Cuando nuestro bebé nace, tras un buen rato con mamá, con quien hace su primera toma, es medido y pesado para tener una referencia de cuál será su evolución.
Es bien sabido que lo habitual a partir de ese momento es que empiece a perder peso. Suena peligroso, suena a error que deba solucionarse, pero es algo prácticamente inevitable y normal que pronto se soluciona (si todo va bien).
Ahora bien, la pérdida de peso tiene un límite y debemos estar atentos de que la situación se revierta, así que hoy vamos a tratar de dar respuesta a dos preguntas al respecto: ¿Por qué pierden peso los bebés y cuánto pueden llegar a perder?
¿Por qué pierden peso?
Hay tres razones principales por las que los bebés, pese a ser alimentados a demanda desde que nacen, pierden peso:
- La expulsión del meconio: pasadas unas horas desde que nacen los bebés expulsan su primera caca, el meconio, una sustancia viscosa, oscura, pegajosa y hasta podría decir que difícil de limpiar, resultado de todo lo que el bebé ha ido tragando durante el embarazo. En realidad, las siguientes cacas también serán de un aspecto similar, así que se calcula que el bebé viene con 90 gramos de meconio en sus intestinos que claro, al eliminarlos, hacen bajar el peso del bebé.
- Los bebés también orinan: pues sí. No solo hacen caca, sino también pipi, y no solo una vez, sino varias al día. Mediante la orina, y quizás a través del sudor, pierden líquido y peso.
- Aún comen poco: En el vientre de mamá recibía "alimento" constantemente a través del cordón umbilical, pero una vez nace eso se acaba. El bebé está consumiendo energía solo por el hecho de vivir. Aunque apenas se mueva, aunque duerma, su cuerpo necesita energía, y al principio no comen demasiado. Si el bebé es amamantado estará tomando calostro, que es una sustancia muy importante para el bebé por su composición, pero que le llega en poca cantidad. No es un error, debe ser así. El estómago del bebé está recibiendo alimento por primera vez y en el momento de nacer empieza a colonizarse con la flora que recibe en sus primeros contactos con el exterior y que le ayudarán a digerir lo que coma. Al principio tiene que comer poco (pero a demanda, la naturaleza ya se encarga de ello). Si está tomando leche artificial no tendrá calostro, pero la norma es la misma: un recién nacido no puede tomar más de 10 ml por toma el primer día, así que no será suficiente para evitar la pérdida de peso.
¿Cuánto peso pierden?
Esta es una pregunta difícil de responder, porque algunos pierden muy poco y otros mucho. No hay una única respuesta, así que tenemos que hablar de un rango, un porcentaje de peso que se considera normal. El problema es que aún no se sabe cuánto es ese porcentaje.
Se suele decir que lo normal es que pierdan entre un 5% y un 7% del peso de recién nacido, aceptándose como límite un máximo del 10% (si nace con 3,200 Kg, que pierda 320 gramos). Algo así como "en el momento en que llegue al 7% debemos poner especial atención para evitar que llegue al 10%. Si llega al 10% es que no lo hemos sabido resolver". Es decir, habría que intentar no llegar a ese 10%, porque si llegamos entonces hay que correr. Vamos, solucionarlo sí o sí. No podemos hacer pruebas y encontrarnos con que al volver a pesarlo ha llegado ya al 11% o 12%.
¿Que por qué digo que no se sabe bien cuál es ese porcentaje? Pues porque recientemente se ha realizado una nueva revisión de estudios sobre este tema y no se puede decir que la conclusión sea clara. Hablo de un análisis de estudios en los que se valora el peso de los bebés nacidos a término, sanos y alimentados de forma exclusiva con leche materna.
En dicha revisión vieron que la pérdida de peso promedio de estos bebés varió entre un 3,79% y un 8,6%, y que el punto en el que la mayoría de los niños habían perdido el mayor peso se produjo entre los 2 y los 4 días después del nacimiento. A partir de ese momento empezaban a ganar peso.
Sin embargo, evidenciaron defectos metodológicos significativos en la investigación: lagunas en la recopilación de datos, falta de documentación del tipo de alimentación de los bebés, muestra insuficiente de bebés alimentados exclusivamente con lactancia materna, bebés que perdieron más peso que salieron del estudio, etc., y concluyeron que se necesitan estudios clínicos bien diseñados que aborden estas limitaciones.
Vamos, que nuevos estudios bien realizados podrían arrojar cifras diferentes y por eso, a falta de información más fidedigna nos seguiremos moviendo en las cifras que hemos comentado. Una pérdida máxima del 7-8% y a partir de ese momento valorar muy bien el camino a seguir para intentar no sobrepasar el límite, la línea roja, que supone perder un 10% del peso.
¿Actuar? ¿Darle biberón?
Actuar es hacer una valoración y seguimiento urgente y a conciencia. Valorar la toma para ver si hay un problema de posición (mala posición, dolor al mamar, grietas en la madre, pezón que queda deformado tras la toma, etc.). Ver cómo mama el bebé, qué hace, si se duerme enseguida, si tras dormirse enseguida pide otra vez llorando o descansa un rato, si está haciendo caca, de qué color es la caca, si el bebé tiene un frenillo sublingual o retrognatia, si la madre puede tener algún problema hormonal que esté afectando a su producción, si le está dando a demanda, de manera frecuente, si el parto fue bien, si tuvo alguna hemorragia, si fue por cesárea y hubo separación, si le han dado chupete, si le han dado algún biberón, si...
Y en base a todos esos datos, actuar. Promoviendo quizás la extracción de leche para aumentar la producción y suplementar al bebé con jeringa (dedo-jeringa), dándole quizás leche artificial, también con jeringa, para evitar que siga perdiendo peso mientras se buscan soluciones, etc. Lo que haga falta para conseguir que el bebé gane peso mientras se ayuda a la madre a dar el pecho, si es lo que quiere.
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