Se llama Kasen Kyrie. Desde que nació, el 14 de enero de 2020 en Siracusa, Nueva York (Estados Unidos), ha estado entrando y saliendo del hospital. De hecho, pasó sus primeros tres días de vida en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales porque le diagnosticaron un caso grave de Ictericia y complicaciones respiratorias. A la semana de haber sido dada de alta del hospital, su madre se dio cuenta de que no evolucionaba bien.
Después de muchas consultas le diagnosticaron una rara enfermedad hepática conocida como Atresia Biliar. Tenía solo tres meses cuando fue sometido a una cirugía para corregirle el problema. Pero no funcionó. Necesitaba un trasplante de hígado. Y cuando parecía que las cosas no podían ir peor, en noviembre Kasen fue diagnosticado con Covid-19. Por suerte, pudo superarlo y el 2 de enero le trasplantaron un nuevo hígado de un donante. Ahora se recupera satisfactoriamente. Desde luego, es todo un superviviente.
Un largo camino con final feliz
La Atresia Biliar es una enfermedad congénita que provoca el bloqueo de los conductos biliares fuera y dentro del hígado. El daño produce cicatrices, pérdida de tejido y función hepática y cirrosis. Kasen tenía muchos problemas para ganar peso, respirar y sufría de fiebre continua. Tras descubrir qué le pasaba, le hicieron una cirugía conocida como Kasai, en el que le extirparon, crearon y reestructuraron los conductos biliares para que fluyeran del hígado al intestino. Pero no salió bien y en abril confirmaron a la familia que necesitaba un trasplante de hígado.
Después de investigar la mejor opción para su hijo, su madre Mitayah Doberlson, decidió que el Hospital Infantil de Pittsburgh era el mejor lugar para trasplante. En agosto fue admitido en la lista de trasplantes. Pero los meses siguientes fueron duros, porque la salud del pequeño sufría altibajos y necesitó visitar el hospital al menos una vez al mes, desde el estado de Nueva York, donde vive la familia, hasta Pensilvania. Y todo empeoró cuando se endurecieron los protocolos a causa de la pandemia de coronavirus.
Por desgracia, lo peor estaba por llegar. A finales de noviembre, Kasen ingresó en urgencias con mucha fiebre. Allí comprobaron que se había contagiado con Covid-19. Su madre reconoce que se le rompió el corazón al escuchar el diagnóstico:
"Me puse a llorar de inmediato porque no creía que pudiera lograr superar el Covid en su situación. Sentí que le había fallado como madere, que no le protegí".
Por suerte, aunque Mitayah otros miembros de su familia se contagiaron con el virus, todos terminaron recuperándose, incluyendo Kasen.
Además, solo unas semanas después, la familia recibió una llamada del Hospital Infantil de Pittsburgh: Kasen tenía un donante de hígado vivo. El 2 de enero entró en el quirófano. Ahora, menos de dos semanas después su madre asegura que su hijo está de buen humor.
Cierto que el viaje aún no ha terminado. Los tiempos de recuperación y los procedimientos significan que Kasen puede necesitar permanecer en el hospital durante los próximos seis meses. Pero este niño es todo un superviviente, así que, seguro que sigue adelante tras cumplir el pasado jueves, 14 de enero, un año de vida.
Vía y fotos | Hospital Infantil de Pittsburgh y campaña de GoFundMe de Mitayah Donerlson
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