Aunque se sabe que los niños son menos susceptibles a sufrir las consecuencias graves de la Covid-19 que los adultos, su capacidad para infectar a su familia conviviente en la misma casa, no está clara. Sin embargo, conocerlo es muy importante para saber cómo prevenir la transmisión del SRAS-CoV-2 en los colegios y las casas.
Ese era el propósito de un gran estudio retrospectivo realizado por científicos de China y Estados Unidos, en los hogares de Wuhan. Publicado en la prestigiosa revista The Lancet, descubrió que los niños y los adolescentes eran menos vulnerables a la infección que los mayores de 20 años, pero más propensos a transmitirla a otros.
Los bebés y los mayores de 60 años son los más vulnerables
Esta investigación incluyó a 20.000 familias de Wuhan, el epicentro de la primera ola de este coronavirus: a los hogares de todos los casos de Covid-19 confirmados por laboratorio o clínicamente y a los casos asintomáticas de coronavirus confirmadas por laboratorio, identificadas por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan entre el 2 de diciembre de 2019 y el 18 de abril de 2020.
Su propósito, conocer la transmisibilidad en la familia del coronavirus y los factores de riesgo asociados a la infección, así como saber qué personas son más susceptibles a contagiarse.
Los resultados de este estudio arrojan estos resultados muy esclarecedores:
Las personas mayores de 60 años son los más vulnerables a la infección por el SARS-CoV-2.
Los bebés de cero a un año tienen un mayor riesgo de infectarse que los niños de 2 a 12 años.
Los niños y adolescentes menores de 20 años tenían más probabilidades de infectar a otros que los adultos de 60 años o más.
Los pacientes asintomáticos son mucho menos propensos a infectar a otros que los casos sintomáticos.
Las personas sintomáticas tienen más facilidad para contagiar a otros antes de la aparición de los síntomas que después.
Los investigadores explican la importancia de estas conclusiones para controlar la propagación del virus:
"La elevada infectividad de los niños infectados por el SARS-CoV-2 pone de manifiesto la necesidad de planificar cuidadosamente la apertura de los centros escolares".
Pero hay más: "la vulnerabilidad de los bebés al virus apoya la idea de que los cuidadores de los niños tengan prioridad para vacunarse".
Concluye el equipo de investigadores:
"cuando sea factible, se podrían aislar los casos y poner en cuarentena a los contactos familiares fuera de sus hogares para prevenir la transmisión en el hogar, especialmente cuando son presintomáticos".
Vía | News Medical Life Sciences
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