El llanto de los bebés es su manera de comunicarse con nosotros y de pedirnos ayuda para que hagamos algo, y la reacción lógica de los padres es intentar calmar a los bebés, retornarles a un estado de calma en que se encuentren bien de nuevo.
Uno de esos momentos es cuando quieren hacer caca y no lo consiguen, y es un momento duro porque los padres desearían hacer algo y no saben qué, y ven que el bebé hace fuerza, se pone rojo, se arquea y llora sin conseguirlo. Es lo que se conoce como disquecia del bebé, y hoy os vamos a decir qué es.
¿Disquecia del bebé, pero eso no es estreñimiento?
Cuando un adulto no consigue defecar sufre, se queja, hace esfuerzos y siente dolor para echar el bolo fecal porque está duro y es relativamente grande. Es lo que conocemos como estreñimiento. Por este motivo, los padres solemos hacer una regla de tres al ver en nuestro bebé los mismos síntomas: se queja, hace esfuerzos, llora, se pone rojo, se arquea y parece que sufre para hacer caca. Después la hace, al final, y entonces se queda tranquilo. ¿Conclusión? Pensamos que tiene estreñimiento, porque todo coincide.
Sin embargo no todo coincide, porque lo que motiva esos síntomas en los adultos es que las heces son duras, pero los bebés cuando hacen caca la hacen deshecha, prácticamente líquida, con algunos grumos, pero totalmente blanda. Sólo la suelen hacer más bien pastosa, con más densidad, cuando toman leche artificial, que se digiere peor que la leche materna.
Por eso en los bebés no se dice que tengan estreñimiento, pese a comportarse igual al hacer caca, porque si tú a un adulto con estreñimiento le das un laxante empezará a hacer caca más líquida y desaparecerán las molestias pero si se lo das a un bebé conseguirás que haga la caca aún más líquida de lo que ya la hace, pero las molestias seguirán estando presente en muchas ocasiones. Y eso es porque lo que tiene el bebé no es estreñimiento, sino la llamada disquecia del lactante.
Pero, ¿qué es la disquecia del lactante?
Suena a enfermedad, o algo que haya que solucionar, pero no lo es en realidad. Es algo normal y natural que sufren muchos bebés y que desaparece cuando pasa el tiempo, como tantos "males" de los bebés en las primeras semanas.
La disquecia del lactante es un asincronismo entre lo que el bebé quiere hacer y lo que en realidad hace, por inmadurez. Yo siempre lo explico, de manera coloquial, diciendo que "el bebé aprieta para hacer caca pero en su ímpetu por apretar acaba apretando también el culete, el esfínter, y no puede sacarla".
Una definición un poco más técnica sería la que podéis leer en el foro de lactancia de la Asociación Española de Pediatría, donde un miembro del comité responde a un padre explicándolo de este modo:
Hay un cuadro llamado "disquecia del lactante" que se define como al menos 10 minutos de esfuerzo y llanto antes de la emisión de heces blandas en menores de 6 meses. Se cree que se produce porque el bebé realiza los esfuerzos de empujar con el esfínter anal cerrado, y que por eso le cuesta. Cuando el esfínter se abre, salen las heces sin dificultad y cesa el llanto. Es un cuadro benigno que suele mejorar espontáneamente.
Vamos, que no es una enfermedad ni un síntoma de nada, sino algo muy común en los bebés cuya cura es la paciencia y el tiempo, y entre medio, algunos masajes en la barriga (en el sentido de las agujas del reloj) a combinar con la flexión de las piernitas presionando un poquito el abdomen (sin pasarse), por si en una de esas lograra soltar la caca.
¿Y no se le pueden dar infusiones o estimular el ano?
Las infusiones no suelen recomendarse porque no van a ayudar al bebé a hacer caca (recordad, la caca ya es líquida o blanda, y el problema es que el bebé hace fuerza pero no abre los esfínteres), y porque, pese a que tranquiliza a los padres, que sienten que están haciendo algo por sus bebés, lo que se provoca es la sensación de que hay que tratar incluso aspectos normales de los bebés, considerándolos patológicos y haciendo que, a la larga, se acaben medicando más procesos de los necesarios.
Vamos, que se empieza con esto y se puede acabar dando jarabe por cualquier cosa, o buscando remedio para todo, y llevando al niño a donde sea con tal de que arreglen los demás cosas que ni siquiera son un problema: que parece que babea mucho, que parece que le pudiera molestar un diente, que le he visto un granito, que le he visto un moquito, que ayer lloraba y no sabía por qué, que come poco, que come mucho, que no para quieto, que está muy parado, que duerme mucho, que duerme poco, que...
Lo de la estimulación del ano es el típico consejo de meter la punta del termómetro en el ano del bebé y hacer pequeños movimientos rotatorios, cerillas con aceite, la punta de un supositorio o ramita de perejil, que acaban por provocar la salida de las heces. Es un remedio que funciona pero que no se recomienda utilizar en el caso de los bebés porque se corre el riesgo de hacer que el ano del bebé responda más, entonces, al estímulo externo que al interno (aumento de presión en los intestinos por la caca acumulada). Vamos, que puede acostumbrarse entonces a hacer caca solo cuando se le estimule, y entonces no solo no habremos solucionado la disquecia (que se soluciona sola), sino que la habremos empeorado.
Foto | Harald Groven en Flickr