"Los 18 son los nuevos 15": los adolescentes de hoy están más solos que nunca y menos preparados para la vida adulta

"Los 18 son los nuevos 15": los adolescentes de hoy están más solos que nunca y menos preparados para la vida adulta
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Parece ser que los adolescentes de hoy se sienten más solos que nunca y están, también, menos preparados para la vida adulta. Los móviles y las redes sociales tienen algo que ver, pero no son los únicos factores implicados. Así lo sugieren las investigaciones de la doctora Jean Twenge, profesora de Psicología en la Universidad Estatal de San Diego y autora de siete libros sobre generaciones, el último Generations (2023).

Twenge ha estudiado a fondo esta problemática adolescente y la prolongación de esta etapa de la vida, la llamada "adolescencia extendida". Analizamos sus hallazgos más importantes y reflexionamos con algunas ideas sobre qué podemos hacer como padres para acompañar a los hijos en esta etapa de la vida.

Los adolescentes de hoy están menos preparados para la vida adulta

La adolescencia se prolonga y los jóvenes entran cada vez más tarde en la vida adulta. Esto es lo que encontraron en una revisión del 2017 publicada en la revista Child Development, realizada por la doctora Jean Twenge y colaboradores, en la que participaron más de 8 millones de jóvenes de 13 a 19 años de diversos orígenes raciales, económicos y regionales.

Estudiaron el comportamiento de diversas generaciones de adolescentes, desde la década de 1970, y encontraron que hay cada vez menos adolescentes que al terminar el colegio -a los 18 años- se sacan el carnet, tienen su primer trabajo, han probado el alcohol y han tenido su primera cita o han mantenido relaciones sexuales. En definitiva, empiezan a hacer cosas "de adultos".

La autora principal del estudio hace esta afirmación: "Los 18 son los nuevos 15". Sin embargo, la investigadora lanza en su cuenta de Twitter el siguiente mensaje; y es que, esto no es sólo algo que les suceda a los adolescentes. 

"Es parte de una tendencia más amplia de desarrollo más lento en cada etapa: los niños son menos independientes, los adultos jóvenes se casan y tienen hijos más tarde, los '60 son los nuevos '50.


La etapa de la adolescencia se prolonga y los jóvenes entran cada vez más tarde en la vida adulta.

Causas de esta inmadurez: el contexto y la vida

Twenge señala varias razones por las que la madurez de los adolescentes se está ralentizando. Por un lado, la tecnología e internet, que hacen que se produzca una mayor interacción con los pares en línea y en el hogar, donde el sexo, la experimentación y los problemas son quizás menos probables. Por lo tanto, no afrontarían este tipo de situaciones "adultas".

Sin embargo, no es la única causa. La hipótesis de la autora es que los adolescentes se comportan de manera diferente dependiendo de cuán hostil e implacable les parezca su entorno local, una idea que los científicos llamaron "teoría de la historia de la vida".

Según esta teoría, en tiempos más difíciles de la historia, los adolescentes se vieron obligados a adoptar una "estrategia de vida rápida", creciendo más rápido, reproduciéndose antes y centrándose en las necesidades básicas.

En cambio, ahora la vida en Occidente es generalmente más indulgente y las familias son más ricas –al menos en promedio–; por ello, es posible que los adolescentes adopten una "estrategia de vida lenta", retrasando la transición a conductas más adultas y maduras. Twenge explica:

"En épocas y lugares donde la gente vive más tiempo, la atención sanitaria es mejor y la educación tarda más en finalizar, la gente suele elegir tener menos hijos y criarlos con más cuidado".

Salen menos y se ven menos cara a cara: la "generación iGen"

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Imagen de Freepik

Otra conclusión a la que llegó el estudio es que, a principios de la década de 2010, los estudiantes de 17-18 años salían con mucha menos frecuencia que los de 13-14 años en la década de 1990.

Por otro lado, la cantidad de tiempo que los adolescentes pasan con sus amigos cara a cara ha disminuido desde la década de 1970, pero la caída se aceleró especialmente después de 2010, justo cuando el uso (y consiguiente abuso) de teléfonos inteligentes comenzó a crecer. Y mucho peor con la llegada de la pandemia, en 2020, cuando los problemas de salud mental en niños y adolescentes se triplicaron, en gran parte debido a la soledad y el aislamiento..

Twenge los describe como la generación "iGen" (o generación Z), y son aquellos nacidos entre 1995 y 2012 que vivieron toda su infancia con móvil y redes sociales, que están constantemente conectados con sus amigos a través de medios digitales y que pasan hasta nueve horas al día en promedio frente a las pantallas.

Los adolescentes de ahora se comunican con sus amigos a través de sus teléfonos móviles, pero no llamándose; ni siquiera cara a cara.

Según los hallazgos, comparados con los de hace décadas, también es menos probable que los adolescentes de hoy en día vayan a fiestas, salgan con amigos, tengan citas, viajen en coche por diversión, vayan a centros comerciales o vayan al cine.

En la siguiente gráfica se muestra la proporción de adolescentes que quedan con sus amigos "casi todos los días" en las últimas décadas. Como vemos, la tendencia ha ido decreciendo.

Se sienten más solos que nunca

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Imagen de Freepik

Y no solo se ven menos cara a cara con sus amigos, sino que además, se sienten más solos que nunca. Podemos hipotetizar que lo primero explica en parte lo segundo, ya que la autora y sus colaboradores encontraron que la caída en el tiempo cara a cara se aceleró después de 2010, lo que coincide con un aumento en sus sentimientos de soledad

El siguiente gráfico muestra las tasas de soledad entre los adolescentes. Y, otra vez, en los últimos años, este sentimiento de soledad se acrecentó durante la pandemia.

soledad-adolescentes

Investigaciones más recientes de Twenge, como este de 2021, muestran que la soledad entre adolescentes de entre 15 y 16 años aumentó casi el doble entre 2012 y 2018 en 36 de los 37 países estudiados. 

Sin embargo, la soledad solo es la punta del iceberg, ya que las tasas de depresión e infelicidad en los adolescentes de 10 a 19 años son las más altas en la última década. Los adolescentes viven una 'tristeza persistente", y las chicas son las más afectadas. 

Qué podemos hacer como padres

Como padres, debemos adoptar una postura de comprensión, sostén  y apoyo hacia los hijos, no de crítica. Entender que las nuevas generaciones han nacido en otro contexto y con otras dinámicas de relación y comunicación, donde las redes sociales adquieren una gran importancia.

Pero no solo debemos entenderlo, sino también tratar de buscar formas de acercarnos a ellos desde la empatía. Animémosles a salir más, conectemos con sus amigos, fomentemos en casa las horas y los momentos libres de móviles, para crear una comunicación más cercana y abierta, de tú a tú, sin pantallas, que nos permita cultivar la confianza mutua.

Y sobre todo, hablemos de emociones en casa, que puedan sentirse libres de expresar si se sienten solos o no y por qué. Y, finalmente, promovamos su independencia y madurez; que puedan tomar decisiones poco a poco respecto a su vida y puedan responsabilizarse de sus cosas, desarrollando siempre un sentido crítico de la realidad. De esta forma, les estaremos ayudando a volar.

Foto | Portada (Freepik)

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