El eccema es una enfermedad inflamatoria de la piel de origen alérgico caracterizada por una erupción con picor. En la actualidad, al menos uno de cada diez bebés padece eccemas durante el primer año de vida y se calcula que la mitad de ellos desarrollará en el futuro algún otro tipo de alergia como asma o alergia al polen.
Al igual que todas las enfermedades de origen alérgico, el eccema se propaga a pasos agigantados en la población infantil, por eso se realizan constantemente investigaciones para encontrar la forma de prevenirlo.
En ese sentido, un equipo de investigación del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (CSIC) de Valencia ha estudiado el papel de las bacterias intestinales en el desarrollo del sistema inmunológico del bebé.
Han encontrado que suministrar bacterias prebióticas (aquellas que ayudan a reforzar nuestro sistema inmunológico) a bebés y a sus madres con un historial familiar de afecciones alérgicas reduce la aparición de eccemas o dermatitis atópica.
Ya hemos sabido que los probióticos podrían ayudar a aliviar los cólicos del lactante y que también ayudan a proteger contra las alergias alimentarias, por eso se plantearía la posibilidad de agregar estas sustancias en las leches infantiles.
Aclaremos que los bebés alimentados con leche materna se benefician de una dosis extra de inmunización ante las alergias, y por ende también ante los eccemas, gracias a los anticuerpos y prebióticos naturales que contiene la leche que aportan un equilibrio saludable de las bacterias intestinales, primera barrera defensiva del organismo.
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