La negación del embarazo es un proceso psicológico que nos puede resultar sorprendente pero que llega a afectar a muchas más mujeres de las que podemos pensar a lo largo del año. Se llama negación del embarazo a la situación en la que la mujer no se hace consciente de estar embarazada y se mantiene ignorante de ello.
La Asociación Francesa para el reconocimiento de la Negación del Embarazo calcula que en Francia hay posiblente 2000 casos al año y de ellos unas 300 mujeres llegarán al parto sin haber sido conscientes del embarazo en ningún momento. Médicos, terapeutas y afectadas solicitan a través de ella que se reconozca como una patología y un problema de salud pública y se evite que las mujeres que, padeciéndola, llegan a hacer daño al bebé, puedan ser encarceladas pues afirman que no son responsables de sus actos.
En la mayoría de los casos la mujer se termina dando cuenta de lo evidente o, y parece ser bastante habitual, lo hace cuando acude al médico preocupada por molestias abdominales inespecíficas y aumento de peso. Estos casos suelen evolucionar muy bien y las mujeres reconocen su embarazo tras esto.
Puede que pensemos que esto solamente le sucede a chicas muy jóvenes o a quien ya padeciera un trastorno o retraso mental. Pero no es cierto. Resulta que la mitad de las mujeres que lo padecen ya habían tenido hijos anteriormente, y además es un problema que no está relacionado con casos de exclusión social o marginalidad, sino que se puede presentar en todas las clases sociales, económicas y en todos los niveles educativos de manera repartida. Me ha sorprendido leer que lo padecen además de adolescentes o mujeres en situaciones de exclusión social también otras en situaciones mejores: militares, secretarias, abogadas, profesoras, madres de varios hijos con vidas normales.
Añado que el entorno, amigos, familiares y compañeros suelen permanecer también ignorantes del embarazo y, a posteriori, afirman no haber notado nada raro. Incluso las parejas con las que conviven no se dan cuenta.
Y es que es habitual en estos casos de negación del embarazo que, el cuerpo, ignorante de su estado, no cambie como en el resto de las embarazadas. El bebé se coloca a lo largo y el vientre apenas sobresale. No hay nauseas ni mareos, y si se presentan, la mujer los descarta como producto de algún problemilla leve. El bebé no se mueve mucho o, cuando lo hace, la mujer piensa que son gases. Algunas incluso siguen teniendo la regla.
En esos casos el peligro es evidente. Cuanto más tarde suceda la comprensión del estado mayor será el trauma. Aunque incluso cuando nace el bebé en la mayoría de las mujeres se llega a producir una reconciliación con lo sucedido y pueden criar a su hijo normalmente existen riesgos si se llega al parto sin haber sabido nada.
Cuando la negación es total y llega al punto de presentarse el parto habrá gran angustia al darse cuenta de que no reconoció los signos de su cuerpo y no cuidó del feto adecuadamente. La madre sigue en algunos casos sin poder darse cuenta de que los dolores que sufre son de parto y de lo que sucede hasta que nace el bebé. El trauma es enorme y entonces puede aumentar su desconexión con la realidad. La mayoría logran recuperarse y vincularse a su hijo, sobre todo si el parto sucede en buenas circunstancias y acompañada o en un centro médico al que sea trasladada.
Pero hay algunos casos en los que la madre, y eso la hace especialmente vulnerable, da a luz a solas y no consigue reconocer que está pariendo. Nace el niño y no sabe que es un niño, pierde completamente la comprensión de la realidad. En algunos casos el bebé muere por falta de cuidados, por abandono o por la misma mano de la madre trastornada.
Se documentan también espeluznantes historias de mujeres que acumulan bebés muertos en su jardín o en el congelador, pero, contrariamente a lo que pensaríamos, no lo hacen por eludir su responsabilidad, sino por un trastorno mental que hace que no lleguen a saber exactamente lo que pasa pero que deseen conservar los cuerpos cerca.
Todo esto nos llena de asombro cuando el caso se resuelve bien y de verdadero horror cuando los niños terminan muriendo. A menudo habremos pensado en que esas mujeres era monstruos, pero os aseguro que al leer los testimonios de esas personas en la página de la Asociación Francesa para el reconocimiento de la Negación de Embarazo, me he quedado sobrecogida por como explican las vivencias traumáticas y su desconexión total con la realidad en aquellos momentos y también emocionada con las historias felices de mujeres que pudieron reencontrarse con su cuerpo y cuidar de sus bebés con normalidad.
Más información | Asociacion Francesa para el reconocimiento de la Negación de Embarazo