Después de este fin de semana extraño de cambio al horario de verano (o de invierno, para los países del hemisferio sur que lo aplican) podemos comentar si hemos notado efectos debidos al cambio de hora en nuestros hijos.
Frente a los aspectos positivos del cambio de hora, como el ahorro energético o el aumento de horas de sol para disfrutar del aire libre, existen ciertas repercusiones en nuestros organismos que pueden hacer que nuestro reloj interno también se descoloque, especialmente el de los más pequeños.
Y es que, según algunos especialistas, el cambio de hora, sobre todo el que nos quita una hora de sueño, puede ser negativo porque trastorna el ritmo vigilia-sueño, provocando un pequeño jet-lag y generando más problemas en personas con dificultades para dormir.
Ahora bien, yo imagino que un bebé o niño que duerme sin despertador, la noche del cambio de hora dormirá lo mismo que cualquier otro día. Los efectos pueden venir los días siguientes.
Son los días posteriores (el cambio de hora se realiza la madrugada del sábado al domingo para que los efectos del desfase tengan menos repercusión) cuando intentamos adaptarnos al nuevo horario. Aunque lo mejor sería no “adelantarlo” todo (o “retrasarlo”, según el cambio) una hora el mismo día, esto es, no mantener el mismo horario de siempre (con el horario nuevo y una hora de desfase), sino tomar media hora de margen para que este primer día nos vayamos habituando.
Por ejemplo, en el hemisferio norte se trataría de comer a las 14’30 en lugar de a las 14 como todos los días, ya que en realidad esas 14’30 serían las 13’30 de ayer. A la hora de dormir, haríamos lo mismo, para que el cambio sea gradual. El “problema viene cuando llega el lunes, si el niño va al cole… no hay más remedio que hacer caso al despertador con la hora nueva.
De todas formas, yo soy un poco escéptica con estos pequeños trucos para que el cambio de hora afecte menos a los niños, pues nosotros, sobre todo los fines de semana, no seguimos un horario estricto para comer o para dormir, y variaciones de media hora podemos tenerlas todos los días.
De modo que este cambio de hora, como otros anteriores, no ha parecido tener una incidencia significativa en mis hijas. Probablemente cuesta un poco más despertarse, pero eso nos pasa a todos en casa durante un par de días.
Y es que los pequeños desajustes producidos por las horas de sueño y el ciclo de luz en el día, son en breve asimilados por nuestro organismo, que se adapta a la nueva situación en menos de una semana.
Lo mejor de este cambio de hora, como ya he comentado, y una vez superados los pequeños desbarajustes del sueño, es que llega el buen tiempo y podemos disfrutar de más horas de sol y del ocio al aire libre con nuestros hijos. Un buen cambio que invita al optimismo, ¿no os parece?
Foto | woodleywonderworks en Flickr-CC
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