¿Qué es mejor, confiar ciegamente en la medicina para tratar las dolencias de nuestros hijos o confiar en la sabia naturaleza, nuestro poder de autocuración y el uso de terapias alternativas? Pues no lo sé, quizás haya que buscar de entre todos los términos medios uno en el que confiemos en la medicina, pero sin abusar, alejándonos del "medicarlo todo" y del "medicar nada".
Y es que en los últimos años muchas familias que no han confiado en la medicina han acabado pagándolo muy caro, como por ejemplo los padres de una niña de 18 meses, que vieron como su pequeña moría por una otitis que derivó en meningitis, por decidir tratarla con homeopatía y terapias herbales en vez de con antibióticos.
Según cuentan en News, la niña, como muchos de los niños de hoy en día (pocos niños no han tenido nunca una otitis), cogió una infección de oído que los padres decidieron no tratar con la medicina moderna, sino con los remedios que utilizaban habitualmente (homeopatía y remedios herbales). Al parecer, no confiaban en las vacunas ni en todos los avances médicos, confianza que habían perdido después de mucho tiempo investigando al respecto.
Teniendo en cuenta que la mayor parte de otitis son víricas, la decisión podría haberles salido bien, porque cuando son víricas se resuelven por sí mismas. Sin embargo, esto no sucedió, pues había una bacteria proliferando en su oído que no se detuvo y fue a más, hasta el punto de derivar en una meningitis.
Viendo que la niña estaba cada vez peor, acabaron por acudir al hospital, donde ya nada pudieron hacer por ella. Al hacer la autopsia y analizar el origen de la infección, el Dr. James A. Terzian (responsable de la autopsia) afirmó que un antibiótico común habría salvado a la niña.
Un caso parecido, sucedido en 2013
En marzo de 2013, tal y como comentamos hace un par de años, Ryan Alexander Lovett, un niño de siete años, fallecía también por no ser tratado con antibióticos para superar una infección por Estreptococo del grupo A, que se trata con antibióticos de uso habitual. La madre prefirió darle homeopatía hasta que a los 10 días vieron que ya no había nada que se pudiera hacer para salvarle.
Esto sucedió en Canadá y el niño no solo no fue llevado esa vez al médico, sino nunca en realidad, y no porque fueran padres descuidados, sino simplemente porque no confiaban en la medicina actual. Como allí, por ley, los padres tienen la obligación de dar comida, alojamiento, cuidados y atención médica a sus hijos, fueron considerados culpables de su muerte.
Y otro caso por culpa de la homeopatía, allá por el 2011
¿Cuál es el problema de la homeopatía? Que no tiene efectos primarios. No tiene efectos secundarios, eso lo sabemos todos, pero tampoco primarios. Es decir, no provocan ningún cambio en el cuerpo, más allá de la sugestión psicológica de tomarte algo, o lo que es lo mismo, el conocido efecto placebo. Te tomas algo que piensas que te va a sentar bien, que te va a curar, y enseguida empiezas a encontrarte mejor.
En muchas dolencias leves esto no conlleva ningún riesgo ni es ninguna irresponsabilidad, porque como todos sabemos, el cuerpo tiene la capacidad de curarse solo de muchas cosas (gracias a su sistema inmunitario). Si hablamos de enfermedades más importantes, entonces tenemos un problema, porque las hay que pueden ir empeorando, cada vez más, hasta el punto de acabar con una vida, si no se pone remedio antes.
Hablé de este caso en el 2011, cuando unos padres fueron acusados de homicidio por tratar con homeopatía a Luca Monsellato, un niño de 4 años que tuvo la mala suerte de tener un padre homeópata.
Luca cogió una infección respiratoria que derivó en neumonía y su padre le trató con homeopatía y remedios naturales.
Cuando los padres no vacunan...
Otros niños han perdido la vida o han estado cerca de ello por culpa de no ser vacunados. Los padres se informan, llegan a la conclusión de que la medicina convencional no les gusta, no les convence y de que todo en general es un negocio, incluidas las vacunas, y optan por no vacunarles.
A finales de Junio nos hicimos eco de una noticia terrible, que nos dolió más por tenerla cerca de casa, por ser un niño de aquí, de España. Tenía seis años de edad, nunca había sido vacunado y se le detectó un mes antes difteria. Pese al tratamiento, no pudo superar la enfermedad y murió.
Dos años atrás, en 2013, una familia se arrepintió de no vacunar a su hijo cuando cogió el tétanos, una enfermedad que le dejó, con siete años, en una situación muy vulnerable.
Y en febrero de 2015, en un brote de sarampión en Alemania que no están consiguiendo controlar porque el número de niños vacunados no alcanza el mínimo deseable, tuvieron que lamentar la muerte de un niño de 18 meses que no superó la enfermedad.
Pero... las vacunas tienen efectos secundarios
No he dicho lo contrario. Las vacunas tienen efectos secundarios posibles, como todo medicamento, pero sabemos que son efectivas para prevenir enfermedades muy importantes y peligrosas. ¿Que un niño puede morir tras administrarse una vacuna? Sí, puede pasar, porque hay personas con sensibilidad a algún componente de las vacunas, o de algún fármaco. Ahora bien, ¿qué es más peligroso, la vacuna, o no vacunar? Pues teniendo en cuenta lo peligrosas que son algunas enfermedades contagiosas, en caso de dejar de vacunarnos éstas empezarían a aparecer de nuevo en brotes y epidemias y las muertes serían más que las que producen las vacunas.
Pero la medicina también es peligrosa
Claro. Estamos hablando de médicos, personas humanas que toman decisiones diversas cada día y recetan drogas. No podemos esperar que sea infalible, porque no lo es. Los medicamentos son drogas, sustancias que nos modifican por dentro de una u otra manera y que tienen unos efectos deseados y pueden tener otros no deseados. Por eso los padres tenemos que ser sensatos y tratar las cosas que deben ser tratadas.
No puede ser que porque el niño tenga 3 mocos se le dé un jarabe, o porque tosa dos veces, o porque tenga dos décimas de más en el termómetro... los medicamentos son para usarlos cuando son necesarios y cuando vemos que pueden ayudar al niño a encontrarse mejor, porque se encuentra realmente mal. Para cosas más banales, lo de toda la vida: paciencia y una correcta hidratación.
Por eso hablo de un término medio. Un punto en el que vayas al pediatra y si ve que lo que tu hijo tiene no necesita medicación te diga "no tienes que hacer nada especial, solo espera, ve dándole líquidos, que esté bien hidratado, y vamos viendo cómo continua", y te vayas a casa sin pensar que "vaya pediatra, que no me manda nada"... porque si al día siguiente el niño se encuentra peor, quizás sí sea necesario tratarle y entonces te dará lo que necesita, pero si está mejor, le habrás ahorrado a tu hijo un fármaco que no necesitaba.
Un término medio en el que no caigas en la tentación de demonizar la medicina, pensando que no es más que un negocio que trafica con tu salud y saltes a la homeopatía, un campo en el que no se invierte nada en investigación y tiene unos beneficios netos altísimos (también es un negocio): los preparados homeopáticos tienen un precio muy elevado si tenemos en cuenta su eficacia, que es nula... vamos, que sueño cada noche con encontrar una manera más fácil de hacer dinero (meter bolitas de azúcar en botecitos de plástico y cobrarlos como si sirvieran para mucho), sólo que me frena mi ética personal, esa que me dice "haz negocio, pero no juegues con la salud de la gente"... ahí es cuando se desmonta mi castillo de naipes y me quedo como estoy.
¡Pero la homeopatía funciona!
No, no funciona, como acabáis de ver en los casos que os he explicado. Y no solo por esos casos, sino porque los estudios han demostrado una y otra vez que no hacen nada más allá del mencionado efecto placebo. Como tampoco quiero alargarme más en este sentido, os dejo un enlace en el que ya puse las referencias bibliográficas en las que se demostraba que la homeopatía no tiene ningún beneficio en los niños, ni para curarles de nada, ni para prevenir nada.
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