El ensayo se realizó sobre 17.000 niños sanos residentes en varias regiones de Bielorrusia, aunque los datos son de 13.889 de ellos. Se hicieron dos grupos con los pequeños amamantados, a uno se le hizo un programa de lactancia exclusiva y mantenimiento en el tiempo y al segundo se dejó en decisión de la madre la forma de dar el pecho y cuándo finalizar.
Al cabo de seis años y medio realizaron a los niños varias pruebas de alergia, asma, eccema, fiebre del heno, etc., tanto cuestionarios como tests de sensibilidad cutánea. Algo sorprendente que se desprende del estudio es que los datos de las pruebas cutáneas mostraban muchas diferencias de un hospital a otro (según Carlos González, presidente de la Asociación Catalana Pro Lactancia Materna, puede deberse a condiciones ambientales), así que los investigadores excluyeron las tasas más altas y tras un nuevo análisis vieron que el primer grupo de niños era hasta tres veces más alérgicos al polvo, el polen o los gatos entre otras cosas. Sin embargo, los síntomas de alergia, asma o fiebre del heno no mostraban diferencias significativas entre un grupo y otro. No comprendemos mucho el desarrollo de este ensayo clínico en Bielorrusia, sumamos las palabras de Carlos González y aportamos datos de Wikipedia:
Bielorrusia sufre dos grandes problemas ambientales: la contaminación química de la tierra por el exceso de pesticidas, y una continua y elevada tasa de radioactividad producto del accidente sufrido en 1986 por la central nuclear de Chernobyl (Ucrania).
Si quieren conocer por qué han aumentado los problemas alérgicos y respiratorios de los niños, pensamos que es preferible que miren a otro horizonte.
Vía | El Mundo Más información | Efectos en la salud del pueblo bielorruso En Bebés y más | Lactancia materna