Hace más de dos años el Ministerio de Sanidad dejó clara su postura en referencia a la homeopatía al publicar un informe que había solicitado a un grupo de expertos para analizar 139 terapias alternativas. En él, dejaban claro que la homeopatía tenía el mismo efecto que un placebo.
No se entiende entonces lo que acaba de hacer el Ministerio de Sanidad, que después de muchos años dejando comercializar productos que no habían probado su eficacia, en vez de hacer lo más lógico, que era evitar su venta, ha hecho todo lo contrario, aceptarla y ascender los productos homeopáticos al rango de medicamentos. No se entiende, pero era de esperar de un gobierno que cree que la mejor manera de alejar la varicela de los adultos es retirando la vacuna a los niños.
¿Intereses económicos?
Mucha gente defiende la homeopatía por considerarla una medicina alternativa que se aleja de la medicina convencional, teóricamente cargada de intereses económicos. No digo que las farmacéuticas no se estén forrando a nuestra costa, pero en gran parte es culpa de los usuarios, que no hacen más que comprar cosas que no necesitan como vitaminas, complementos y fármacos que no son más que parches o pequeñas soluciones al lamentable estilo de vida que llevamos.
Comemos mal, somos sedentarios y vivimos inmersos en un mundo que va más deprisa de lo que podemos tolerar. El cuerpo se queja, la mente se queja y también nuestra conciencia, que nos hace tomar vitaminas creyendo que así compensaremos las carencias de nuestra dieta.
Volviendo a la homeopatía, los defensores no deben saber que los productos homeopáticos están hechos por farmacéuticas que también están haciendo un negocio multimillonario. En España, por ejemplo, se calculan unos beneficios de 60 millones de euros anuales (menos mal, que han venido a salvarnos de las otras farmacéuticas que solo piensan en el dinero).
Lo más fuerte no es eso. Lo increíble es que las otras farmacéuticas, las que trabajan con medicamentos de verdad, tienen que entregar a Sanidad informes de sus fármacos mostrando que son seguros, de calidad, y que producen un efecto demostrado. Mientras tanto, Boiron y compañía, sólo tienen que entregar informes demostrando que sus "medicamentos" son seguros y de calidad. Nada referente a si tienen algún efecto o no. Vamos, que al Ministerio de Sanidad le da igual si hacen algo o si equivale a tomar bolitas de caramelo.
Repito la pregunta ¿intereses económicos? Eso parece, pero ¿por parte de quién?
Por cierto, aprovecho para hablar del mejor homeópata de la ciudad donde resido. Vive en el centro, en una lujosa casa de tres plantas esquinera. Lleva años visitando y antes se ceñía a los principios homeopáticos: recomendaba sus productos, pero instaba a los pacientes y madres a no tomar o dar lo que el pediatra o médico les mandaba. Esto es lógico (según la homeopatía), porque las sustancias homeopáticas son similares, es decir, para tratar un síntoma la persona debe tomar algo que lo provoque. Si no puedes dormir, tienes que tomar algo que no te deje dormir, pero diluido: coffea, o sea, café diluido a la mínima expresión. Si te duele la cabeza, tienes que tomar algo que te provoque dolor de cabeza. Si tienes fiebre, algo que te la produzca. Si tienes una reacción alérgica, algo que la aumente: histaminum. Todo eso diluido al mínimo. No tiene sentido dar un similar y a la vez un contrario. No tiene sentido dar histamina a un niño con alergia y a la vez darle un antihistamínico (medicamento de verdad).
Últimamente, en cambio, el amigo debe pensar que ya ha hecho mucho dinero y que lo último que necesita ahora es una demanda o similar, así que ya no quita nunca el tratamiento del pediatra. Simplemente, añade sus bolitas mágicas para complementar y aumentar las defensas (todo mentira, pero él sigue haciendo caja).
¿La homeopatía es mentira?
Sí, hasta que no se demuestre lo contrario es mentira. Sí, ya sé que a muchos os ha funcionado, pero es que por cada persona a la que le funciona yo os puedo traer a una a la que no le funciona. Muchas cosas, muchas dolencias responden a lo que he comentado antes: estrés, una vida ajetreada, malvivir, etc., solo con el simple hecho de tomar algo para estar mejor, ya estamos haciendo algo por mejorar. Si además creemos que eso funciona, es muy posible que nos encontremos mejor. Esto es el efecto placebo, que es el que se le atribuye a la homeopatía.
Para decir que no es mentira, que hace algo, que puede ser considerada medicamento, debería demostrar, en un estudio serio en el que nadie supiera qué toma, que las personas que toman homeopatía de verdad están mejor que los que toman una sustancia que no hace nada. Esto no ha sucedido todavía. La última gran revisión de todos los estudios hechos hasta la fecha se hizo en 2010 y decía lo mismo que siempre: no hace nada, más allá del efecto placebo.
Pero los niños no saben lo que es el efecto placebo
Esto me lo dicen muchos padres y muchas madres: no tengo razón, porque los niños no saben lo que es el efecto placebo y sin embargo, mejoran. Entonces yo pregunto: ¿mejoran? ¿quién lo dice? ¿quién da el remedio?
Las respuestas, obvias: los niños mejoran, sí, como todos mejoramos de casi todo lo que nos pasa, a no ser que sea una enfermedad más o menos aguda y grave. La mayoría de cosas que nos pasan se curan solas. Ahora bien, quien dice que mejoran son los padres, que son los que han dado el remedio que creen que funciona. El efecto placebo actúa sobre los padres, que por el hecho de dar al niño bolitas ya consideran que se va a encontrar mejor.
Por eso los estudios de verdad no se hacen preguntando a los padres, sino que se hacen a doble ciego: ni los niños saben lo que están tomando, ni la persona que da el remedio al niño sabe qué está dando. Así no hay factor de confusión.
Pues lo dicho, los estudios a doble ciego dicen todos lo mismo: los niños que toman homeopatía no se curan más, ni antes, ni más rápido, ni cogen menos enfermedades que los niños que toman un medicamento falso.
Bien por el Ministerio
Así que solo me queda decir lo de siempre, la marca España es el hazmerreír del resto del mundo... seguro que nos miran como quien mira un programa de humor o similar, pues cada día damos titulares de lo más variopintos y ridículos. Pero lo peor ya no es eso, lo peor es que hasta los mismos españoles nos sentimos cada vez más de ese modo.
La pena es que luego eso no se vea reflejado en las urnas y que siempre tengamos una válvula de escape (alias "La Roja") para mirar hacia otro lado. Así nos va.
Ahora venga, todos a gastar el dinero que no tenemos en cosas que no hacen nada y las farmacias a recomendarnos bolitas y remedios que no hacen nada pero cuestan una pasta (excepto las raras excepciones que saben que no hacen nada y se niegan a venderlos).
Vía | El País
Foto | Fotomontaje realizado con fotos de Torsten Mangner
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