Las infecciones parasitarias intestinales, comúnmente conocidas como “lombrices”, son muy frecuentes en niños en edad escolar. Dadas las molestias que estos parásitos suelen ocasionar, debemos ser cuidadosos en su prevención y adoptar medidas que ayuden a evitar el contagio.
Pero en contra de lo que se suele creer, comer chucherías no se relaciona con la aparición de estos parásitos; es decir, no existe evidencia científica que avale este mito tan escuchado.
Debemos limitar el consumo de golosinas en niños, pero no porque provoquen lombrices
Aunque nos lo adviertan con contundencia nuestras abuelas o madres, e incluso nosotros mismos se lo hayamos repetido a nuestros hijos alguna vez, lo cierto es que no hay ninguna relación entre el consumo de chucherías y dulces con la aparición de las lombrices.
Así lo manifiesta también la AEPap en su blog "Familia y Salud", en donde explican por qué esta creencia tan extendida es completamente falsa.
Esto no significa que debamos dar vía libre a nuestros hijos para que tomen golosinas de manera habitual, pues su consumo sí está relacionado con otros problemas como la aparición de caries dentales, desequilibrios nutricionales, obesidad, inapetencia...
En definitiva, las chucherías son un "alimento" cargado de azúcar, glucosa, colorantes y calorías vacías que no aporta nada bueno al organismo, y cuyo consumo debemos evitar o hacerlo muy excepcional.
¿Por qué aparecen las lombrices?
Coloquialmente, a los parásitos intestinales se les denomina "lombrices", aunque hay que distinguir entre distintos tipos.
Los oxiuros son uno de los parásitos más comunes en nuestro entorno, siendo especialmente frecuentes en la etapa infantil y llegando a afectar al 40-50% de niños en edad escolar.
Los oxiuros inmaduros se localizan en el intestino delgado, mientras que los adultas viven en el intestino grueso. Desde allí, las hembras migran por la noche hacia los márgenes del ano y sus proximidades, depositando los huevos que contienen las larvas.
El síntoma principal es el picor anal y perineal, generalmente nocturno. Esto se debe a la secreción pegajosa que dejan los huevos para adherirse a la piel. El picor intenso produce molestias en el niño, llanto, irritabilidad o pesadillas.
Pero, ¿cómo llegan estos parásitos al intestino del niño?
Al producirse picor anal, el niño se rascará y los huevos de los oxiuros se quedarán bajo las uñas, ingiriéndolos cuando se meta las manos en la boca y acabando nuevamente en su intestino, donde se convertirán en adultos y empezará otra vez el ciclo.
Igualmente, el niño podrá contagiar a otras personas al contaminar superficies, objetos o alimentos con sus manos.
Cómo prevenir las lombrices
En este sentido, la principal medida de prevención pasaría por mantener una correcta higiene personal y del hogar; lavándose las manos varias veces al día y siempre después de ir al baño (o cambiar pañales), hacer jardinería, jugar con tierra y por supuesto, antes de comer o cocinar.
También debemos procurar que el niño lleve las uñas cortas y limpiarlas con un cepillo suave en cada lavado de manos. Igualmente, hemos de inculcarle la importancia de no morderse las uñas.
En caso de producirse el contagio o tener sospechas de ello, debemos consultar con el pediatra, quien nos indicará el tratamiento a seguir para eliminar las lombrices y sus huevos.
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