Por qué estar a favor de las vacunas infantiles

Las alarmas están empezando a sonar cada vez con más fuerza. Lo que hace escasos años era más o menos controlable se está empezando a descontrolar, y hablo de los brotes de enfermedades que gracias a las vacunas infantiles estaban casi controladas y que, a raíz de la moda antivacunas, se están dando en todo el mundo.

Dice UNICEF que la vacunación salva vidas en todo el mundo, sobretodo en los países en vías de desarrollo donde la mortalidad es elevada, pero también contribuyen en los países desarrollados, como el nuestro, a que la población tenga un mejor nivel de salud y menores riesgos de padecer enfermedades importantes, que no es poco.

Desde Bebés y más apoyamos a UNICEF, lógicamente, porque creemos que todo el mundo debería luchar por un bien común, que no es otro que tratar de ofrecer a nuestros niños la mejor salud posible y una de las medidas que más previene la enfermedad es la vacunación. De hecho, creo que lo mejor que puede hacer un sistema de salud nacional por la salud de un niño es vacunarle.

La OMS también se posiciona

Son muchas las cosas que se han dicho hasta ahora acerca de las vacunas, muchas de ellas inciertas y que tienen como objetivo descalificarlas. La OMS publicó un documento muy interesante hace un tiempo en el que hablaba de seis ideas falsas acerca de las vacunas, en el comentaba los siguientes puntos:

  • Aunque la higiene, la mejoría de la nutrición y otros aspectos del entorno ayudaron a mejorar mucho la salud de niños y adultos, las vacunaciones masivas fueron las que controlaron las enfermedades que previenen.
  • Las personas no vacunadas siempre enferman más de las enfermedades para las que no han sido protegidas que las personas vacunadas, aunque la efectividad no es del 100%
  • Es cierto que existen lotes de vacunas defectuosos. En tal caso los padres y profesionales deben conocer los números de los lotes para evitar que sean utilizados. Esto, por desgracia, sucede también con otros medicamentos e incluso con alimentos para bebés, como las fórmulas de leche para bebés.
  • Las vacunas, como cualquier medicamento, tienen posibles efectos secundarios, la mayoría leves. Estadísticamente se calcula que el riesgo de padecer algún síntoma por la vacuna es inferior a las probabilidades de enfermar en caso de no vacunarse.
  • Las enfermedades, aunque se dan con distinta incidencia en diferentes países, se mueven, porque las personas también se mueven. Cuantas menos personas se vacunen mayor riesgo habrá de contagios, puesto que de igual manera que vienen gentes de otros países, ciudadanos de nuestro país viajan a países donde el riesgo de contagio, no estando vacunados, es mucho mayor.
  • Los bebés pueden vacunarse de varias vacunas al mismo tiempo sin que ello suponga un perjuicio para su salud.

Los virus no han sido erradicados

Cuando los papás preguntan sobre qué llevan las vacunas infantiles y se les explica, muchos no entienden por qué se vacuna a su hijo de enfermedades como la poliomielitis, la difteria o la tos ferina, si las tasas son bajas (o bajísimas) y en algunos casos no hay noticias de la enfermedad en España desde hace décadas.

Pues bien, la razón es que los virus no están erradicados en el mundo y por eso, y ahora más que nunca que, como he dicho, las fronteras entre los países están cada vez más difuminadas, es necesario seguir vacunando a cuantos más niños mejor, para evitar que corran riesgo ahora o cuando sean adultos.

Por solidaridad

En un mundo cada día más egoísta el acto de vacunar a nuestros hijos se convierte en un bien egoísta (quiero que mi hijo esté más sano que todos los niños que no se pueden o quieren vacunar) y a la vez en un acto solidario, porque cuando la mayoría de los niños se vacunan, todos aquellos que no pueden vacunarse o que aún no se han vacunado, están protegidos.

Es lo que se llama inmunidad de grupo. Si la mayoría de la población no puede coger una enfermedad, las minorías difícilmente la cogerán, porque nadie les puede contagiar. Por eso, vacunando a nuestros hijos y siendo mayoría, los niños y adultos enfermos, en situación de riesgo, que no pueden vacunarse por contraindicación médica no podrán enfermar (o tendrán muy pocas probabilidades). Además tampoco podrán contagiarse los bebés, que hasta los dos meses no reciben sus primeras vacunas y que hasta los 12 meses no están protegidos de los virus del sarampión, de la rubéola ni de la parotiditis.

Esto es importante porque, como padre, si alguna vez tuviera otro hijo, me gustaría saber qué niños de su entorno (primos, amigos, etc.) no están vacunados, para saber qué riesgos correría. Puede sonar mal, pero no me haría demasiada gracia que mi hijo cogiera una enfermedad evitable porque alguien ha decidido no vacunar a sus hijos.

Por eso vacunar se convierte en un acto de solidaridad: estando todos protegidos, casi nadie podrá enfermar de las enfermedades para las que existe vacuna, ni siquiera los no vacunados.

Por coherencia

Millones de niños mueren por enfermedades que podrían haberse evitado si hubieran tenido acceso a las vacunas infantiles. En España, en cambio, no sólo podemos acceder a ellas, sino que nuestro sistema nacional de salud las compra para que nuestros hijos puedan estar vacunados.

Imaginad la cara que se le quedaría a una madre que acaba de perder a su hijo en un país pobre si alguien le explicara que allí arriba, en los países ricos, la gente no quiere poner esas vacunas a sus hijos porque creen que son malas.

Lo más coherente es tratar de conocer un poco los datos y la situación y, sabiendo que no vacunando a tus hijos los estás poniendo en riesgo, como riesgo corren los que no tienen acceso a las vacunas infanitiles, llevarlos al pediatra para que hagan, como digo, lo mejor que pueden hacer por tu hijo, que es vacunarle para prevenir enfermedades importantes.

Quizás la seguridad social debería dejar de subvencionarlas y que cada padre y madre las pagara de su bolsillo. Quizás así se valorarían más (ya sabéis, lo que es gratis parece que no tiene valor).

Porque si no los vacunas, las enfermedades vuelven

Dicen los antivacunas que antes de que existieran las vacunas las enfermedades ya estaban remitiendo y que, de no haberse vacunado a la población, ahora estaríamos igual o incluso mejor.

Esto es mentira y ahora, por desgracia, se está empezando a ver la luz, porque habiendo descendido las coberturas vacunales están empezando a emerger de nuevo enfermedades ya casi erradicadas.

No sé vosotros, pero yo como sanitario tengo un “cabreo" monumental. Los padres que no han vacunado a sus hijos se han estado aprovechando de todos los niños que sí se han vacunado y encima han ido explicando a los cuatro vientos lo sanos que están sus pequeños, precisamente, porque todos los demás estaban vacunados y nadie les podía contagiar.

Ahora que el mensaje de los colectivos por la libre vacunación (antivacunas) ha calado en la población y que las coberturas vacunales están descendiendo las enfermedades están volviendo a aparecer, aumentando vertiginosamente los casos de niños y adultos enfermos, los ingresos hospitalarios, creándose campañas de vacunación masiva para tratar de frenar la epidemia y proteger a los bebés, etc.

Vamos, que gracias a las mentiras de los colectivos antivacunas el gasto sanitario está aumentando absurdamente (porque de haber estado vacunados esto no habría sucedido) y la salud de las personas enfermas y de los bebés se está viendo amenazada, porque cuantas más personas tengan una enfermedad, mayor es el riesgo de contagio.

Mañana explicaremos por qué es peligroso no vacunar a los niños y cuáles son los datos de algunas enfermedades emergentes.

Foto | mak1e, USACE Europe District en Flickr
En Bebés y más | Por un calendario de vacunación único en España, La vacunación del bebé prematuro, Carlos González responde a la pregunta: “vacunas sí o vacunas no”

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