Seguramente hemos oído esta frase durante los últimos días, y es que Sanidad ha puesto en marcha una nueva campaña para fomentar un uso más racional de los medicamentos, ya que su uso inadecuado puede provocar problemas de salud que precisen atención médica.
Precisamente lo de "Pues a mí me funciona" (o "A mi hijo le funciona") es algo que se suele decir cuando hablamos de algunos males de los pequeños, lo cual puede llevarnos a pensar que automedicarse o medicar nosotros mismos a los niños no entraña riesgos.
Pero existen usos peligrosos que pueden estar motivados por la utilización innecesaria o no justificada de medicamentos o el incumplimiento de la pauta nosológica y de la duración del tratamiento, algo que sí nos aclara el pediatra cuando acudimos a él por alguna dolencia de los niños. Todo medicamento tomado a dosis distinta a la recomendada puede actuar como tóxico y dañar a diferentes órganos o sistemas del cuerpo.
Recordemos que la receta médica es el documento que asegura la instauración de un tratamiento con medicamentos por instrucción de un médico, un odontólogo o un podólogo, en el ámbito de sus competencias respectivas, únicos profesionales con facultad para recetar medicamentos sujetos a prescripción médica.
Además, recordamos que los medicamentos se hallan a la cabeza de las intoxicaciones más frecuentes en la infancia según datos de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP).
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) señala que no hay que decir nunca a los niños que un medicamento es un caramelo, pues podríamos incitarle a cogerlo y tomárselo por su cuenta. Tampoco conviene administrar medicamentos a oscuras, para evitar confusiones de medicina o de dosis.
Para evitar los peligros de envenenamiento en el hogar, los medicamentos han de estar bien guardados, fuera del alcance de los niños. Es importante recordar que ningún medicamento es inocuo, y menos para los niños.
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