"He visto al bebé de Estefanía, que dice que te va a llamar por si un día quieres ir a verla. Qué suerte han tenido, es muy bueno y además precioso, tiene los ojos grises".
Esta frase, o parecida, la he oído en más de una ocasión. Hasta de pequeño se la oí a mi madre, cuando nació mi hermano menor y ella estaba contenta porque le veía los ojos de un precioso color gris. ¿Por qué los bebés tienen los ojos grises?
¿No podrían nacer ya con su color de ojos?
Porque claro, si nacieran ya con el color de ojos pues se evitarían discusiones, hipótesis y acertijos del estilo "los tiene grises, pero eso quiere decir que los tendrá marrones" o "ya, pero grises con un halo clarito alrededor de la pupila, y entonces quiere decir que los tendrá claros".
Pero no, los bebés nacen con los ojos de color grisáceo, la mayoría, aunque muchos bebés tienen ya algo de colorcito y nosotros, los padres, tenemos que ir escuchando esas absurdas discusiones familiares en que la familia de la madre dice que tendrá los ojos como los de su familia y la del padre que los tendrá como la suya.
¿Por qué nacen con los ojos grises?
Pues por la misma razón que el pelo de un niño es de un color y cuando son más mayores puede haber cambiado, por la acción o inacción de la melanina y el sol. La melanina es la sustancia responsable de dar color al iris, que es la parte que rodea a la pupila y que da color al ojo. Al principio las células que producen melanina son muy inmaduras y la producción es totalmente insuficiente para dar color a los ojos, por eso se ven como grises.
A medida que pasan los días, las semanas y los meses, la melanina empieza a dar color a los ojos y poco a poco ese color se va definiendo más y más. Al nacer tienen un color, a los seis meses pueden tener otro color muy diferente y, aunque mucha gente dice que ese es el color definitivo, para nada. Aún queda mucho tiempo para que se sepa cuál es finalmente.
Tampoco digo que sea al año, o que no lo sea, es simplemente que la melanina se sigue produciendo y que entra a actuar otro agente que tiene mucho que decir: el sol.
Hace unos días vimos un vídeo en el que se observaba el efecto del sol sobre nuestra piel, al ir modificando su aspecto y haciendo que a los niños les "nacieran pecas" y a los adultos manchas. Pues bien, el sol, en nuestros ojos, también provoca cambios y adaptaciones y los ojos van cambiando de color. No sucede toda la vida, claro, pero sí puedo decir, por ejemplo, que mi hijo el mayor tenía los ojos de un color a los dos años y que ahora con ocho los tiene del mismo color, pero más oscuros.
Así que los ojos de un bebé, grises o azulados, por norma, no dicen absolutamente nada y no es más que una curiosidad más. Una curiosidad temporal porque con el tiempo no los tendrán grises.
Foto | Thinkstock
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