La radiación ionizante es un tipo de energía liberada por los átomos en forma de ondas electromagnéticas o partículas. Aunque las personas estamos expuestas a fuentes naturales de radiación ionizante, son las fuentes artificiales, como los rayos X y algunos dispositivos médicos los que nos preocupan. La radiación puede provocar daños en los órganos y tejidos dependiendo de la dosis recibida o de la dosis absorbida. Y, en los últimos tiempos, nuestros niños están más expuestos a las radiaciones ionizantes en el ámbito médico.
Por eso, la Organización Mundial de la Salud ha publicado un documento en el que se pone el acento en los riesgos de la radiación en la imagenología pediátrica, es decir, en todas aquellas aplicaciones clínicas en el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades humanas que utilizan la radiación ionizante. Radiografías, tomografías... ¿ya ha pasado tu hijo por ahí?
Los avances de las tecnologías que utilizan radiación ionizante han incrementado progresivamente el número de aplicaciones clínicas en el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades humanas, lo cual ha tenido un impacto positivo en la población pediátrica. Estas son algunas aplicaciones:
La radiografía computadorizada y digital está sustituyendo a la radiografía convencional (con película), proporcionado imágenes que están disponibles inmediatamente para ser analizadas y distribuidas por vía electrónica, con menores costos y un acceso más fácil.
La tomografía computarizada (TC) es un instrumento valioso para estudiar las enfermedades y lesiones pediátricas, que a menudo remplaza procedimientos diagnósticos menos exactos o más invasivos.
Los procedimientos intervencionistas guiados por fluoroscopia permiten evitar opciones quirúrgicas que conllevan un riesgo relativamente mayor de eventos adversos en los niños.
La medicina nuclear posibilita estudios estructurales y funcionales, hecho que es especialmente evidente con las técnicas híbridas.
La radiología odontológica ha evolucionado, y en algunas regiones los dentistas y ortodoncistas utilizan cada vez más la TC de haz cónico para obtener imágenes tridimensionales de la cara y los dientes.
Estos avances permiten salvar vidas y tienen un valor diagnóstico incuestionable, pero la OMS recuerda que el uso inapropiado o inexperto de esas tecnologías puede dar lugar a exposiciones innecesarias que aumentan los riesgos y no aportan beneficios adicionales a los pacientes pediátricos.
¿Cómo usar la radiación en medicina minimizando riesgos?
Es cierto que las dosis de radiación emitidas durante los procedimientos diagnósticos son bajas y no es previsible que produzcan lesiones agudas, pero los procedimientos intervencionistas guiados por imágenes pueden emitir dosis suficientemente elevadas para producir efectos como lesiones cutáneas.
Los riesgos no deterministas son especialmente preocupantes en la imagenología pediátrica, dado que los niños son más vulnerables que los adultos a padecer determinados tipos de cáncer y tienen por delante más tiempo de vida para que aparezcan los efectos a largo plazo de la radiación en la salud.
Lo que propone la OMS, entonces, es que se mejore la seguridad de la radiación en la imagenología pediátrica, minimizando los riesgos, y que sus beneficios se ponderen frente a los riesgos de la exposición a la radiación. Resumiendo, se trataría de aplicar los dos principios de la protección radiológica en medicina: justificación de los procedimientos (realizar el procedimiento correcto) y optimización de la protección (realizarlo correctamente, manteniendo las dosis tan bajas como sea razonablemente posible).
Por lo tanto, en la imagenología médica habría que utilizar la mínima dosis posible para obtener imágenes diagnósticas adecuadas. Y además los profesionales sanitarios que piden o realizan pruebas radiológicas de imagen en niños tienen la responsabilidad compartida de comunicar adecuada y eficazmente los riesgos de la radiación a los pacientes y a sus padres.
Claro, esto sería posible si los profesionales médicos fueran conscientes de estas cuestiones, pero la propia OMS señala que los conocimientos de los profesionales sanitarios sobre las dosis de radiación y sus riesgos en la imagenología médica pueden ser escasos.
En el documento publicado por la OMS, titulado "Comunicación sobre los riesgos de la radiación en la imagenología pediátrica", se discuten los diferentes enfoques para establecer ese diálogo en el entorno clínico, y en particular la comunicación con el paciente pediátrico. Ofrece consejos prácticos para respaldar el diálogo sobre los riesgos y los beneficios, e incluye ejemplos de preguntas frecuentes y las correspondientes respuestas, que también se pueden utilizar para elaborar materiales informativos para los pacientes y sus familias.
También se examinan aspectos éticos relacionados con la comunicación sobre los riesgos de la radiación en la imagenología pediátrica y se examinan algunos conceptos y principios de la protección radiológica, la forma de aplicarlos en niños...
En definitiva, es fundamental reducir la exposición de los niños a las radiaciones en la atención médica, pero sin que se reduzca la calidad de la asistencia. Esperamos que estas cuestiones y los consejos de la OMS lleguen a muchos profesionales médicos, ya que nuestros hijos están en sus manos. Y la próxima vez que nos manden una radiografía, que sea porque es absolutamente necesario.
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Más información | OMS
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