Las cunas con bebés alineadas detrás de un cristal en un hospital es una imagen que afortunadamente está cayendo en desuso. Cada vez hay más consciencia de la necesidad del contacto precoz del recién nacido con su madre y por suerte, los nidos tienden a desaparecer.
Los nidos o nurserys surgieron hace décadas, en una época en la que el índice de natalidad era mucho más alto que el actual y la estructura organizativa de los hospitales no hacía posible que cada bebé estuviera en la habitación con su madre. Con el pasar de los años, las cosas han ido cambiando.
Ya no tiene sentido, e incluso es contraproducente, que un bebé permanezca separado de su madre después de nacer. En las horas posteriores el parto se produce una impronta entre ambos, la cual favorece el vínculo afectivo y la instauración de la lactancia materna. Su lugar es junto a ella, en contacto piel con piel, y no estarlo produce un estrés fisiológico en el bebé.
El Ministerio de Sanidad, a través de su Estrategia de Atención al Parto Normal, recomienda desde el año 2008 eliminar los nidos de los hospitales con el objetivo de mejorar el binomio madre-recién nacido. Poco a poco, en todos los hospitales españoles, las salas nido están dejando de cumplir su función original y se utilizan para otras prácticas.
El ser humano es único mamífero que experimenta la separación materno-filial de forma antinatural. El recién nacido necesita sólo de su madre, la única que puede proporcionarle el calor, la protección y el alimento que necesita, tanto si es un bebé sano, y aún más si es un bebé prematuro o enfermo.
El contacto permanente con su madre regula el ritmo cardiaco y respiratorio del bebé, mejora su sistema inmunológico, reduce sus niveles de estrés y favorece el comienzo de la lactancia.
Por suerte, los nidos tienden a desaparecer. Las madres piden cada vez más que sus bebés esté con ellas en la habitación y son los propios padres quienes se encargan de los primeros cuidados del bebé.
Incluso algunas maternidades facilitan que ellos bañen a sus bebés por primera vez y que pruebas médicas que se practican en las primeras horas de vida, como la prueba del talón, se realicen en la propia habitación donde el bebé pueda estar junto a su madre y evitarle así mayor estrés.
Vía La Opinión
Foto | Herkie
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