Un exceso de actividades puede producir en el pequeño dolores de cabeza, dificultades para conciliar el sueño, falta de apetito, etc., estas son algunas de las evidencias físicas. En cuanto a las psicológicas, los pequeños tienen problemas a la hora de controlar sus emociones, es difícil que se relajen y aparecen preocupaciones exageradas que no son acordes a la edad. Los expertos que han elaborado el estudio indican que es necesaria una colaboración a tres bandas a la hora de decidir sobre las actividades extraescolares, padres, hijos y profesores deben armonizar a la hora de seleccionarlas. Además, hay que tener muy en cuenta las preferencias del pequeño y no someterlo a las preferencias de los adultos.
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