La tos ferina es una enfermedad del pasado que ha sido controlada con la llegada de la vacuna (en España en 1965) y que en la actualidad debería estar erradicada, pero que lamentablemente vuelve a sonar en los últimos años.
Parece mentira que en el año 2015 se den noticias como la muerte de un bebé de 15 días por tos ferina, una enfermedad muy contagiosa cuyos casos han aumentado notablemente en los últimos años, no sólo en los países pobres, donde mata a cientos de miles de niños, sino también en países desarrollados a causa del descenso de las tasas de vacunación.
El niño fue ingresado el 16 de octubre en Hospital Materno Infantil de Málaga y murió cuatro días después debido a las complicaciones provocadas por la enfermedad. El bebé no estaba aún vacunado, ya que la primera dosis se administra a los dos meses de vida.
¿Qué es la tos ferina?
La tos ferina es una enfermedad provocada por la bacteria Bordetella pertussis que se contagia por vía respiratoria, por las gotitas respiratorias exhaladas al respirar y hablar y por el contacto por las manos.
Comienza como un catarro normal, pero que en los días y semanas siguientes se agrava y parece que no acaba nunca. Es toser sin parar, accesos de tos que no cesan, agotando al bebé y pudiendo causar insuficiencia respiratoria, cianosis (color azul por falta de oxígeno), e incluso la muerte. Los niños menores de un año son quienes sufren las formas más graves de esta enfermedad. Cuanto más pequeños, más grave.
Los antibióticos pueden ayudar a controlar la enfermedad si se inician enseguida. El problema es que, como los primeros síntomas son los mismos que un resfriado normal, el diagnóstico suele ser tardío, cuando la tos ya es persistente.
La vacuna de la tos ferina
La vacuna de la tos ferina forma parte de la vacuna hexavalente (junto a tétanos, difteria, hepatitis B, etc.) y se administra a los bebés a los 2 meses de vida, y se vuelve a administrar a los 4 y 6 meses, a los 18 meses y otra vez a los 4-6 años.
La vacuna tiene una protección muy limitada. Es por eso que se administra tan seguido, por ese motivo la AEP recomienda repetirla a los 11-12 años y también la recomienda en embarazadas, para cubrir el período desde el nacimiento hasta los dos meses de vida que se administraría la primera dosis.
Vacunar a las embarazadas, una buena solución
Ya que el recién nacido no puede ser vacunado hasta los dos meses, una buena solución que se está estudiando generalizar es la de vacunar de la tos ferina a todas las embarazadas y así transmitir los anticuerpos al bebé a través de la placenta.
En España, la administración de esta vacuna depende de la comunidad en la que se viva. La vacunación de embarazadas, que debe hacerse entre la semana 27-28 y la 36 de gestación, está incorporada en los calendarios vacunales de Asturias, Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Navarra y el País Vasco.
Lo más triste de este caso, es que el ginecólogo de la madre le recomendó que se aplicara la vacuna durante el embarazo, ella intentó comprarla en farmacias, pero no la consiguió, e, incluso, intentó sin éxito que se la administraran en un centro de salud.
Estudios realizados para analizar el efecto de la vacunación en embarazadas y tras el parto han demuestrado que cuando se vacuna a las mujeres durante el embarazo, los casos de tos ferina disminuyen hasta en un 33%, las hospitalizaciones hasta en un 38% y las muertes hasta en un 39%.
En cambio, si se vacuna a las mujeres tras el parto, los casos disminuyen en un 20%, las hospitalizaciones en un 18% y las muertes en un 16%.
Para la embarazada es una vacuna segura, que no afecta al desarrollo del bebé y protege al bebé durante los dos primeros meses de vida, un período que, si se produce el contagio, puede provocar graves complicaciones en bebés e incluso la muerte, como lamentablemente ha sucedido en este caso. Algo que no debería haber sucedido.
Vía | El Mundo
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