacidos apenas ven, pero lo suficiente para reconocer el rostro de mamá cuando esta le da el pecho. Entonces, la vista de mamá no solo se asocia a su imagen, sino que los otros sentidos pueden entrar en combinación para crear un mundo de sensaciones agradables relacionadas con ella: su olor, su tacto, su voz...
Como el sentido de la vista está poco desarrollado, probablemente vean en blanco y negro, en escala de grises. Pero poco a poco su capacidad visual avanza y empezará a distinguir más que sombras: entran en juego los colores vivos. A los tres meses ya es capaz de distinguir rojos, verdes, amarillos, azules...
Por eso en esta etapa le encantarán los colores vivos que tenga en su habitación, en sus juguetes, en sus libros. Ya puedes empezar a enseñarle cuentos, libros, revistas... Además, le encantará descubrir mundo fuera de casa, son grandes exploradores con la mirada, aunque vayan en cochecito (cuando ya van incorporados) o en mochila no se les escapará detalle de lo que va pasando a su alrededor.
Bebés con mucho tacto
El tacto es el sentido más importante para el bebé, ya que necesita ser tocado, abrazado, acariciado y cogido. El contacto piel con piel es fundamental tras el parto pero no desaparece después. Los besos, las caricias, los masajes, los baños... descubren múltiples sensaciones a los pequeños, los relajan y reconfortan.
Es importante sostener bien al bebé, cuidando que no se sobresalte y al principio sosteniendo bien su cabecita. Hay muchas razones para coger a los niños en brazos y en la base está en sentido del tacto.
Poco a poco, la sensible piel del bebé no solo recibe los estímulos como frío y calor, humedad... sino que van a empezar a explorar con sus manitas y pies todo lo que se le ponga al alcance. Por eso, podéis jugar a probar distintas texturas, suaves y rugosas, ásperas o lisas... Los masajes continúan y además con tres o cuatro meses ya disfrutarán de una sesión de cosquillas.
La boca de los bebés es muy sensible y también explorarán a través de ella las texturas y sabores.
Tanto gusto
Como acabamos de ver, el tacto va unido al gusto en muchas ocasiones porque, cuando crecen, aquello que tienen al alcance de la mano se lo llevarán a la boca para explorar. Al principio, saborea la leche de mamá, pero incluso con este menú exclusivo durante seis meses el bebé va a recibir distintos estímulos. No en vano, la leche materna contiene cientos de sabores diferentes que provienen de la alimentación de la madre.
Y es que incluso, antes de nacer, los sabores de la dieta materna llegan al líquido amniótico, por lo que el feto va teniendo diferentes experiencias gustativas. De modo que podemos decir que incluso en el vientre materno muestran preferencia por ciertos alimentos.
Además, cuando desarrolle la moticidad gruesa, recuerda que el bebé se llevará a la boca todo aquello que coja, de modo que percibirá otros "gustos", aunque procuremos que todos los objetos, juguetes... que acabe chupando o mordiendo estén limpios.
El bebé es todo oídos
Ya en el útero materno los bebés desarrollan el sentido del oído y una vez que nacen los sonidos se van a amplificar y a multiplicar. Desde el vientre materno escuchan el latido del corazón de su madre, el gorgoteo del sistema digestivo e incluso el sonido de su voz y de las voces de otros miembros de la familia.
Al principio, cuando nace, el bebé reconoce la voz de mamá y pronto irá ampliando el abanico de voces y sonidos reconocibles. Se puede sobresaltar por los sonidos bruscos y tranquilizarse con los continuos y graves. Sobre todo le tranquiliza la voz de los seres queridos y estará atento a vuestras palabras, canciones, cuentos, melodías... Hay muchas actividades con música para bebés que os harán pasar buenos ratos.
Para estimular el desarrollo lingüístico del bebé tenemos que hablarles desde el principio, contestarle a sus primeros sonidos y fundamentalmente jugar con él.
El olfato de los bebés
Se cree que la experiencia olfatoria ya está presente de algún modo en la vida intrauterina. El recién nacido aprende el olor de su madre para alimentarse y necesita estar cerca de ella para asegurarse el alimento, además de sentirse protegido. En la oscuridad, es capaz de saber dónde está mamá por su olor.
Son las partículas químicas presentes en el aire las que actúan como estímulos y le proporcionan al bebé información sobre el ambiente que le rodea. ¿Tiene algún olor preferido?
Los bebés se alejan de olores fuertes, ya que prefieren los aromas dulces y suaves como el de la leche materna. Por eso no utilices colonias fuertes o ambientadores, los pequeños prefieren lo más natural. Con el paso de los meses podréis experimentar con olores en casa, las nuevas comidas, los olores de la naturaleza, en el mercado... aunque verás que, como nos sucede a los adultos, el olfato va dejando paso a otros sentidos que cobran más importancia.
En definitiva, aunque parezca que un recién nacido "no se entera de nada", ya tiene en funcionamiento todos sus sentidos y se van desarrollando a medida que asimila las imágenes, los sonidos, los gustos, las texturas y los olores de su nuevo mundo. Lo único que tenemos que hacer nosotros para ayudarles es estimular sus sentidos con los mimos y cuidados necesarios.
Fotos | Thinkstock
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