Es bien sabido que cuando un bebé nace empieza a perder peso y lo sigue haciendo en los primeros días hasta que con el alimento que recibe empieza a dejar de perder y comienza a ganarlo.
Esa pérdida es completamente normal, sin embargo tiene un límite que no debe ser sobrepasado porque eso pondría en riesgo la vida del bebé. Dicho de otro modo: llega un momento en el que sí o sí tiene que empezar a aumentar peso.
Para saber si nuestro bebé ha empezado ya a perder demasiado peso o si lo está recuperando bien, según lo deseable, el Penn State Hershey Children’s Hospital ha publicado una más que útil herramienta online.
Pero, ¿por qué pierden peso?
Las tres razones por las que los bebés, pese a ser alimentados a demanda desde que nacen, pierden peso, son las siguientes:
- La expulsión del meconio: pasadas unas horas desde que nacen los bebés expulsan su primera caca, el meconio, una sustancia viscosa, oscura, pegajosa y hasta podría decir que difícil de limpiar, resultado de todo lo que el bebé ha ido tragando durante el embarazo. En realidad, las siguientes cacas también serán de un aspecto similar, así que se calcula que el bebé viene con 90 gramos de meconio en sus intestinos que claro, al eliminarlos, hacen bajar el peso del bebé.
- La orina del bebé: no solo hacen caca, sino también pipí, y no solo una vez, sino varias al día. Mediante la orina, y quizás también a través del sudor, pierden líquido y peso.
- Aún comen poco: al nacer dejan de recibir nutrientes a través del cordón umbilical y sin embargo están consumiendo energía solo por el hecho de vivir. Aunque un bebé se mueva poco y duerma mucho, su cuerpo necesita energía, y al principio no comen demasiado. No es un error, debe ser así.
El estómago del bebé está recibiendo alimento por primera vez y en el momento de nacer empieza a colonizarse con la flora que recibe en sus primeros contactos con el exterior y que le ayudarán a digerir lo que coma.
Al principio tiene que comer poco (pero a demanda, la naturaleza ya se encarga de ello). Si está tomando leche artificial no tendrá calostro, pero la norma es la misma: un recién nacido no puede tomar más de 10 ml por toma el primer día, así que no será suficiente para evitar la pérdida de peso.
"Newborn Weight Loss Tool"
Para ayudar a los padres a orientarse en lo que es normal y no lo es, porque una pérdida excesiva sería peligrosa, disponemos de esta herramienta online con la que en pocos segundos podemos saber si todo va bien, o si podríamos necesitar de ayuda médica.
Para obtener los datos tenemos que introducir el peso del bebé al nacer ("Birth Weight") en kg o gramos, la fecha de nacimiento ("Birth date") y la hora en que nació, porque el cálculo se hace por horas.
Después marcamos si el parto fue vaginal o por cesárea y qué alimentación está recibiendo, si leche materna o artificial.
Finalmente, para conocer el momento actual, añadimos en "Additional Measurement" el peso, la fecha y la hora. Tras pulsar "Graph it" veremos la gráfica que nos dirá en qué percentil de ganancia de peso está el bebé: si está en el verde significa que va en la media, si está por encima, significa que está ganando más de la media, y por debajo del verde es que está ganando menos de la media. Los colores indican lo importante que es que empiece a hacerse algo para mejorar dicha ganancia (a partir de naranja está claro que hay un problema).
Una vez hecha la gráfica, podemos pulsar "Add new" y añadir el peso en otros momentos. De esa manera podemos ver la evolución que está llevando el bebé.
Además, nos dirá cuál es el porcentaje de peso que ha perdido el bebé, que es un dato muy importante. Se suele decir que lo normal es que pierdan entre un 5% y un 7% del peso de recién nacido, aceptándose como límite un máximo el 10% al que ya no deberían llegar (al llegar a un 7-8% hay que actuar para evitar llegar a ese 10%).
¿Y qué se hace si está ganando poco peso?
Buscar ayuda experta; ver si hay algún problema con la succión del bebé al pecho o algún problema con la producción de leche materna; ver si está comiendo bien, suficiente, y de ser así, buscar algún problema en el bebé, por si pudiera estar padeciendo algún tipo de infección (son habituales las infecciones de orina, que consumen gran parte de las calorías que reciben y les hacen no ganar peso o incluso perderlo).
Una vez conocidos los problemas, se llevan a cabo las soluciones adecuadas para que el susto se quede solo en eso y el bebé pueda, por fin, engordar como debe.
Fotos | iStock
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