Hoy, 24 de mayo, se celebra el Día Nacional de la Epilepsia, una de las enfermedades neurológicas más comunes y que se caracteriza por la predisposición del cerebro para generar crisis epilépticas. Según datos de la Sociedad Española de Neurología, cada año se diagnostican 22.000 casos en nuestro país, de los cuales la mitad se dan en menores de 15 años.
Hemos hablado con el doctor Francisco Javier López, miembro de la Sociedad Española de Neurología, sobre las crisis de ausencia en niños, un tipo concreto de crisis epiléptica que tiene lugar durante los primeros años de vida, y que es importante reconocer a tiempo y tratar.
Crisis de ausencia: ¿qué son y qué síntomas presentan?
El doctor López nos explica que a menudo, cuando pensamos en una crisis epiléptica lo asociamos a convulsiones, pero no siempre es así, de hecho "las crisis epilépticas solo representan entre el 20 y el 30% del total. Presentar falta de respuesta a los estímulos, realizar repetidamente movimientos automáticos o tener ausencias también son manifestaciones de las crisis epilépticas que hay que tener en cuenta".
Dicho esto, en lo que respecta a las crisis de ausencia, se tratarían de episodios breves de pocos segundos de duración (algunos incluso de menos de cinco segundos), en los que el niño deja de hacer lo que estuviera haciendo de forma brusca, desconectando de todo lo que le rodea y dejando de prestar atención a los estímulos.
"Las crisis epilépticas de ausencia son un tipo de crisis epilépticas generalizadas que consisten en pérdidas de conciencia de inicio y final brusco, de muy pocos segundos de duración. Esta pérdida de conciencia se manifiesta como un paro en la actividad que se estaba realizando, lo que comúnmente se denomina quedarse en blanco o mirando al vacío" - apunta el doctor.
Entre los síntomas asociados que se pueden manifestar destacarían los movimiento automáticos y repetitivos como el parpadeo de ojos, frotarse las manos o morderse los labios, así como contracciones musculares breves, bruscas e involuntarias. No suelen presentarse caídas.
Tras la crisis, la recuperación es inmediata y el niño retoma la actividad que estuviera haciendo antes de este episodio, sin ser consciente de que haya ocurrido esta pérdida de conciencia.
¿A qué edad se manifiestan y cuál es su frecuencia de aparición?
Según la Sociedad Española de Neurología, este tipo de crisis epilépticas se suelen presentar en niños con edades comprendidas entre los cuatro y los diez años, siendo más frecuente entre el sexo femenino que el masculino.
En cuanto a su frecuencia de aparición, el doctor López afirma que los episodios de crisis de ausencia suelen darse con mucha frecuencia, si bien ésta es variable de un paciente a otro. En este sentido, puede haber niños que solo tengan algunas crisis a la semana, mientras que otros presenten varias crisis de ausencia a lo largo de un mismo día.
Prevención, evolución y pronóstico
En general, poco podemos hacer para evitar que nuestro hijo sufra una crisis de ausencia, aunque hay ciertas situaciones que pueden desencadenarla y que podríamos tratar de evitar:
"La hiperventilación suele inducir la aparición de ausencias en estos pacientes. Además, el 18% de los afectados por este tipo de epilepsia presenta fotosensibilidad, por lo que son pacientes que ante ciertos estímulos visuales también pueden experimentar crisis" - explica el doctor López.
En lo que respecta a la evolución de este tipo de crisis, en el 65% de los niños acaba remitiendo entre los tres y los ocho años después de haber aparecido la enfermedad, pero mientras duren los episodios el niño necesitará tratamiento con fármacos antiepilétpicos.
Por lo general, el pronóstico de esta enfermedad es bueno o muy bueno.
Diagnóstico de la enfermedad
Desde la Sociedad Española de Neurología alertan de que en muchas ocasiones los diagnósticos de epilepsia llegan tarde, pues con frecuencia los síntomas pasan desapercibidos o no son correctamente identificados por las familias o el personal sanitario.
"En otras ocasiones los padres no consultan con el médico estos episodios hasta que el rendimiento académico del niño baja. Todo esto retrasa el diagnóstico y el tratamiento requerido"
El doctor Francisco Javier López alerta de que si las crisis de ausencia no se diagnostican y se tratan de forma correcta, podrían asociarse problemas conductuales, psiquiátricos, del lenguaje o cognitivos. Por eso, ante cualquier tipo de sintomatología como la descrita, es importante consultar lo antes posible con el pediatra.
El diagnóstico final se hará con el historial del paciente, vídeos que los padres puedan aportar y un electroencefalograma en el que se demuestre el patrón característico de las ausencias.
Fotos | iStock
Agradecimientos | doctor Francisco Javier López, Sociedad Española de Neurología
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